SEVILLA.-     El grupo BMN (Banco Mare Nostrum), formado por  CajaGranada, Cajamurcia, Caixa Penedés y Sa Nostra, ha planteado a las  centrales sindicales su propuesta para la segunda reestructuración  laboral necesaria para cumplir los requisitos apuntados por el Gobierno,  que contemplan la extinción de 530 contratos --nuevo recorte que se  suma a los 120 del ERE en vigor hasta las 650 extinciones--, el cierre  de 120 oficinas, una reducción salarial del cinco por ciento durante dos  años, y la suspensión rotatoria durante dos años de 800 contratos  durante tres meses cada uno, entre otras medidas.
Según la propuesta planteada por la dirección de BMN en  la reunión mantenida con los sindicatos, este plan de reestructuración  tiene por finalidad "adecuar el volumen de plantilla a las necesidades  reales de BMN, adecuar los costes de personal a las posibilidades reales  del banco, teniendo en cuenta la coyuntura económica en la que nos  encontramos y armonizar las condiciones laborales, conforme a los  compromisos adquiridos por ambas partes en el pacto laboral de 2010 y en  el protocolo de intenciones de 2011".
Fuentes de la entidad han dejado claro que la propuesta  efectuada este jueves "es la inicial", de forma que "se ha abierto un  período de negociación en el que se ha planteado una serie de puntos  máximos que ahora se negociarán con los sindicatos".
Las fuentes de la entidad han precisado que esta  negociación "deberá estar cerrada antes del 31 de marzo" y han recodado  que "ya en el mes de septiembre de 2011 ya se apuntó la posibilidad de  una segunda reestructuración, y de que ésta sería negociada".
El plan de reestructuración contiene una serie de medidas  de carácter "coyuntural" para "dar respuesta a la necesidad de liberar  recursos económicos hasta que se devuelvan las ayudas públicas", y otras  con un carácter "permanente o estructural", pues "con ellas  alcanzaremos los datos de eficiencia y eficacia necesarios para operar  en el mercado e igualdad de condiciones que el resto de entidades  bancarias".
Entre las medidas coyunturales, BMN plantea la suspensión  durante dos años, entre mayo de 2012 y abril de 2014, de forma rotativa  de los contratos de trabajo a 800 empleados durante tres meses; propone  un programa de novaciones contractuales para que "los empleados que lo  soliciten puedan reducir su jornada laboral de forma permanente o  temporal".
Además, en ese apartado se propone una reducción salarial  durante dos años que alcance el 5% de la masa salarial total, que  afectaría a todos los empleados de BMN, aunque la dirección destaca que  "el esfuerzo debería recaer en mayor medida en los salarios más altos,  mediante un sistema proporcional inverso y coherente".
En cuanto a las medidas estructurales, BMN plantea a los  sindicatos la extinción de 650 contratos antes del 31 de diciembre de  2012, mediante 120 plazas que aún quedan del ERE en vigor, un programa  de bajas incentivadas, que estaría vigente en abril y mayo de 2012, con  indemnizaciones de 33 días de salario por año de servicio, con un límite  de 18 mensualidades al personal de los servicios centrales de los  diferentes territorios y de 28 días por año con un límite de 18  mensualidades al personal de red.
Entre las citadas medidas estructurales también prevé el  cierre de 120 oficinas, adicionales a las 280 ya realizados o en trámite  de cierre, lo que supone un cese de actividad total en 400 oficinas  sobre la red existente en el momento de integración.
Asimismo, con la doble finalidad de "ajustar los costes  al nuevo entorno y trazar las líneas maestras de la necesidad de  homologación salarial", BMN propone que los salarios del personal de BMN  "tiendan a converger a la realidad vigente en el mercado de trabajo  bancario español" y propone que los niveles salariales del convenio  colectivo "operen exclusivamente como estructura básica", estableciendo  horquillas para cada uno de los puestos, basadas en informes de  consultores independientes de prestigio.
BMN propone que la jornada laboral "pueda distribuirse  irregularmente con la finalidad de atender los requerimientos de  nuestros clientes" y propone una jornada partida y flexibilidad horaria  en servicios centrales y una distribución irregular de hasta el 20% de  la jornada máxima anual de las oficinas.
La entidad también propone la elaboración de un plan de  pensiones de empleados de BMN, de aportación indefinida, consistente en  un 4% del salario base, pagas extra estatutarias y antigüedad o la  cantidad de convenio colectivo, la mayor de las dos, que debe entrar en  vigor el 1 de octubre de 2012.
BMN además propone la "derogación inmediata" de todos los  pactos referentes a préstamos, con aplicación automática de lo previsto  en el convenio colectivo, la derogación de los seguros médicos  vigentes, con fecha 30 de junio de 2012 y la derogación de todos los  pactos vigentes en materia de vacaciones. 
Por su parte, el conjunto de los sindicatos presentes en  BMN ha rechazado el conjunto de las medidas y ha anunciado la  convocatoria de asambleas y de movilizaciones, al considerar el ERE  planteado "inaceptable y que atenta directamente contra todos los  trabajadores de BMN", además de rechazar la adaptación al convenio  colectivo para la plantilla que "quede después de la brutal y  desproporcionada extinción de contratos propuesta".
En un comunicado conjunto, las centrales consideran que  la dirección "intenta aprovecharse de la reforma laboral aprobada por el  Gobierno para aplicarla de la manera más restrictiva posible y sin  querer asumir los compromisos en materia de empleo que tanto en el  reciente convenio colectivo como los acuerdos vigentes en BMN plantean".
La totalidad de la representación laboral considera que  la propuesta "responde con medidas irreversibles, despidos y derogación  de todas las condiciones sociales, a necesidades de saneamiento y  capitalización oportunistas de los 'mercados'; carga y pone el peso de  la reestructuración principalmente en un ajuste de empleo, abaratando  las condiciones de salida hasta límites inaceptables".
Además critican que "se pretende poner el marco de  negociación, como consecuencia de una interpretación radical de la  reciente reforma laboral, en un nivel de salida que radicaliza  necesariamente las respuestas de la parte social".
Los sindicatos, que no aceptan "ni una medida  traumática", exigen "la vuelta a un clima y un marco de negociación  donde las propuestas y las soluciones se caractericen por la prudencia y  la racionalidad que la situación requiere".
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