La cuestión no es si el 1/10 divide de
nuevo al PSOE y UP pues divididos están habitualmente. Lo interesante es
que la división obliga a los dos partidos a aclarar su actitud. Algo de
lo que los políticos suelen huir por creer que los perjudica. Por eso
suelen ser confusos e imprecisos. Esta es la hora en que no sabemos si
el PSOE respalda o no el empleo del art. 155.
Con
el fracaso del entendimiento las dos partes habrán de aclararse sobre
su posición unilateral y, de paso, nos aclararemos los demás. Es difícil
entender lo que sucede cuando los políticos no saben lo que quieren, o
no lo dicen, o dicen lo contrario, todo ello posible y al mismo tiempo.
Montoro acaba de comunicar a la Generalitat el bloqueo de su presupuesto.
Ignoro con qué autoridad o competencia ha hecho esto el gobierno.
Parece ser una medida discrecional con dudoso fundamento jurídico, pues
equivale a suspender una ley (el presupuesto de la Generalitat lo es)
por decisión del ejecutivo. De lo que no cabe duda es de que se trata de
una aplicación del art. 155 sin reconocerlo. Igual que los registros
practicados por las fuerzas de seguridad por toda Cataluña (ayer entró
al parecer la policía en la sede de la ANC de Reus), las
identificaciones de ciudadanos, las incautaciones de material gráfico,
los cierres de páginas web, etc., apuntan a un estado de excepción no
declarado.
En
estas circunstancias, al rechazar el proyecto de UP y respaldar la
política del gobierno hacia Cataluña, el PSOE debe aclarar hasta dónde
piensa llevar ese respaldo. ¿Tolerará que se inhabilite a Junqueras?
¿Que se detenga a Puigdemont, posibilidad con la que especula el fiscal
Maza? Esto es importante para calibrar qué crédito tendrán sus
posteriores propuestas, todas ellas fijadas a plazo posterior al 2 de
octubre.
Pero el conflicto está el 1 de octubre. Cuando se dé en Cataluña lo que Borrell llama un golpe de Estado de régimen neodictatorial.
Nada menos. Al confundirse de tal modo las cosas que se pasan por alto
años de corrupción, neofranquismo, incompetencia y destrucción del país
para atacar a Cataluña es poco lo que cabe hablar. Y menos esperar del
PSOE. Estos bravos celtíberos bendecirán un nuevo "bombardeo de
Barcelona" para seducir a los catalanes y convencerlos de las ventajas
de seguir uncidos a este desastre. No les importa hundirse; lo que no
quieren es hacerlo solos.
UP
tambien tiene vía libre para la clarificación. Está muy bien que
articule propuestas de debate asambleario para ver de arrancar a Rajoy
un referéndum pactado mediante la atronadora razón en marcha. Pero, en
el ínterin, conviene saber si, en el lamentable e increíble caso de que
Rajoy no les haga ninguno, apoyarán un referéndum no pactado. Lo demás
son bambalinas.
Estado de excepción en Cataluña
Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat con el título de "Todos al frente"
en el que se analiza la situación actual de Cataluña con las distintas
actitudes que han tomado las fuerzas políticas, el gobierno, la
oposición socialista (de respaldo total a las medidas represivas) y la
oposición de Podemos, que no acaba de clarificar su objetivo. Como
dedicaré el post de hoy a hablar de las propuestas de la oposición, me
lo ahorraré aquí.
Mientras
se editaba el artículo, la policía nacional parece haber entrado en los
locales de la ANC de Reus a requisar cartelería del 1/10 y ha
identificado a tres personas en comisaría. La situación es cada vez más
claramente un estado de excepción encubierto y la evolución parecería
llevar a un Ulster en Irlanda, aunque estoy seguro de que, de la parte
catalana, no habrá ni un conato de violencia. Ya se verá con la parte
española. Por eso, no hay que dar pie. Faltan 10 días para el 1/10.
