MADRID.- Una calle de Marbella. El policía municipal ordena detener el vehículo,  cuyo conductor ha realizado una maniobra prohibida. La multa  correspondiente se paga con fondos reservados del Ministerio del  Interior unos días después. El coche es de alquiler para no levantar  sospechas. El infractor es un policía nacional que evita identificarse  como tal. Nunca se habían extremado tanto las precauciones para  investigar a un hombre y su círculo de intereses. Ni siquiera las más  altas autoridades policiales de Málaga están al tanto de lo que se está  cociendo: agentes llegados desde Madrid, que viven en pisos francos y  evitan pisar una comisaría, vigilan cada movimiento de un empleado  municipal de Marbella llamado Juan Antonio Roca. Lo cuenta 'El País'.
Roca no es un asalariado cualquiera. Ni siquiera es un gerente de  Urbanismo cualquiera. En ese invierno de 2005, Roca es el hombre más  importante de Marbella. "Tengo todo el poder", se atreve a confesarle a  un abogado. "El Ayuntamiento soy yo", dice.
Casi cinco años  después, Roca es memoria viva del principal caso de corrupción  urbanística conocido en España. Hoy está previsto que comience el  juicio del caso Malaya. Será el mayor celebrado hasta la fecha,  con 95 acusados en el banquillo y un sumario de 200.000 folios ordenados  en 196 tomos. Muchas son las voces que pronostican la dificultad de  gobernar un juicio semejante, que puede alargarse más de un año.  Marbella exportó un modelo de urbanismo en el que arraigaron el cohecho y  la prevaricación. Y su gestor fue Roca. Desde entonces hasta hoy,  numerosos casos de corrupción salpican España.
»EL DESPACHO DE ROCA.  El centro del poder. Es una habitación amplia, funcional, al fondo de  la sede de Planeamiento 2000, SL, la empresa municipal que gestiona el  urbanismo de la ciudad, en la avenida de Ricardo Soriano, la principal  arteria de Marbella. La oficina tiene dos puertas. Una comunica con la  antesala donde trabajan sus secretarias. La otra conecta directamente  con el exterior. Es una salida discreta, reservada para las visitas que  no deben pasar por el acceso principal. Sobre la mesa, Roca llega a  tener alineados hasta nueve teléfonos móviles. Algunos se los ha  facilitado su asesor de seguridad, Jaime Hachuel Fernández, apodado El Coronel,  según algunas fuentes un antiguo miembro del Centro Nacional de  Inteligencia (CNI).
 Uno de los terminales es un modelo inglés que  utiliza una línea cifrada para evitar que alguien pueda interferir sus  comunicaciones, pero Roca no tiene suerte en ese aspecto: a veces, su  interlocutor se olvida de apretar un determinado botón, el sistema no  funciona, y la conversación puede ser escuchada.
Demasiada gente  llama a Roca a su despacho. Por cualquier motivo, no solo para pedir  dinero. Le telefonean incluso para pedirle permiso para intervenir en un  programa de televisión, para recibir instrucciones sobre lo que hay que  decir sobre la situación en Marbella. Son frecuentes las llamadas del  jefe de la Policía Local, Rafael del Pozo. Posiblemente le informó de  que sus hombres habían detectado dos coches camuflados de la Policía  Nacional cerca de su domicilio. Para eso necesitaba nueve teléfonos  móviles: nada importante pasaba en Marbella sin su conocimiento. "Cada  uno tiene su función", llegó a explicarle a un empresario.
Tiempo  atrás, la policía trató de convertir a Roca en confidente. Su  colaboración era fundamental para investigar al alcalde Jesús Gil, que  había fundado un partido (Grupo Independiente Liberal, con las siglas de  su apellido) cuyo objetivo no era otro que trasladar el modelo  implantado en Marbella a otros lugares de la costa, dos de ellos tan  sensibles como Ceuta y Melilla. Y Gil estaba teniendo éxito. Roca  colaboró un tiempo. No mucho. Luego lo dejó. Se sintió más cómodo  colaborando con dos funcionarios del CNI que se hacían llamar Tomás e  Ignacio. Esa información llegó a oídos del juez Miguel Ángel Torres: en  todo caso, fue determinante para que se adoptaran por parte de la  Policía precauciones excepcionales en la investigación. 
Quizás Roca  pensaba que con el CNI estaría más protegido, que podía gozar de mayor  inmunidad y seguir incrementando su riqueza a costa del patrimonio de  Marbella. Estaba seguro de que alguien le avisaría de cualquier  contrariedad.
La Operación Malaya no nació por casualidad.  Formalmente, todo empezó el 13 de octubre de 2005, cuando Jorge  González, un funcionario marginado de sus funciones como jefe del  servicio jurídico de Urbanismo de Marbella, acudió a testificar sobre  unas irregularidades en las obras del hotel Guadalpín. En un momento  dado, González habló de Roca y explicó que "actuaba como si fuera el  alcalde en los temas urbanísticos".
 "Es la persona que decide  absolutamente", dijo. Y añadió que en Marbella se cumplía "al 99%" todo  lo que decidía Roca. Al final de su testimonio, González advirtió que  temía que pudiera sucederle algo después de lo que había declarado. Para  el joven juez Torres, que había adquirido cierta notoriedad en la  investigación de la Operación Ballena Blanca, donde afloraron algunas  cosas que estaban sucediendo en Marbella, ese testimonio fue suficiente  para abrir unas diligencias y judicializar una investigación que llevaba  unos meses esperando una oportunidad. En términos policiales, se había  realizado un trabajo de "inteligencia" previo a la puesta en marcha de  la operación. Lo que no sospechaba Torres era que uno de sus compañeros,  con quien comentaba algunos casos y con quien había compartido piso  meses atrás, el juez Francisco Javier de Urquía, había recibido  presuntamente dinero de Roca para comprarse un piso.
Sin esa  información previa, la Operación Malaya quizás habría sido un fracaso.  Aún hoy, pocos se han preguntado cómo una investigación que provocó más  de cien detenciones y un auténtico terremoto en la Costa del Sol se  fraguó en tan solo cinco meses, un tiempo récord para una operación de  tanta envergadura. Sin esa información previa, sin esa inteligencia  preliminar, no habría sido posible.
La estrategia se diseñó desde  Madrid. Se formó un equipo entre la Policía, la Agencia Tributaria y la  Fiscalía Anticorrupción. Se incorporó al equipo a los mejores expertos  policiales en blanqueo de capitales y esos no eran otros que quienes  habían trabajado en su día contra los narcotraficantes gallegos. Se  dispuso un reparto de tareas muy estricto: todas las labores de  vigilancia se realizarían desde Madrid, con policías enviados desde la  capital, con coches alquilados para no levantar sospechas una vez que se  detectó que la Policía Local de Marbella hacía labores de  contravigilancia en favor de Roca. Se alquilaron pisos francos, se  constituyeron empresas pantalla para dar cobertura al trabajo de algunos  agentes, se evitó acudir a las notarías de la Costa del Sol o a los  registros de la propiedad para no levantar sospechas. Solo un pequeño  grupo de agentes de Málaga, al mando de un comisario, investigaría el  patrimonio de Roca en la Costa del Sol, pero no se informó de ello a las  altas instancias policiales de la provincia.
Y a pesar de todo  ello, cuando fueron a detener a Roca a su domicilio, este no se sintió  sorprendido. "Les estaba esperando", dijo a los agentes. En su casa de  Murcia, a donde se desplazaba con frecuencia en helicóptero, no  encontraron un solo papel. Una de sus secretarias, Ainoa C. G., en una  declaración posterior ante el juez, dijo: "A partir de noviembre de  2005, cambió de actitud. Nos hizo quitar documentación sobre Maras  Asesores, Marqués de Velilla, Condeor, Marbella Airways, Masdevalia y  One Properties. Creo que dio esas instrucciones porque no quería que la  gente supiera que esas sociedades son suyas y porque quería abandonar  Marbella".
Roca tuvo la certeza de que le estaban investigando.  Quizás pensó que no llegarían tan lejos. O estaba convencido de que  funcionaría la "protección".
»LA ALCALDÍA. No es acorde con el presunto glamour  de Marbella. Decoración descuidada, no exenta de un toque de  austeridad. No es un espacio generoso. Una mesa de madera noble con un  sillón a juego preside la estancia. A la izquierda, un tresillo en tonos  amarillos algo desgastado. Así era en el invierno de 2005. En realidad,  nunca fue el centro del poder municipal. Gil gobernó casi siempre desde  la sede del Club Financiero Inmobiliario, una empresa de su propiedad.  Cuando hubo de abandonar la alcaldía en 2003, el despacho lo ocupó  Julián Muñoz, un concejal que en tiempos fue camarero y regentó algún  negocio de hostelería. Julián Muñoz hizo carrera en la prensa rosa tras  un romance con la tonadillera Isabel Pantoja. 
