Como cada día desde que se conoció la sentencia del Tribunal Supremo
 condenando a penas de entre 9 y 13 años a los nueve presos y presas 
políticas en las cárceles de Lledoners, Mas d'Enric y Puig de les 
Basses, un par de centenares de personas han cortado este domingo la avenida Meridiana entre las 20 y las 22 horas. 
Llevan así 56 noches, algunas de muy tranquilas y otras, como las de la última semana, con las unidades de las Brimo de los Mossos d'Esquadra intentando impedir la protesta en una arteria importante de entrada y salida de la ciudad.
La de la Meridiana es la única acción diaria contra la sentencia del 
Supremo que se mantiene viva interrumpidamente desde el 14 de octubre, 
ya que otras acciones realizadas por los CDR en otras vías de acceso a Barcelona son mucho más esporádicas. 
Y el gran movimiento que lidera Tsunami Democràtic
 reserva su capacidad de actuación para acciones de enorme impacto 
mediático, como la que tiene previsto realizar el próximo día 18 en el partido de fútbol Barça-Madrid
 que se disputará por la noche en el Camp Nou. Unas 10.000 personas ya 
se habían inscrito a principios de la semana pasada para participar en 
la jornada de movilización de la que se desconocen los detalles por 
ahora.
La protesta de la Meridiana y el Tsunami Democràtic son, en el fondo,
 dos caras de la misma moneda de la organizada sociedad civil catalana 
reacia a dejar perdida en el olvido la injusta situación judicial. No es
 fácil. 
La asamblea de la Meridiana debatía esta noche del domingo cómo 
mantener su protesta y no quedar absorbida —y domesticada— por la 
cotidianeidad de una simple concentración autorizada y dirigida por las 
autoridades, donde los manifestantes se convierten en simples testigo de
 un corte ejecutado previamente por los Mossos. 
Meridiana Resisteix,
 como se conoce esta acción diaria, intenta evitar que la rutina los 
devore, que el sistema los integre, como una interrupción programada más
 de las que diariamente registra de la ciudad. No es fácil.
La próxima semana se cumplirán los dos meses de la sentencia. Poco a 
poco, el independentismo, o una parte importante de él, ha absorbido el 
golpe que ha supuesto la sentencia y ha asumido las duras condenas. La 
lucha de las protestas es ahora también para evitar caer en la 
resignación.
(*) Periodista y director de El Nacional

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario