MADRID.- Más de un tercio de la economía regional de Murcia está fuera de  control. Es decir, “sumergida” o “informal”. O ambas cosas a la vez. Con  más de un 26% de paro, una de las mayores tasas de desempleo de España,  y un tejido productivo al margen de la legalidad, los males financieros  de la Comunidad, cuyo déficit público alcanza el 4,8%, tienen difícil  solución, según publica hoy www.elconfidencial.com
La crisis sistémica ha provocado que las prácticas  económicas fuera de control se incrementen en los últimos tres años.  Según las estimaciones de Antonio Jiménez, secretario general de UGT en la región, la tasa de economía sumergida en Murcia llega al 40%. Para Daniel Bueno,  su homólogo de CCOO, el nivel no es quizá tan alto, pero se le  aproxima: más del 35%. Por su parte, el presidente de la cúpula patronal  murciana, CROEM (Confederación Regional de Organizaciones Empresariales  de Murcia), Miguel del Toro, cree que “es una lacra que nos afecta a todos”, pero prefiere no concretar porcentajes.
La  última estadística oficial disponible sobre el asunto, el Informe de  Economía sumergida 2000-2009 de Gestha (asociación de técnicos del  Ministerio de Economía y Hacienda), fijaba en el 24,3% del PIB regional  el nivel de la economía sumergida. Una cifra inferior a la de La Rioja  (31,4%), Canarias (28,7%), Castilla-La Mancha (26,5%), Galicia (26,3%),  Aragón (25,5%), Castilla y León (25,0%), Andalucía (24,9%) y el mismo de  la Comunidad Valenciana (24,3%). 
Desde entonces, ambas fuerzas sindicales coinciden en que el tremendo golpe sufrido por la economía regional debido al pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha disparado esa tasa. El resultado es que la economía sumergida mueve en un año la mitad del actual presupuesto regional. 
Esto  tiene unas consecuencias nefastas para las arcas públicas. El PIB  regional es de unos 25.000 millones de euros, razona el secretario  general de UGT, y unos 10.000 millones escapan del control público. “Lo  que significa que no se recaudan unos 3.000 millones de euros, cuando la  recaudación oficial tributaria por todos los conceptos es de unos 4.500  millones. O sea que solo se tributa por el 60% de lo que realmente se  mueve”, concluye.
Jiménez mantiene que su estimación del 40% no es  desmesurada y recuerda que ya en 2007 el fallecido secretario general  de su sindicato, Antonio López Baños, aseguraba con datos que el  porcentaje de Murcia era superior al que daba Gestha: el 33%. Para él,  “cuando hablamos de economía sumergida no nos referimos solo al  arquetipo del trabajador sin dar de alta sino a todo lo que escapa del  control fiscal y de la Seguridad Social”.
Antes  de eso, en 2006, un estudio del Consejo Económico y Social (CES)  murciano ya señalaba a la región como la de mayor porcentaje de España  de economía sumergida, citando como ejemplos, entre otros, el que casi  el 22% de trabajadores no estaba dado de alta en la Seguridad Social y  uno de cada cinco cobraba parte de su sueldo fuera de nómina.
Pero ambos secretarios generales recalcan que la actividad fuera de control no consiste solamente en esos dos ejemplos. Profesionales liberales y oficios que cobran sin factura, es decir, sin incluir el IVA, horas extras sin contabilizar oficialmente, compras de materias primas que se producen clandestinamente, alquileres sin declarar de pisos y locales, ventas al contado, rechazo de tarjetas de crédito, etcétera.
Bueno  cuenta el caso de una conocida empresa de “banderillas” de aperitivo  para bares que son ensartadas en sus correspondientes palillos  mondadientes en casas particulares de la huerta de Murcia, por las que  pasa periódicamente una furgoneta para recogerlas y llevarlas a envasar,  etiquetar y vender legalmente.
Ambos coinciden en que en Murcia existe una gran tolerancia hacia la irregularidad laboral y fiscal,  cosa que favorece el crecimiento de la economía sumergida e informal  que, además, en épocas de crisis como la actual sirve de colchón social  para la disminución generalizada de ingresos y el crecimiento  desmesurado del paro.
La falta de coordinación entre  administraciones (Agencia Tributaria, Inspección de Trabajo,  administraciones autonómica y local) y un sistema impositivo inadecuado para la estructura industrial de pymes y autónomos  (el 90% del tejido productivo murciano) favorece la extensión de la  economía sumergida e informal. En esto todos los agentes sociales están  de acuerdo.
Pero no parece que las instancias oficiales estén muy  decididas a luchar contra ella. En el recién firmado (13 de enero)  “Acuerdo Marco para el crecimiento económico y la creación de empleo en  la Región de Murcia”, Gobierno regional, CROEM y los dos sindicatos  mayoritarios dedican solo uno de los catorce puntos a este tipo de  economía. A pesar de la antigüedad del problema y de la creciente  extensión de la economía irregular, se limitan a declarar que “es  necesario elaborar (…) un plan de control que potencie su rechazo social  y que fomente la coordinación entre las distintas administraciones  competentes para asegurar una adecuada detección y corrección de este  tipo de prácticas”.
1 comentario:
La Croem no quiere cuantificar... claro
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