En un mismo trimestre, una DANA se ha ensañado tres veces con el mar 
Menor. Salvo la frase “debemos tomar medidas”, poco más se ha avanzado 
en los dos últimos decenios en los que varias asociaciones de 
ecologistas advertían del pésimo estado en que se encontraba la “Laguna 
Salada”. 
La masificación de cultivos intensivos que se encuentran en los
 cauces que desembocan sus aguas en el mar Menor y que arrastran sus 
fertilizantes, sobre todo en periodos de gota fría, podría ser la causa 
principal de la degradación que avanza a pasos agigantados. 
La 
sospechada pérdida de fauna marina ha quedado al descubierto al aparecer
 varias toneladas de peces muertos en sus playas. No debemos olvidar la 
presión que ejercen acciones antrópicas como la creación de puertos 
deportivos y edificaciones a pie de playa en todo su litoral. 
No sé a 
qué están esperando para tomar medidas. 
José Solano Martínez
    Cartagena 
 
 
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