MURCIA.-El techo de la Región de Murcia no es una cresta picuda elevada sobre
una cordillera. Es más bien un promontorio de cima plana que supera los
dos mil metros de altitud sobre el nivel del mar. Su relieve kárstico,
plagado de simas, recovecos y cavidades producidas por la erosión, hacen
del paisaje del Macizo de Revolcadores uno de los más atractivos de la
Comunidad Autónoma, recuerda elDiario.es.
Imagina tener una montaña. Imagina que, además, esa montaña es uno de
los parajes naturales más conocidos de la Región de Murcia. Imagina
recibir una llamada de Emergencias diciéndote que hay una familia
perdida por tu finca, que se les hizo de noche y no saben salir; que
tienes que ir a buscarlos porque ellos no pueden. Imagina que las rutas
de senderismo recomendadas por la Comunidad Autónoma comiencen y acaben
en tu parcela.
Imagina ahora que estás harto de la montaña. No por falta
de cariño: esa montaña -que no es un pico, no, sino un macizo acabado
en una meseta aplanada- ha estado en tu familia durante generaciones.
Pero imagina que ya estás harto y entiendes que, al fin y al cabo, la
montaña es de todos. Deja de imaginar, no hablamos de ti.
Hablamos de
David Emilio Hernández, que lleva años tratando de permutar esos
terrenos, de alto valor ecológico, por otros aledaños mucho menos
transitados. Este es un drama de proporciones geológicas.
Hernández cuenta que, al menos hasta hace cuatro generaciones,
en las cumbres de Revolcadores había toros bravos cuya función era ser
usados en las fiestas de los pueblos. “Imagina la gente que entraba ahí
hace ochenta años sin saber lo que había”. Más allá de aquello, la
montaña no tenía otra función ni rendimiento económico.
La familia de
David Emilio posee una extensión total de 306 hectáreas divididas en
tres fincas en el suroeste del macizo y en 2017 se llevó a cabo la
primera solicitud de permuta a la Administración Regional.
La situación ha llevado a la formación de un frente común entre
propietarios, vecinos, empresarios locales y grupos ecologistas. Juntos
han redactado un documento que pide al Ayuntamiento de Moratalla y a la
Comunidad Autónoma que actúen de manera coordinada para proteger
Revolcadores.
La propuesta incluye la creación de infraestructuras
básicas, como áreas de aparcamiento, rutas señalizadas y normas de uso
sostenible, que garanticen la conservación del entorno sin limitar su
disfrute.
Sin embargo, lo que parecía una solución sencilla se ha
convertido en un laberinto burocrático. La propuesta de Hernández es
clara: intercambiar sus terrenos, de alto valor ecológico y
paisajístico, por otros de menor interés en la zona.
La idea no es
nueva, pero sí urgente. El macizo, que atrae a montañeros, escaladores y
turistas, sufre las consecuencias de su propia popularidad. La falta de
regulación ha derivado en problemas como la erosión del suelo, la
acumulación de basura y el deterioro de senderos.
Limbo jurídico
La protección ambiental en España, según Rubén Vives de
Ecologistas en Acción, opera en un limbo jurídico donde el valor
ecológico de un espacio y su titularidad no siempre van de la mano.
“La
conservación no depende de quién sea el dueño, pero cualquier medida
práctica —como regular accesos o restaurar hábitats— requiere negociar
con los propietarios. No podemos tratar los espacios protegidos como una
partida de cartas donde la administración solo actúa si gana. Aquí debe
primar el interés general”, sostiene.
En el caso del Macizo de Revolcadores, el colectivo ecologista
apoya que pase a manos públicas, pero cuestiona el método elegido: la
permuta.
“Llevamos décadas viendo cómo estos intercambios se eternizan.
Hay procesos que llevan 25 años en trámite y siguen en el limbo porque
la CARM [Comunidad Autónoma de la Región de Murcia] no mueve ficha.
Mientras, el deterioro avanza”, denuncia.
La Comunidad Autónoma, por su parte, explica: “Se trata de un
proceso complejo desde el punto de vista administrativo que exige de
todas las garantías jurídicas y legales desde el punto de vista de la
administración y los propietarios. Próximamente se recibirá a los
interesados de nuevo por parte de la Dirección General de Patrimonio
Natural para tratar este asunto, ya que la última vez que se abordó este
tema, la documentación aportada por la parte interesada no reunía las
condiciones legales para seguir avanzando en el proceso de permuta. Un
proceso que la consejería valora de forma positiva, pero siempre
salvaguardando el interés general por el que debe velar la
administración regional.”
Suelos estratégicos con “una visión de bien común”
Para Vives, la compra directa sería una solución más eficaz y
realista que el intercambio de terrenos.
“La administración debe
priorizar la adquisición de suelos estratégicos para gestionarlos con
una visión de bien común, sin depender de la buena voluntad de los
dueños. Esto ya está previsto en planes de gestión de otros parques
regionales, pero no se aplica”.
Ejemplos no faltan: en Calblanque, Peña
del Águila o Cabo Tiñoso —parques naturales emblemáticos de Murcia—, la
mayoría del territorio sigue siendo privado. Lo mismo ocurre en
humedales como los Saladares del Guadalentín o Rambla Salada, donde el
60% del suelo está en manos particulares.
“En estos casos, aunque hay
valores ambientales críticos, no puedes restringir accesos ni regular
actividades perjudiciales. Es una gestión a medias tintas”, explica.
Otro obstáculo, según el ecologista, es la legislación vigente:
“La propiedad del suelo conlleva derechos como la caza, que solo se
desligan automáticamente en fincas de más de 500 hectáreas. Esto genera
conflictos, porque muchos propietarios priorizan la actividad cinegética
sobre la conservación”.
Además, existe un error de percepción social:
“La gente cree que declarar un espacio protegido lo hace público, pero
no es así. La protección es un marco legal, no un cambio de titularidad.
Por eso urge que la CARM compre terrenos: para dejar de depender de
pactos eternos y garantizar que espacios como Revolcadores, que son de
todos, se gestionen para todos”.
Turismo rural
Pero no todo es conservación. Para los empresarios de la zona,
la permuta representa una oportunidad económica sin precedentes, ya que,
si el Macizo Revolcadores pasase a ser de propiedad pública, podría
desarrollarse un turismo rural similar al de Sierra Espuña o el Valle
Perdido, además de un motor poderoso para prevenir la despoblación en
las pedanías cercanas como Cañada de la Cruz.
La alcaldía de Moratalla también ha mostrado su apoyo a la
iniciativa, aunque con cautela, por lo que ha solicitado una reunión con
la Dirección General de Medio Natural para evaluar los detalles
técnicos y jurídicos de la permuta. Desde su perspectiva, la titularidad
pública no solo protegería el macizo, sino que permitiría impulsar
proyectos turísticos que beneficien a toda la comarca.