Introducción 
La dana del 9 al 16 de septiembre de 2019, o 
“dana de septiembre”, va a pasar a la historia como una de las borrascas
 en niveles altos más devastadoras y catastróficas de la España moderna.
 Seis muertos y un desaparecido es el balance de víctimas mortales. 
Lluvias torrenciales y persistentes han anegado a amplias zonas de 
Alicante, Murcia, Almería, Valencia y áreas de Baleares y zona centro 
peninsular. 
El desbordamiento de ríos, arroyos y ramblas han sido la 
tónica común en dichas zonas y han dejado destrucción, poblaciones 
anegadas, cortes de carreteras, puertos, aeropuertos y vías férreas, 
personas incomunicadas, calles transformadas en verdaderos ríos con 
impresionante caudal, inundaciones en campos y pueblos, etc.
Nos centraremos en algunos aspectos
 meteorológicos de la situación que se ha caracterizado por su 
persistencia, intensidad y virulencia de los sistemas sinópticos (Parte 
I) y mesoescalares (Parte II) que han intervenido. No se trataran los temas hidrológicos y urbanísticos.
 
El primer "culpable": una dana intensa, anómala y de lento movimiento
Los
 informativos generalistas y los especializados en el tiempo rápidamente
 culparon a una dana (o si lo prefieren, una gota fría) de estos hechos 
lamentables. Y en parte era así, pero con un gran “pero”.
La dana 
se desprendía de la circulación madre polar de niveles altos al pulsar 
un chorro muy intenso y orientado de norte a sur hacia nuestras 
latitudes. Algunos expertos apuntaban que dicha irrupción en altura del 
chorro polar, hacia latitudes peninsulares, se debió indirectamente a 
una pulsación inicial y anterior de sur-norte que el ex huracán Dorian 
habría sufrido al interaccionar con el chorro polar: una pulsación en 
altura cálida de sur a norte en niveles altos al este de la costa 
canadiense, y que era correspondida con otra norte-sur y de carácter 
frío hacia zonas de España, situada corriente abajo. 
De cualquier forma, al inicio de la formación de la dana, y en su fase 
de elongación de la vaguada en altura, el chorro en su parte occidental,
 y orientado de norte a sur, era, nada más y nada menos, de 140-150 kt 
en 300 hPa para un 9 de septiembre: un chorro muy intenso y anómalo para
 la época del año y nuestras latitudes, que marcaría la “intensidad de 
la dana.” 
 
Otros actores de esta escena meteorológica y 
dramática veraniega fueron un Mediterráneo cálido y húmedo, junto con 
unas temperaturas aún veraniegas en el interior peninsular y balear.
Otros actores principales
Aunque la dana es la gran 
protagonista de este evento, a nivel sinóptico hay otros elementos o 
factores muy importantes en esta situación única. 
Se observa la presencia de un potente anticiclón en el centro de Europa y una dorsal marcada alrededor de la dana durante parte de su ciclo de vida.
Estos hechos tienden a:
- Aislar aún más a la dana de su región madre.
- Evitar las posibles interacciones a nivel sinóptico con otras estructuras.
- Reducir el desplazamiento de la dana, haciéndola más lenta y potencialmente más dañina.
La
 dana se situará estratégicamente sobre el 11 de septiembre de 2019, y 
días posteriores, en el norte de África y al sureste de las costas de 
Almería con chorros muy intensos del orden de 80-100 kt alrededor de 
ella en 300 hPa a su alrededor. El desplazamiento de la dana es muy 
lento y anómalo.
Con esta estructura sinóptica, un gran seno de 
altas presiones en capas bajas se sitúa en los países ribereños de 
Francia e Italia, mientras que otras tantas bajas se sitúan el norte de 
África y en las costas de Marruecos y Argelia. 
El resultado 
final es la presencia de un flujo intenso de viento en capas bajas de 
aire muy húmedo con alto contenido de agua precipitable que es 
transportado desde el Mediterráneo central hacia las costas españolas. 
Se establece claramente un río atmosférico mediterráneo de humedad 
(RAMH) con valores muy altos y muy anómalos de agua precipitable, 
preludio potencial de fuertes precipitaciones: un temporal en toda 
regla.
Con todo ello, la inestabilidad (altos valores del índice de 
inestabilidad CAPE, por poner un ejemplo) se incrementó por todos estos 
“actores” sinópticos.
La convección y tormentas estaban 
potencialmente latentes al estar todos los ingredientes para su 
desarrollo y mantenimiento: mecanismo de disparo, humedad e 
inestabilidad. Otro factor se sumaba de forma llamativa: la variación del viento con la altura o cizalladura (del este en capas bajas y del sur-sureste en capas altas) que tiende a organizar los focos tormentosos, cuando los otros tres primeros ya estaban actuando.
La virulencia de los eventos meteorológicos y escalas 
Lógicamente,
 en una situación tan catastrófica e histórica no puede haber un 
elemento único y culpable de todo. Debe haber un conjunto se sistemas de
 presión a nivel sinóptico que maximicen y focalicen las precipitaciones
 intensas en una zona. La dana era el sistema conductor o rector 
principal, pero las bajas en superficie del norte de África, y el 
potente anticiclón o dorsal en capas bajas en centro Europa, jugaron su 
papel en conformar el flujo en niveles bajos sobre un Mediterráneo 
cálido y húmedo generando un RAMH en un entorno inestable que se dirigía
 hacia la zona más activa de la dana (su parte delantera) y que además 
chocaba sobre una zona terrestre con orografía compleja.
 
Todos estos sistemas sinópticos en si mismos no pueden generar de por si hechos tan violentos
 como son las lluvias torrenciales, intensas y persistentes en amplias 
zonas. Los hechos violentos (que generan y liberan de forma rápida mucha
 energía en cortos periodos de tiempo) en la atmósfera reinan y se 
generan dentro de una escala menor a la sinóptica, la mesoescala, y son,
 básicamente, “los fenómenos tormentosos asociados a convección 
profunda, húmeda y organizada”. 
Los últimos causantes de 
las lluvias intensas, torrenciales y persistentes son las tormentas o 
focos convectivos profundos, húmedos y organizados que se desarrollan 
bajo una situación sinópticamente muy favorables. 
 
II
Antecedentes
Se comentó en la Parte I los 
diferentes sistemas atmosféricos que intervinieron, a escala general o 
sinóptica, en los acontecimientos devastadores de la dana del 9-16 de 
septiembre de 2019. En esa escala sinóptica, la energía puesta en juego 
no es muy intensa y además se desarrolla y libera en varios días, por lo
 cual sus efectos se atenúan al promediarlos. Entre las conclusiones 
parciales se reseñaba que una dana por si sola no puede generar esta 
situación catastrófica, aunque su papel fue fundamental.
 
La escala regional inferior, llamada en meteorología la mesoescala, se
 caracteriza porque muchos de sus elementos que la conforman pueden 
poner en juego grandes cantidades de energía en poco tiempo, digamos en 
horas. Algunas de estas estructuras pueden causar, por su 
violencia y su intensidad, fenómenos en superficie muy adversos y 
severos (tornados, tormentas, supercélulas, tren de tormentas, sistemas 
convectivos de mesoescala, SCM, etc.). 
 
Los verdaderos causantes últimos por precipitaciones adversas y severas
Los
 últimos causantes de las lluvias intensas, torrenciales y persistentes 
son las tormentas o focos convectivos profundos, “húmedos” y organizados
 que se desarrollan bajo una situación sinópticamente muy favorables, 
como así ocurrió. Por decirlo de una manera simple: la escala sinóptica 
pone el marco general favorable donde se desarrollan los acontecimientos
 adversos, pero los últimos ejecutores o elementos que inciden y generan
 los daños catastróficos en la población son los fenómenos locales de 
tipo mesoescalar.
Los causantes de las precipitaciones intensas y torrenciales del 9-16 de septiembre de 2019
Sería
 muy largo y exhaustivo señalar todas las estructuras tormentosas que 
han generado las inundaciones en las zonas españolas de la segunda 
decena de septiembre de 2019. Nos vamos a centrar y conceptualizar en 
dos de ellas que han tenido unos papeles destacados y devastadores: tren
 de tormentas y SCM. Resaltar que han sido muchas, de larga duración y 
persistencia, de aquí los pavorosos resultados.
Tren convectivos o de tormentas
El
 tren de tormentas o convectivo es una estructura potencialmente 
adversa. Por un mismo lugar o comarca pasa un conjunto de tormentas 
“ordinarias” que generan fuertes precipitaciones pero lo hacen de forma 
sucesiva, una detrás de otra. Es como si una misma tormenta estuviera 
quieta en un lugar durante horas. Si los focos convectivos generan 
precipitaciones intensas, el sistema de tren de tormentas es 
potencialmente muy adverso: horas y horas lloviendo sin parar en el 
mismo lugar.
Nota. 
En el tren de tormentas 
cada una de las células tormentosas no organiza o no aporta su “granito 
de arena” a la gran estructura para organizarla directamente. Como un 
tren normal, las tormentas (vagones) se ven obligados a pasar por el 
mismo lugar o vía impuesta a nivel sinóptico, a diferencia de las 
células convectivas en un SCM que sí se autoorganizan, como se verá 
después.
Pero no solo eso, en este episodio parece que el tren de tormentas se transformó en un gran convoy de trenes de tormentas.
 Esto es, una zona más amplia convectiva que afectaba a una amplia área 
(más allá de una población) con varios trenes de tormentas que de forma 
sucesiva pasan por a una gran y misma zona. 
Para que se forme el 
tren o convoy de tormentas debe haber un flujo alimentador en niveles 
bajos, acompañado de un chorro húmedo en capas bajas que soporte a estas
 estructuras durante horas. A la vez el flujo en niveles medios-altos 
debe ser paralelo e intenso a dicha tren de tormentas. Estos hechos se 
generaron en un par de días en esta situación.
La fuente 
alimentadora de los trenes estaba en el mar Mediterráneo que con un 
temporal de levante e intenso soportaba a dichos trenes con aire calido y
 muy húmedo de largo recorrido marítimo.
SCM, Sistema Convectivo de Mesoescala
Cuando 
un conjunto de focos convectivos y tormentas se organizan y aportan 
todos, su grano de arena, en un entorno favorable, entonces se pueden 
generar estructuras mayores autoorganizadas, mucho mayores que una 
tormenta normal: son los llamados sistemas convectivos de mesoescala, 
SCM. En ellos se distinguen dos zonas en su fase madura: una zona convectiva de tormentas muy activas y adversas, y una zona estratiforme común de precipitación débil a moderada. Estos hechos se observan en las imágenes de satélite y radar.
Las lluvias torrenciales y persistentes se suelen dar en la parte activa de tormentas del SCM.
Para más detalles de trenes convectivos y SCM de esta situación vea este link 
https://www.tiempo.com/ram/dan... 
Otras
 estructuras que podrían generar inundaciones son las supercélulas y 
sistemas de tormentas, e incluso los mayores SCM, que se denominan 
Complejos Convectivos de Mesoescala, CCM, de algunas horas hasta día de 
duración, que no son presentadas en este trabajo pero pudieron existir.
 
