BARCELONA.- Las elecciones a la Gran Logia de España (GLE) han disparado las tensiones internas. Cinco días después de la reelección de Óscar de Alfonso como gran maestro (presidente), se ha dado de baja su rival electoral, Manuel Torres. No será la única salida. Fuentes masónicas indican a economiadigital.es que, en los próximos días, se producirán más deserciones.
En las elecciones del pasado 10 de marzo, De Alfonso obtuvo el 59% de
 los votos mientras que Torres se quedó con el 41%. Sin embargo, Torres 
aclara que no se va por la derrota ni siquiera por motivos electorales. 
No comparte la orientación que De Alfonso está dando a la principal 
organización masónica española.
En una carta dirigida a los miembros de la GLE, Torres indica que “no
 deseo ser copartícipe ni por silencio, pasividad o excesiva prudencia 
de una tendencia de nuestra organización en España que estimo 
absolutamente ajena a los valores y principios que la hacen noble y 
positivamente ejemplar”.
Tensiones masónicas
Torres añade en esta carta que “la maniquea alocución” que efectuó De
 Alfonso en la asamblea electoral del 10 de marzo es “incompatible” con 
la fraternidad, uno de los pilares en los que se sustenta la masonería. 
Por este motivo, ha decidido darse de baja.
Pese a su salida de la GLE, Torres continúa vinculado a la masonería:
 es secretario de una logia radicada en Londres y miembro del Supremo 
Consejo del Grado 33 para España.
Torres subraya que se trata de una decisión personal, que no tiene 
por qué tener ningún efecto sobre los demás "hermanos", tal como se 
denominan entre sí los masones. Sin embargo, fuentes de la GLE anuncian 
que se producirán destacadas salidas, no tanto por su número como por el
 grado que tienen dentro de la logia.
De Alfonso está cuestionado dentro de la GLE. Se impuso claramente en
 las elecciones a gran maestro, pero sus críticos apuntan que ganó 
gracias al voto de los masones extranjeros, principalmente británicos, 
que residen en la costa mediterránea. “Si sólo se hubieran contado los 
votos de los masones españoles, ganaba Torres”, aseguran.
La GLE cuenta con cerca de 3.000 miembros, aunque sólo han tenido 
derecho de voto en estas elecciones unos 1.100. De estos, realmente sólo
 votaron poco más de 800. Todos ellos son “maestros instalados”, como se
 llama a los masones que están o han estado al frente de una logia.
En otra carta dirigida a los miembros de la GLE dos días después de 
las elecciones, Torres recordaba que su objetivo era compatibilizar la 
“más pura tradición” de la masonería con el “escrupuloso cumplimiento de
 la legalidad asociativa española”. Eso implica que en un futuro puedan 
tener derecho de voto todos sus miembros.
 Economía Digital se puso en contacto con la GLE para recabar la versión
 de su gran maestro pero al cierre de esta información no se ha recibido
 respuesta.
Pocos y discretos
En España hay unos 4.000 masones contando todas las obediencias. No 
consiguieron la legalización hasta 1981. Son pocos si se compara con 
Portugal, que superan los 20.000, o con Francia, unos 250.000. En la 
Gran Bretaña llegan a los 800.000.
No son una organización secreta, ni mucho menos, pero sí discreta. 
Evitan difundir públicamente la identidad de los hermanos. Se reúnen 
para conseguir el perfeccionamiento personal y el de la sociedad. En 
estos encuentros, llamados tenidas, se utiliza el ritual masónico. 

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