Ganó las elecciones por  mayoría absoluta y, desde ese momento, comenzó a tener ideas propias en  materia de urbanismo, aconsejado por la cantante, según fuentes  políticas. Muñoz se atrevió a destituir a Roca. Sobre su mesa de la  alcaldía tenía una foto de su nieto y otra de Isabel Pantoja.
Pero  el poder siguió en manos de Roca y la noche del 31 de julio de 2005 una  moción de censura acabó con el Gobierno de Muñoz. Nunca hubo duda de  que Roca movió todos los hilos para colocar a Marisol Yagüe, ex cantante  rociera, como alcaldesa, y asegurarse el respaldo de Isabel García  Marcos, la cabeza de lista del PSOE, nombrada teniente de alcalde. Para  entonces, los deseos de enriquecimiento de los ediles superaban toda  prudencia.
"Roca se reunía todos los lunes y los martes con la  alcaldesa y el resto de concejales", explicó ante el juez otra de sus  secretarias, María José L. H. "Él nunca se desplazaba a ver a nadie,  pero cuando llamaba a la alcaldesa, a algún concejal o al jefe de la  Policía Local venían inmediatamente a despachar con él. Roca no recibe  en ningún caso instrucciones de los concejales. Más bien creo que es al  contrario".
En las semanas previas al despliegue policial, el  ambiente político en la ciudad estaba muy cargado. La entonces  alcaldesa, Marisol Yagüe, que suplía su incapacidad de gestión con altas  dosis de populismo, había sido denunciada por impago por un constructor  que había reformado su chalé, La Madrugada. El constructor, Alberto  Piñana, había contado al juez que la regidora le debía cerca de 950.000  euros por las obras -que incluyeron, según él, tirar y levantar el mismo  tabique una decena de veces- y que Yagüe había tratado de abonar los  trabajos con fondos municipales. La publicación de este escándalo alarmó  a Roca, que ya sospechaba que la Policía andaba tras sus pasos. En una  conversación telefónica incluida en el sumario, Roca le confiaba al  entonces jefe de la Policía Local, Rafael del Pozo: "Es que yo no sé  cómo esta chica... Yo voy a hablar muy seriamente con ella".
Otros  concejales tenían conciencia de que sus días felices estaban contados.  El 3 de enero de 2006, el concejal de Tráfico, Victoriano Rodríguez, ya  fallecido, hablaba con el empresario de grúas Ismael Pérez Peña, con  quien supuestamente amañaba el contrato de retirada de vehículos al  depósito municipal:
-Vamos primero a lo de la grúa, a dejarlo bien, y después a por el dinero, que esto se acaba.
-Ya. Coger pisos o lo que sea.
-Lo  que te den. Coge lo que te den, que esto se acaba, Ismael. Lo que  tienes que hacer es coger pisos donde sea porque lo puedes hacer  calderilla.
La ex socialista Isabel García Marcos, otrora azote de  los gilistas, y que se pasó con armas y bagajes al lado oscuro tras la  moción de censura que derrocó a Julián Muñoz, también dejó su frase para  la historia de la corrupción. El 24 de febrero de 2006 García Marcos  hablaba con el también edil José Jaén sobre el proyecto de unos  empresarios para levantar una residencia de ancianos de lujo en  Marbella: "Quiero cobrar provisión de gastos, porque si no, no trabajo;  quiero cobrar el ítem uno, quiero cobrarlo porque nada más sobre el  papel yo genero una plusvalía muy importante (...) No muevo un papel, no  muevo nada, ni siquiera me pongo a leer si no tengo dinero".
Apenas  un mes después de que los policías grabaran esta jugosa conversación,  se inició la primera fase de la Operación Malaya. Para detener a la  teniente de alcalde García Marcos los agentes tuvieron que esperar un  par de días a que regresara de su luna de miel en Rusia. Sin embargo, la  espera mereció la pena: en su domicilio, en el barrio de El Limonar, en  Málaga, los agentes hallaron 378.000 euros en billetes de 500. "Es el  fruto de mi trabajo, una herencia de mi padre y mis regalos de boda",  afirmó.
De nada habían servido los consejos de Roca a los concejales sobre la necesidad de no hablar de ciertas cosas por teléfono.
Para  entonces, el ayuntamiento de Marbella había llegado al paroxismo.  Existía el grupo mixto A, el B, el C, el D, el PSOE, el PP, el Grupo  Socialista y el PA: 17 de los 27 concejales estaban imputados en  diferentes causas. Desde 1991, ocho concejales y el alcalde Gil fueron  condenados por causas relacionadas con la corrupción. Cuando se destapó  finalmente la operación y se practicaron las primeras detenciones, el  Consejo de Ministros tuvo que intervenir el 6 de abril de 2006 el  Ayuntamiento y colocar una junta gestora que presidió el abogado Diego  Martín Reyes, ocupante también de aquel despacho de la alcaldía. Martín  Reyes todavía recuerda que se encontró con un Ayuntamiento que "tenía  unos ingresos corrientes de 300.000 euros y unos gastos de 13 millones".
»EL TRIÁNGULO DE CORULLA EN MADRID. La  sede del bufete de Sánchez Zubizarreta-Soriano Pastor, en la calle de  Fernando VI. No muy lejos, dos oficinas más, una en la calle del  Príncipe de Vergara, 47, la otra a un centenar de metros, en Goya, 59.  Ese era el triángulo en el que se movía Montserrat Corulla, una joven y  ambiciosa abogada que administraba algunas sociedades,entre ellas,  Condeor. Si el poder político de Roca estaba en Marbella, su poder  económico lo tenía desplazado en Madrid. A efectos fiscales, Roca era un  empleado del Ayuntamiento con un sueldo de gerente y una sola cuenta  corriente, cuyos gastos se limitaban a pagar el colegio de su hija. No  había otra propiedad a su nombre. Los intereses de Roca fuera de España  los llevaba, según el fiscal, el abogado marbellí Juan Germán Hoffmann.
Los  abogados Sánchez Zubizarreta-Soriano Pastor gestionaban las sociedades  bajo las que Roca supuestamente ocultó su patrimonio, y la red de  presuntos testaferros que figuraban como administradores del entramado  mercantil. El fiscal atribuye al ex asesor urbanístico inversiones por  136 millones de euros en inmuebles: sus adquisiciones principales son  una finca de 130 hectáreas en San Roque (Cádiz), llamada La Morisca;  otra en Marbella, bautizada como La Caridad; los palacios de Saldaña,  Villagonzalo y de Tepa (en Madrid); hoteles en El Rocío (Huelva) y Los  Alcázares (Murcia), y pisos y chalés en Marbella, Sevilla, Sotogrande y  Baleares. También adquirió obras de arte y objetos de lujo por valor de  27 millones y gastó otros 31 millones en reformar y amueblar sus  viviendas.
Montserrat Corulla gestionaba parte de ese capital y  ello le permitió llevar un alto nivel de vida. Una mujer guapa y  elegante que se movía bien en despachos oficiales. Se hizo popular  cuando durante la pasada campaña electoral, el hoy ministro Miguel  Sebastián, entonces candidato socialista a la alcaldía, interpeló al  alcalde Alberto Ruiz-Gallardón. Para entonces, Corulla había tenido una  experiencia dramática: había pasado varios meses en prisión preventiva  por el caso Malaya. Ahora, su defensa la presenta como una mujer  engañada por Roca, cuya firma fue falsificada en muchos documentos  mercantiles.
La policía está convencida de que Roca nunca sospechó  que habían conseguido desentrañar su red madrileña. Esa fue su  sorpresa. Desde allí operaban más de cien sociedades que gestionaban sus  recursos, una minucia al lado de las que operaban alrededor de Maras  Asesores, su otro despacho en Marbella, un sexto piso en un inmueble  apenas unos metros próximo a la sede de Planeamiento 2000. La  información obtenida en Maras Asesores fue incompleta porque Roca había  decidido ir destruyendo pruebas, pero, con el paso de los meses, la  Policía halló una pista clave en ese despacho.
 Entre los papeles  incautados al economista Salvador Gardoqui, supuesto contable de las  empresas de Roca en Marbella, había un lápiz informático de memoria. Los  agentes lo enchufaron al ordenador. Al ver su contenido entendieron por  qué Gardoqui era el detenido que parecía más abatido moralmente. Allí  estaba toda la contabilidad de sobornos de Roca, "una ganga para la  investigación", según el fiscal Juan Carlos López Caballero.
Las  hojas de Excel de Gardoqui, que tenía su despacho junto al de Roca en la  oficina de Maras Asesores, explicaban todo el circuito del dinero.  Supuestamente, empresarios con intereses en la ciudad pagaban fuertes  cantidades a Roca a cambio de recalificaciones de parcelas, aumentos de  edificabilidad, ventas de terrenos municipales a buen precio. Otros  buscaban prebendas no estrictamente urbanísticas, como la concesión de  la grúa municipal, un negocio que se ha demostrado muy lucrativo, o la  estación de autobuses. Por las hojas de cálculo comenzaron a desfilar  nombres e iniciales de los promotores más potentes de Andalucía: José  Ávila Rojas, Tomás Olivo, Rafael Gómez, Sandokán, Aifos... Todos ellos iban asociados a "aportaciones" en metálico.
Roca  se embolsaba la mayor parte del soborno, según algunas fuentes el 35%, y  repartía el resto entre los concejales del equipo de gobierno  encargados de dar el visto bueno político a decisiones contrarias al  planeamiento urbanístico vigente en la ciudad. Las tarifas de los ediles  variaban en función de su rango en el Consistorio; y las entregas de  dinero negro, en ocasiones de hasta un millón de euros, se fraccionaban  por cada acto administrativo necesario para la edificación: una parte a  la firma del convenio urbanístico que permitía modificar el  planeamiento, otra con la licencia de obras, y la última cuando la  construcción estaba terminada. El fiscal calcula que los 19 empresarios  procesados aportaron a la "caja única" de Roca un total de 33,3 millones  de euros.
»CIUDAD DE LA JUSTICIA EN MÁLAGA. La vista oral  más poblada de la historia judicial española arrancará hoy en la  Audiencia Provincial de Málaga con un procesado protagonista, el ex  asesor urbanístico Juan Antonio Roca, y otros 94 acusados más o menos  secundarios, entre ellos, los ex alcaldes Julián Muñoz y Marisol Yagüe o  la ex teniente de alcalde Isabel García Marcos. El banquillo se  completa con una ristra de concejales rasos, abogados, promotores,  economistas, marchantes de arte y demás personajes en los que Roca se  apoyó para, supuestamente, amasar y blanquear una fortuna que la  Fiscalía cifra en 245,1 millones. Presidirá el juicio el magistrado José  Godino Izquierdo, un hombre apacible y sonriente de 58 años, que se  enfrenta al hecho más relevante en sus 27 años de carrera.
El  juicio, para el que están acreditados 300 periodistas, arrancará con el  estudio, durante un mes, de las llamadas cuestiones previas. Entre  ellas, las presentadas por Roca, quien ha cambiado de abogado porque, al  parecer, no podía abonar su minuta. ¿Una táctica dilatoria más? Hay  especulaciones de todo tipo, entre ellas las de quienes opinan que lo  más rentable para él sería negociar con la Fiscalía y decir la verdad.  "Para él hay solicitada una pena de 30 años. Puede negociar una  considerable rebaja y dejar el juicio resuelto. Ya lo hizo con el juez  Urquía: confesó haberle prestado dinero", comenta uno de los  investigadores del caso.
La información que poseía Roca se ha  convertido en una leyenda urbana en Marbella. No es de extrañar siendo  como fue el hombre cuya palabra se convirtió en ley, el gerente que puso  y quitó alcaldes, el alto funcionario a quien todo el mundo pedía  consejo hasta para saber qué es lo que tenía que decir en público. 
Todavía hoy en día, hay personas que especulan con la identidad de  ciertas iniciales y cifras manuscritas en algunos de sus cuadernos de  notas. Roca tuvo entre sus habilidades la capacidad de ponerle precio a  la voluntad de muchas personas en la ciudad. Ha sido guardián de muchos  secretos de Marbella. Y hay quien sostiene que el día que hable  temblarán los cimientos de Andalucía".
 Los implicados
 -»JUAN ANTONIO ROCA NICOLÁS. Cartagena (Murcia), 1953. Es el supuesto cerebro de  la corrupción en Marbella. El fiscal pide para él 30 años de prisión y  810 millones de euros de multa por blanqueo, prevaricación  administrativa, malversación, fraude y cohecho. Es el único acusado que  está en prisión, desde 2006, condenado por el 'caso Saqueo'. Su esposa y  su hija también están acusadas.
