LEÓN.- “Soy nacido en Ponferrada - El Bierzo y mi familia es de Alba de 
Tormes - Salamanca. Y lo tengo clarísimo, no soy leonés ni me siento 
leonés”, afirma Jose Francisco Alemán a La Vanguardia.
“León, desde que se juntó con Castilla, solo ha ido para atrás y 
estamos hartos: queremos seguir con España, pero no con Castilla”, 
asegura Ricardo Lozano.
Todo empezó cuando, en una especie de ejercicio del derecho a la 
autodeterminación autonómica dentro de la Constitución española,
 el Ayuntamiento de León reclamó la segregación de esta provincia, de 
Zamora y de Salamanca de la actual Castilla y León para formar una nueva
 comunidad autónoma —la de la región leonesa—.
PP y Ciudadanos ven en esta reivindicación un contagio del desafío 
independentista catalán, mientras que el alcalde socialista, José 
Antonio Díez, la justifica por motivos identitarios y económicos.
En cualquier caso, ha quedado claro que la ciudadanía quiere aportar su visión sobre esta polémica.
“Estoy a favor de una autonomía propia y diferenciada para León. 
Siempre lo he estado. Hace ya casi 40 años, León quedó englobada en un 
conglomerado de provincias y cuya denominación, la única con una 
conjunción copulativa, ya expresa una anomalía de origen”. 
“Fue la última Comunidad Autónoma en constituirse, a Segovia
 la obligaron por Real Decreto, y en la provincia de León los partidos 
hegemónicos variaron su posición y, entre presiones y traiciones, la 
incluyeron en una estructura que replica el centralismo estatal y de la 
cual escaparon a tiempo las provincias de Santander y de Logroño, 
reinventadas como Cantabria y La Rioja”. 
“No obstante, poco después, ayuntamientos leoneses y la Diputación de
 León se desdijeron de los anteriores acuerdos y votaron a favor de 
constituir una comunidad leonesa, acuerdos que el Tribunal 
Constitucional desestimó, afirmando la constitucionalidad de los 
acuerdos de integración, mediante sentencia 89/1984, de 28 de 
septiembre, en la cual, no obstante, el Alto Tribunal no se pronunciaba 
“sobre el problema de si la provincia de León puede o no segregarse, 
ahora o en el futuro, de la Comunidad Autónoma a la que pertenece en la 
actualidad”. 
“Desde entonces, todo ha ido a peor en las tres provincias de la 
Región Leonesa o País Leonés, es decir, las de León, Zamora y Salamanca,
 tal y como figuraron en el Decreto de 1833 de Javier de Burgos, y que 
se tomó como base para el mapa autonómico, salvo en el caso de León, dos
 provincias de Castilla la Vieja -segregadas Santander y Logroño-, 
Castilla la Nueva, con la creación ‘ex novo’ de Madrid como autonomía y 
la incorporación de Albacete, segregada de Murcia”. 
“Y así, el País Leonés, cuyas estructuras poblacional -más pueblos, 
numerosas juntas vecinales que han heredado la administración de los 
bienes comunales de los concejos-, alimentaria -diversidad, gran número 
de marcas de calidad, IGP, Denominaciones de Origen, etc.- industrial 
-un ‘tejido empresarial’ más diversificado-, etc., no son las de 
Castilla, como lleva años estudiando el grupo ‘Proyecto León’”.  
“De esta forma, las peculiaridades de las zonas montañosas, de 
nuestros numerosos y caudalosos ríos y de sus interfluvios, quedan al 
margen de las preocupaciones de los dirigentes de los partidos 
‘sucursalistas’, burocratizados y creadores de redes clientelares que 
siempre han intentado acallar el descontento -esa ‘desazón leonesa’ 
mencionada por el ensayista Juan Pedro Aparicio- de los leoneses, que 
mal que bien ha mantenido vivo un conflicto territorial”. 
“Todo eso tiene un correlato simbólico nada desdeñable, 
desde el intento de ocultar la misma existencia del Reino de León y de 
acomodar la historia al novedoso e inédito mapa creado en 1983 -nunca 
hubo una mínima estructura politico-administrativa con semejante 
composición como la de la actual Comunidad Autónoma-, así como el 
intento de crear, desde el poder autonómico, y mediante la Fundación 
Villalar, un ‘sentimiento de comunidad’ prácticamente inexistente”. 
“Cada vez que se oculta el nombre de León o se nos trata de imponer 
un etnónimo híbrido que no hace más que maquillar el intento de englobar
 lo leonés en lo castellano, hay una herida que supura, una herida 
simbólica y material de dominación”. 
“El viernes 27 el Ayuntamiento de León aprobó una moción para que se 
revierta el mapa autonómico y para que el País Leonés pueda alcanzar ese
 mismo estatus que deseamos y que nunca debimos perder”. 
“Hemos perdido un tiempo precioso y, sin embargo, en este presente 
aún podemos remediar aquel tremendo error, abandonar una comunidad 
fallida, donde -ver declaraciones del alcalde de Valladolid para 
fagocitar aún más población y recursos a favor de su ciudad, así como 
las de la vicepresidenta de los empresarios, para afianzar el eje 
Valladolid-Burgos- León es la periferia, y crear una Comunidad, en 
igualdad de condiciones con los demás territorios”. 
“Será difícil, porque ya los guardianes del ‘statu quo’ han comenzado a 
insultar y a tratar de deslegitimar la opción leonesa y de arrogarse su 
poder de nombrar lo real, pero si damos los pasos adecuados y se produce
 una conjunción de acciones entre representantes, ciudadanos y todos los
 demás interesados en frenar la cada vez más precaria situación de León,
 podremos conseguirlo”.
Sinceramente, en relación a mis razones para entender la situación de
 la Región Leonesa, les recomiendo la lectura de ‘500 razones por las 
que habrá una autonomía leonesa’, de la Editorial Lobo Sapiens”. 
“Desde su creación (1983) no ha habido otra autonomía más denostada por propios (leoneses o castellanos) y extraños”.
“Para vencer, divide! Y esto es lo que han hecho para complicar el mapa 
territorial de la provincia leonesa: Una ley de comarcas con la 
peculiaridad de que sólo se crea la comarca del Bierzo con el fin de 
enfrentarnos a los leoneses unos contra otros”.  
“En 1983 se creó una comunidad autónoma que unía a la fuerza y contra
 natura a dos identidades tan acentuadas y diferentes como la Leonesa y 
la Castellana”. 
“Las delirantes teorías e intereses de políticos procedentes del 
Franquismo, pisotearon los derechos y sentimientos de los habitantes de 
la región leonesa, Salamanca, Zamora y León, privándoles de una 
Autonomía a la que tenían derecho según la Constitución”. 
“La contestación de la ciudadanía fue tal que el 4 de mayo de 1984 se
 produjo la manifestación leonesista más grande de la historia, a la que
 acudieron más de 90.000 personas en contra de la unión con Castilla”. 
“La unión artificial y la invención de una supuesta identidad 
castellanoleonesa, sin fundamento histórico alguno, ha hundido 
demográfica y económicamente a Salamanca, Zamora y León durante estos 
últimos 40 años”. 
“Sus jóvenes han tenido que seguir emigrando y sus pueblos y ciudades
 se vacían y agonizan. La lengua propia del país leonés se ha tratado 
destruir por todos los medios y su milenaria historia es groseramente 
tergiversada desde las instituciones pucelanas”. 
“La cultura tradicional está desapareciendo a medida que mueren las 
últimas generaciones del medio rural de estas tres provincias”. 
“Pedimos la Autonomía Leonesa, dentro de España, de acuerdo a la 
Constitución y sin ir contra nadie, ni siquiera contra los castellanos, 
que también tienen derecho a la suya”.
“El centralismo está en los genes del poder. Sea Madrid, Barcelona o Valladolid”. 
“La pulsión a asignar más recursos al lugar donde vives, trabajas y 
conoces es humano. Solo con un ejercicio de análisis y ósmosis inversa, 
gastando energía, se puede contrarrestar ese instinto”. 
“La Junta de Castilla y León se ha despreocupado del oeste de esa Comunidad, lo que se viene en llamar la Región Leonesa”. 
“Solo hay que mirar la evolución de esa región en comparación con las demás provincias, desierto demográfico y económico”. 
“Nuestros jóvenes tienen que emigrar, no hay futuro. Lo que era un 
sentimiento hoy además tiene razones. El alcalde de León, José Antonio 
Diez, ha sido valiente”. 
“Esperemos que ser valiente no salga caro y a los cobardes no les valga la pena”.
“La clase política y los políticos son actualmente tan mediocres, que
 en vez de tratar de buscar soluciones para resolver los problemas del 
futuro, se distraen y nos distraen con problemas identitarios y 
generalmente estúpidos, que es mucho más fácil”. 
“El impacto en nuestra sociedad del cambio tecnológico, la 
inteligencia artificial y la percepción de los valores que nos guían en 
la vida son más difíciles de gestionar que los problemas imaginarios 
derivados de unas lineas en un mapa”. 
“Remover políticamente el azar de donde has nacido es más rentable y,
 sobre todo, más fácil. ¡Qué triste! ¡Qué mediocre! De verdad, ¿a quién 
le importa la diferencia entre León y Castilla, Catalunya y España, el 
Barrio de la Latina y el de Salamanca?”
“Cuando el mundo en el que vivimos ya está 50 años más adelante, y 
nosotros, los habitantes de la Península Ibérica, 200 años más atrás, 
incluidos los Catalanes y los Leoneses...”
“A propósito y para los puristas culturales: dentro de 100 años todos
 hablaremos algo parecido al inglés actual para sobrevivir y progresar”.

 
 
