MURCIA.- Ante la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que la Iglesia
católica celebra mañana domingo, bajo el lema "Menores migrantes
vulnerables y sin voz. Reto y esperanza", Cáritas Diócesis de Cartagena
quiere destacar que entre las personas con las desarrolla su acción
caritativa y social se encuentran los inmigrantes que han venido a
nuestra Región para iniciar el proyecto de una nueva vida.
El director de Cáritas Diócesis de Cartagena, José Saura, ha
manifestado que "quienes formamos parte de nuestra institución, tanto
las personas voluntarias como las que componen nuestros equipos
técnicos, queremos sumarnos a esta celebración en la que el papa
Francisco nos invita a fijar nuestra mirada en los niños migrantes
porque "son menores, extranjeros e indefensos".
En palabras del papa,
ellos son "quienes más sufren las graves consecuencias de la emigración,
casi siempre causada por la violencia, la miseria y las condiciones
ambientales, factores a los que hay que añadir la globalización en sus
aspectos negativos."
En la Región de Murcia, Cáritas viene desarrollando desde hace años
un trabajo de acompañamiento con personas inmigrantes, especialmente en
tareas que tienen que ver con la acogida, el asesoramiento jurídico y en
materia de documentación, así como la orientación laboral. Este
servicio se realiza desde los propios servicios generales de Cáritas,
con personal técnico, como por numerosos voluntarios desde las Cáritas
parroquiales.
En concreto, desde el programa de casas de acogida se está dando
respuesta a la necesidad de vivienda digna para personas inmigrantes
desde el año 1991, y en la actualidad se dispone de 81 plazas en 10
casas ubicadas en los municipios de Murcia y Alcantarilla.
Hombres y
mujeres sin hogar, así como jóvenes ex tutelados por la Administración
(al cumplir los 18 años) son los perfiles de quienes habitan estas
viviendas gestionadas por Cáritas.
La atención personalizada que se realiza con los beneficiarios de
estos servicios incluye la cobertura de necesidades básicas
(alojamiento, alimentación, higiene y vestido), así como el
acompañamiento médico, el servicio jurídico-administrativo (como la
tramitación de permisos de residencia y/o trabajo), y la formación (con
clases de español, la formación pre laboral del SEF, la ESO o la
Formación Básica Profesional). También destacan jornadas de convivencia,
actividades interculturales y una apuesta por cultivar un tipo de ocio
normalizado que favorezca la integración.
Precisamente, dentro de su apartado de formación a personas
inmigrantes, Cáritas desarrolla el proyecto Carintegra, que pretende
ofrecerles conocimientos de la sociedad española y facilitar su
integración para que puedan conseguir el Informe favorable de "Esfuerzo
de Integración" quienes tienen que renovar su documentación y no han
cotizado los meses suficientes por encontrarse en paro o para aquellos
que solicitan la nacionalidad española y les ha sido denegada. Cáritas
es la única entidad en la Región de Murcia que está autorizada para
impartir este programa.
Otro de las iniciativas puestas en marcha por Cáritas dirigidas a
jóvenes inmigrantes es el Taller de Triunfadores, que pretende facilitar
el acceso al mundo laboral a quienes viven en las casas de acogida a
través de transmitir las claves de éxito que han funcionado con otras
personas inmigrantes que han realizado ese camino con éxito. El objetivo
no es dar un trabajo sin más ni ofrecer un proceso de orientación
laboral similar al que ofrecen los servicios públicos de empleo sino
mostrar actitudes y herramientas fundamentales y básicas que marcan la
diferencia entre candidatos y que además puedan utilizar a lo largo de
su vida laboral, a través de historias en primera persona de inmigrantes
que han finalizado con éxito su proceso de inserción.
"En definitiva", asegura José Saura, "de lo que estamos hablando es
de una apuesta sincera y honesta para situar a la persona inmigrante en
el centro de nuestras acciones sociales y caritativas".
Recuerda,
finalmente, las palabras del papa Francisco, cuando afirma que "sin
ignorar los problemas ni, tampoco, los dramas y tragedias de la
emigración, así como las dificultades que lleva consigo la acogida digna
de estas personas, la Iglesia anima a reconocer el plan de Dios,
incluso en este fenómeno, con la certeza de que nadie es extranjero en
la comunidad cristiana, que abraza "todas las naciones, razas, pueblos y
lenguas" (Ap 7,9).
Cada uno es valioso, las personas son más
importantes que las cosas, y el valor de cada institución se mide por el
modo en que trata la vida y la dignidad del ser humano, especialmente
en situaciones de vulnerabilidad, como es el caso de los niños
emigrantes".