MURCIA.- El 22,4% de las familias de la Región de Murcia con niños o adolescentes
a cargo se encuentran en situación de pobreza laboral, lo que
representa la tercera tasa más elevada de todas las comunidades
autónomas, solo inferior a las de Andalucía (24,6%) y Castilla-La Mancha
(24,2%).
Así se desprende del estudio 'Cuentas que no salen.
Radiografía de la pobreza laboral en los hogares de España', elaborada
por Save The Children sobre la situación de familias que, aunque tengan
empleo, sus ingresos no les permiten cubrir adecuadamente sus
necesidades básicas.
El estudio analiza las bases de datos de la Encuesta de Condiciones de
Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la Muestra
Continua de Vidas Laborales (MCVL) ofrecida por la Seguridad Social, e
incorpora entrevistas realizadas a familias que participan en los
programas de la ONG en España.
El análisis concluye que tener
un empleo en España no garantiza poder obtener lo básico para vivir.
Según el estudio, el 11,7% de las personas con empleo en España viven en
situación de pobreza.
Además, este porcentaje aumenta hasta
un 17,1% en el caso de los hogares con niños y niñas; y en hogares donde
conviven dos personas adultas, pero solo una trabaja, y hay hijos a
cargo, sube hasta un 33% si hay un hijo, hasta un 38% con dos hijos y
hasta un 63% si hay tres o más hijos.
Mientras, si ambos
adultos trabajan, las cifras bajan hasta un 6,3% en hogares con un hijo,
hasta un 8,9% si hay dos y hasta un 14,7% si hay tres o más, según Save
The Children.
La ONG baraja dos posibles hipótesis como
causas principales del origen de la pobreza laboral en España: "salarios
insuficientes y la intensidad en el empleo". Respecto a la primera, el
informe señala que las diferentes subidas del Salario Mínimo
Interprofesional han permitido superar, al menos de forma teórica, el
umbral de la pobreza para aquellos trabajadores que disponen de un
contrato a jornada completa y trabajan la mayor parte del año.
No obstante, advierte de "la parcialidad y la discontinuidad en el
empleo" y explica que cuando la intensidad laboral es baja --es decir,
cuando se trabajan pocas horas o se hace solo de forma parcial o
intermitente-- los ingresos derivados del empleo tienden a ser
insuficientes para cubrir las necesidades básicas de la familia. Esta
situación, según precisa, es especialmente común en empleos a tiempo
parcial involuntario, con contratos temporales o de corta duración.
En concreto, de los datos se desprende que cerca del 65% de las
personas que logran trabajar entre 180 y 300 días al año consiguen
superar el umbral de la pobreza. Asimismo, casi la mitad de quienes
trabajan menos de 180 días al año tienen contratos temporales de manera
habitual.
En cuanto al perfil sociodemográfico, el estudio
revela que los jóvenes de entre 16 y 29 años son los más afectados y que
"solo" el 12,5% de aquellos que han trabajado el último año superaron
el umbral de la pobreza.
Un 24% de este grupo trabaja más de medio año o
con medias jornadas, y la falta de continuidad laboral dificulta su
capacidad de emancipación y su acceso al mercado de la vivienda, según
añade la ONG.
El informe también pone de relieve que las
mujeres se enfrentan a una mayor parcialidad que los hombres. Mientras
en España hay 806.400 hombres que disponen de un empleo a tiempo
parcial, esta cifra se eleva a más de 2.250.000 para las mujeres.
De las
mujeres con contrato parcial, casi 400.000 señala el cuidado de hijos o
adultos como motivo, en comparación con 30.000 hombres en la misma
situación. Además, el 74% de los empleos a jornada parcial son
desarrollados por mujeres.
El informe también destaca que la
nacionalidad es un factor determinante de la pobreza laboral pues una de
cada cinco personas en situación de pobreza laboral es extranjera,
mientras que solo uno de cada diez trabajadores que logran salir de la
pobreza son extranjeros.
En este contexto, desde Save the
Children, plantean recomendaciones en tres ámbitos de políticas
públicas. En primer lugar, pide mejorar la calidad del empleo, a través
de incentivos a empresas, formación y recualificación, flexibilidad
horaria y actualización de las políticas activas de empleo con
perspectiva de familia e infancia.
En segundo lugar, propone
mejorar las condiciones de conciliación, mediante la compensación de la
reducción de la jornada por cuidados, el aumento de los permisos por
nacimiento o el desarrollo de programas públicos de cuidados.
Asimismo,
reclama la puesta en marcha de una prestación universal a la crianza y
la mejora de acceso a prestaciones focalizadas como el Complemento de
Ayuda a la Infancia.
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