»MARISOL YAGÜE REYES. La Línea de la Concepción (Cádiz), 1954. Alcaldesa de Marbella entre agosto de 2003 y marzo de 2006. Según el juez instructor, Miguel Ángel Torres, era una simple "marioneta" en manos de Roca. Tras seis meses en prisión preventiva, abrió un tablao flamenco. Piden para ella 20 años de cárcel.
»ISABEL GARCÍA MARCOS. Salamanca, 1954. Ex teniente de alcalde expulsada del PSOE por apoyar la moción de censura contra Julián Muñoz. Al salir de la cárcel retomó su puesto de inspectora médica de la Junta de Andalucía. Se enfrenta a 12 años de prisión.
»JULIÁN MUÑOZ PALOMO. Arenal (Ávila), 1947. Ex alcalde de Marbella con el GIL. Implicado en medio centenar de causas por delito urbanístico. El fiscal le reclama 10 años de cárcel y 400.000 euros de multa.
»PEDRO ROMÁN ZURDO. Salamanca, 1942. Ex teniente de alcalde, considerado "la sonrisa del gilismo". Defraudó a Hacienda 2,4 millones de euros. Le piden 21 años de cárcel.
»MANUEL S. ZUBIZARRETA. Segovia, 1944. Jefe de los abogados que gestionaban las sociedades tras las que Roca ocultaba su patrimonio. En su despacho se encontraron 800.000 euros en metálico. Se enfrenta a seis años de cárcel por blanqueo.
»JESÚS RUIZ CASADO. Talveila (Soria), 1959. Dueño de la promotora Aifos, una de las más potentes de Andalucía antes de la crisis. Se le acusa de dar a Roca 4,8 millones de euros a cambio de favores urbanísticos. El fiscal pide para él seis años de cárcel.
»JOSÉ ÁVILA ROJAS. Granada, 1943. Constructor. Su empresa pagó en diversas entregas cinco millones de euros a Roca. Piden para él 10 años de cárcel y 55 millones de multa por cohecho y blanqueo de capitales.
»MARISOL YAGÜE REYES. La Línea de la Concepción (Cádiz), 1954. Alcaldesa de Marbella entre agosto de 2003 y marzo de 2006. Según el juez instructor, Miguel Ángel Torres, era una simple "marioneta" en manos de Roca. Tras seis meses en prisión preventiva, abrió un tablao flamenco. Piden para ella 20 años de cárcel.
»ISABEL GARCÍA MARCOS. Salamanca, 1954. Ex teniente de alcalde expulsada del PSOE por apoyar la moción de censura contra Julián Muñoz. Al salir de la cárcel retomó su puesto de inspectora médica de la Junta de Andalucía. Se enfrenta a 12 años de prisión.
»JULIÁN MUÑOZ PALOMO. Arenal (Ávila), 1947. Ex alcalde de Marbella con el GIL. Implicado en medio centenar de causas por delito urbanístico. El fiscal le reclama 10 años de cárcel y 400.000 euros de multa.
»PEDRO ROMÁN ZURDO. Salamanca, 1942. Ex teniente de alcalde, considerado "la sonrisa del gilismo". Defraudó a Hacienda 2,4 millones de euros. Le piden 21 años de cárcel.
»MANUEL S. ZUBIZARRETA. Segovia, 1944. Jefe de los abogados que gestionaban las sociedades tras las que Roca ocultaba su patrimonio. En su despacho se encontraron 800.000 euros en metálico. Se enfrenta a seis años de cárcel por blanqueo.
»JESÚS RUIZ CASADO. Talveila (Soria), 1959. Dueño de la promotora Aifos, una de las más potentes de Andalucía antes de la crisis. Se le acusa de dar a Roca 4,8 millones de euros a cambio de favores urbanísticos. El fiscal pide para él seis años de cárcel.
»JOSÉ ÁVILA ROJAS. Granada, 1943. Constructor. Su empresa pagó en diversas entregas cinco millones de euros a Roca. Piden para él 10 años de cárcel y 55 millones de multa por cohecho y blanqueo de capitales.
