PARÍS.- Las heladas registradas en Francia en primavera hacen presagiar una vendimia muy perjudicada y los volúmenes esperados de vino podrían ser "históricamente bajos", según el Ministerio francés de Agricultura.
"Con
 37,6 millones de hectolitros, la cosecha de 2017 sería un 17% inferior a
 la de 2016, y un 16% menor que la media de los últimos cinco años", 
indicó Agreste, la oficina de estadísticas del Ministerio de Agricultura
 en su última publicación, de este sábado.
Sería
 así una cosecha "históricamente baja e inferior a la de 1991, que 
también se vio afectada por una severa helada", añade la publicación.
Todas
 las cuencas vinícolas se vieron afectadas por una fuerte helada en 
primavera, pero las peor paradas serían las de Burdeos, Charentes, 
Alsacia y Jura. También se prevén pérdidas en Bourgogne-Beaujolais, 
Sudoeste, Languedoc y Sudeste.
Las
 viñas de la región mediterránea, por su parte, se vieron afectadas por 
otro fenómeno, también meteorológico, la caída de las flores o de las 
bayas jóvenes, debido en general a un incidente en el momento del 
florecimiento o de la fecundación.
Este fenómeno afecta particularmente a las cepas Grenache del valle del Ródano.
Según
 los cálculos del ministerio, la cosecha de vinos para aguardientes 
caerá un 31%, a 5,36 millones de hectolitros, frente a 7,72 millones de 
hl en 2016.
Para
 los vinos con Denominación de Origen Protegida (DOP) se espera una 
caída del 12%, con 18,45 millones de hl frente a los 20,9 de 2016. Los 
vinos con Indicación Geográfica Protegida (IPG) caerían un 15%, a 10,89 
millones de hectolitros frente a 12,8 el año pasado.
Para
 los vinos sin identificación geográfica, la caída de la producción se 
calcula en 27%, a 2,9 millones de hl, desde 3,9 millones en 2016.
Para
 desdramatizar, Philippe Faur-Brac, el mejor sumiller del mundo en 1992,
 recordó un refrán de viticultor: "Agosto madura y septiembre vendimia 
la uva".
"Aún
 es muy pronto para sacar conclusiones sobre la calidad del vino de este
 año, que dependerá del clima hasta la vendimia y de las condiciones de 
cosecha. De momento, las condiciones climáticas no son del todo malas, 
pero en lo que respecta a la cantidad, será económicamente tenso, eso 
está claro", dijo.
La
 principal esperanza para el reequilibrio son los sistemas de "reserva" 
que practican algunos vinicultores, como el Chablis o Champagne, donde 
una parte del vino se guarda de un año para otro sin comercializarse, lo
 que permite atenuar la incidencia de las vicisitudes climáticas.
"Como 2016 fue un gran año, eso permitirá en ciertas regiones regular los volúmenes y la calidad", consideró Faure-Brac.
Pero
 no todas las regiones practican este sistema, y no todos los 
viticultores franceses tienen garantías contra las heladas o el granizo.
 De hecho, solo un 25% las tienen.
Algunas
 propiedades que tienen "pocas existencias" y que ya sufrieron una 
helada o granizo el año pasado, estarán en una situación "difícil", 
señaló Bernard Farges, presidente del comité nacional de las DOP/IPG.

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