¿Por qué se desarrollaron tantas y tan intensas tormentas organizadas?
Una vez más debemos buscar el elemento que “organiza” la convección: la cizalladura o variación vertical del viento en dirección y / o intensidad. 
Por
 un parte, esta dana llevó asociado fuertes vientos en altura, a nivel 
del chorro que varió del orden de los 140 kt (nudos) iniciales a los 60 
kt, pasando por fases de 100 kt en 300 hPa alrededor de ella con 
componente sur: unas veces sureste y otras suroeste.
Por otra 
parte, en niveles bajos hubo vientos intensos de componente este en el 
temporal del Mediterráneo. En ciertos momentos se predijeron vientos de 
25-30 kt en 850 hPa. 
La intensa cizalladura en un 
ambiente inestable promueve entornos donde se pueden organizar la 
convección en trenes de tormentas, SCM, CCM, etc.
La 
cizalladura tan marcada persistió durante varios días, entre el 11 y 14 
de septiembre en la zona afectada y en un ambiente inestable. 
Conclusiones
Se
 ha tratado de mostrar brevemente que los culpables últimos de esta 
situación son las grandes tormentas organizadas, profundas y “húmedas”, 
con gran aporte de humedad en capas bajas, bajo un entorno favorable 
parcialmente dirigido por una dana situada estratégicamente, intensa y 
duradera.
Pero a pesar de todo esto, la sociedad actual requiere 
señalar a un culpable último de todo ello y los medios de comunicación e
 informadores del tiempo lo tienen: la dana (o a la mediática y 
generadora de titulares: la temida gota fría). Pero las cosas en la atmósfera son más complejas.
 Es labor de la comunidad científica y de los medios especializados del 
tiempo la de informar y divulgar estas estructuras con conocimiento de 
causas, como se ha hecho con el concepto de tren de tormentas o tren 
convectivo, que ha aparecido bien explicado en diversos medios del 
tiempo.
Ya no vale enseñar conceptualmente a la gente del 
siglo XXI que las precipitaciones torrenciales en el Mediterráneo 
ocurren porque “Una masa fría en altura CHOCA con una masa de aire 
cálida y húmeda del Mediterráneo”. Las cosas no son así de 
simples y se pueden decir con una realidad más clara y meridiana. De esa
 forma AEMET no avisa de la presencia de una dana o gota fría, por el 
contrario sus avisos se focalizan en las tormentas, precipitaciones y 
otros efectos en superficie generados por un temporal intenso y adverso 
en el área mediterránea.
Por lo tanto, no es la dana (ni 
la gota fría) la que genera precipitaciones súbitas y torrenciales. La 
dana sólo establece el entorno favorable para que se desarrollen y se 
mantengan las tormentas organizadas que son las responsables últimas de 
las lluvias torrenciales e intensas: trenes convectivos o de tormentas, 
SCM, CCM y otras estructuras.
(*) Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Sevilla y 
Meteorólogo, he trabajado durante 36 años en INM/AEMET. En ese periodo 
de tiempo desarrollé herramientas y técnicas de predicción, coordinando 
un equipo de expertos meteorólogos en el desarrollo de herramientas y 
métodos de predicción. Participé como profesor asiduo en el Centro de 
Formación de AEMET/INM y he dado cursos de Masters y de divulgación en 
Meteorología. Soy asesor de la OMM en temas relacionados con fenómenos 
severos y alerta temprana, y coautor de varios libros relacionados con 
la meteorología y fenómenos severos, así como en artículos técnicos y de
 divulgación. También he dado apoyo técnico a National Geographic. Ahora
 soy coordinador de la RAM, la Revista del Aficionado a la Meteorología 
de Tiempo.com