La Pantoja, el juez Urquía y los 30 hijos del 'caso Malaya'
Los investigadores del caso Malaya encontraron un hilo de  corrupción mucho más largo del que se podía abarcar en un único sumario,  por grande que este fuera. Los dos jueces instructores de la causa,  Miguel Ángel Torres y Óscar Pérez, apoyados por el fiscal Juan Carlos  López Caballero, realizaron una labor de minería y clasificación del  material que ha dado origen a 30 procedimientos nuevos. Estos casos se  desgajaron de la causa principal, cuyo juicio arranca hoy en Málaga,  para no hacer eterna la instrucción que ha llevado más de cuatro años.
La  mayoría de las causas pendientes, que la Audiencia Provincial de Málaga  ha aceptado investigar, corresponden a supuestos delitos de blanqueo de  capitales y a resoluciones administrativas del Ayuntamiento de Marbella  que favorecen a los empresarios que pagaron sobornos al ex asesor  urbanístico Juan Antonio Roca Nicolás.
Sin embargo, la pieza malaya  más conocida popularmente, y que la prensa del corazón ha identificado  sistemáticamente con la causa principal sin pertenecer a ella, son las  diligencias previas 3.517/07. Bajo este número figura la investigación  por blanqueo de capitales contra la cantante Isabel Pantoja, para quien  el fiscal pide tres años y medio de prisión.
El 2 de mayo de 2007,  en una operación televisada casi en directo pese a las prevenciones  policiales, la tonadillera fue detenida. Los documentos incautados en  julio de 2006 a su anterior pareja, el ex alcalde Julián Muñoz, acabaron  salpicando gravemente a la artista. Según la Fiscalía, Pantoja hizo  pasar como suyos 1,8 millones de euros que supuestamente había recibido  su ex novio como sobornos de promotores.
En su escrito, el fiscal  López Caballero explica que entre 1991 y 2003, años en los que fue  concejal y alcalde del Grupo Independiente Liberal (GIL), amasó una  fortuna ilícita de 3,5 millones de euros. Según los cálculos del  ministerio público, el ex alcalde y su familia gastaron al menos 310.051  euros más de los que consiguieron ganar de forma legal, como las rentas  del trabajo.
El ex regidor se apoyó en su popular novia para  ocultar el dinero. Entre otras operaciones, una sociedad de Pantoja,  Franbel Artis, adquirió un apartamento en el famoso hotel Guadalpín de  Marbella, propiedad del grupo Aifos. Sin embargo, en la investigación  quedó patente que en las cuentas de la sociedad solo había 15 euros, y  que de las cuentas personales de la cantante no salió ni un solo euro  para esta operación. 
El fiscal considera que el lujoso apartamento,  valorado en 353.695 euros, fue abonado íntegramente por Muñoz "con cargo  a fondos ocultos de procedencia delictiva". Además, la cuenta desde la  que se pagaba la hipoteca del chalé de Pantoja en Marbella se nutría  indirectamente con fondos en efectivo de Julián Muñoz.
Otro  personaje que se hizo tristemente famoso a la sombra de Roca fue el ex  magistrado Francisco Javier de Urquía. Este juez fue condenado por  cohecho después de que el ex asesor urbanístico admitiera que le había  pagado 73.800 euros a cambio de que prohibiera la emisión de un programa  de televisión que indagaba en su fortuna. 
El Tribunal Superior andaluz  condenó a Urquía en primera instancia a dos años de prisión, siete de  inhabilitación y multa por prevaricación y cohecho. Finalmente, el  Supremo anuló el cargo de prevaricación y dejó la condena en 21 meses de  suspensión para el cargo de juez y multa de 73.800 euros.
Urquía,  ex titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Marbella, recibió  después otra nueva condena por cohecho y prevaricación. En este caso, se  consideró probado que el ex juez cobró 60.000 euros de Azan Khan, un  imputado en el caso Hidalgo, que instruía Urquía, a cambio de dejarle en libertad tanto a él como a su esposa y su hijo.

3 comentarios:
¿Y qué pasa en la Región de Murcia y en otras limítrofes? ¿No utilizan ciertos gobernantes a las fuerzas de seguridad para reprimir a manifestantes pacíficos y todo tipo de protestas, incluso algunas contra intereses particulares que les afectan?
Gracias a los "Urquías" de Cartagena...en Cartagena no passa nada.
Pd. Por cierto, aquí se os olvidó poner: El murciano?
Cuando un cartagenero destaca en algo bueno se le llama murciano pero si no, se insiste en lo de cartagenero, luego querrán que no haya enfrentamientos.
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