Aquí el texto del artículo
Todos al frente
Quedan
diez días para el 1/0 y los famosos trenes siguen a toda marcha en
sentidos opuestos. Con una novedad: las tornas parecen haberse
cambiado. Hasta la fecha, el bloque independentista ha sido un verdadero
volcán de activismo de todo tipo, que multiplicaba las iniciativas y no
descansaba en sus preparativos. Por el contrario, el Estado y el
nacionalismo español estaban desnortados, desconcertados, incapaces de
reaccionar y emperrados en bloquear cualquier salida, en una situación
de verdadera parálisis.
Hoy
parece ser a la inversa. Mientras la Generalitat reduce su activismo y
desaparece tras las manifestaciones populares de todo tipo de apoyo al
referéndum, el Estado da la impresión de estar poseído por el maligno.
Sus representantes muestran un activismo frenético, multiplican sus
declaraciones, habitualmente agresivas fabrican todo tipo de
impedimentos y toda la batería de medios de a su servicio se moviliza
para impedir el referéndum. Como si les fuera la vida en ello. Y les va.
Las
fuerzas de seguridad del Estado, que debieran dedicarse a perseguir
terroristas, ya que estamos en nivel 4 de alarma, y proteger a la
población contra la delincuencia común, están concentradas en registrar
imprentas, empresas de mensajerías, redacciones de medios y talleres de
diseño, con o sin mandamiento judicial. Andan censurando la red y
cerrando webs en prácticas que nada tienen que envidiar a la censura en
China. Buscan material impreso o virtual a favor del referéndum
prohibido y a favor del “sí” en concreto, todavía más prohibido.
La
propaganda a favor del “no”, en cambio, no está prohibida y, aunque
minoritaria, por serlo la opción, es muy visible. Cuando el gobierno
afirma defender la ley se refiere a la ley del embudo: se impide la
propaganda del “sí”, pero la del “no” se tolera y hasta se alienta. El
referéndum está prohibido pero para unos está más prohibido que para
otros. A esto lo llaman “igualdad ante la ley”.
Los
agentes de la autoridad andan por la calle identificando ciudadanos en
una especie de guerra de guerrillas contra la libertad de expresión y en
aplicación de una Ley Mordaza que la izquierda española no se atreve a
derogar. Estas identificaciones son intimidatorias y pueden acarrear
multas significativas de acuerdo con un régimen de arbitrariedad
represiva muy parecido al franquista.
Las
brigadas del pensamiento también se han movilizado obedientemente. Unos
intelectuales y profesionales sedicentemente de izquierdas, del entorno
de El País, que ya ha degenerado hasta el nivel del ABC, ha firmado un
manifiesto pidiendo a la gente que no vote por considerar que el
referéndum es una “estafa democrática”, más o menos una
“democracia-trampa”. El gesto y los argumentos son tan ruines que
recuerdan el manifiesto de los Apostólicos al servicio del absolutismo,
los de “lejos de nosotros la funesta manía de pensar”, convertida ahora
en “manía de votar”.
Las
cloacas del Estado, que nunca han detenido su actividad, buscan ahora
desacreditar a Puigdemont con un supuesto escándalo en sus tiempos de
alcalde. No se dan cuenta de que, después de la “Operación Cataluña” y
los infundios en relación con Xavier Trias, nada de lo que hagan las
instancias oficiales tiene crédito alguno.
El
principal partido de la oposición, el también dinástico PSOE, ha
cerrado filas con el del gobierno y apoya todas sus medidas con la
frágil condición de que, a partir del 2 de octubre, se amplíen las
competencias de autogobierno algo que, de tener algún viso de cumplirse,
está ya totalmente sobrepasado por los hechos. La alternativa a la
actual situación de Cataluña en la Constitución no es más autogobierno,
sino la independencia. Y aunque el PSOE acabe respaldando un posible
estado de excepción en Cataluña, la medida no servirá de nada como no
sea aplazar la única solución posible de consultar a la población por el
futuro de Cataluña.
A
la izquierda del PSOE, tanto en España como en Cataluña, las propuestas
adolecen todas de un vicio similar. Nunca hubo posibilidades de
terceras vías y menos al día de hoy, cuando ya está claro que, si el
Estado consiguiera impedir el referéndum por la fuerza, la respuesta
catalana será la declaración unilateral de independencia.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED