
Y
la propuesta ha generado tal temblor de tierra en Cataluña que los
representantes de ERC han salido en tromba a expresarse en contra
de esta posibilidad. Su portavoz en el Congreso, Joan Tardà,
replicaba a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que había pedido
que ERC y CDC apoyaran la candidatura de Xavier Domènech de En Comú
Podem, a presidente del Congreso, preguntándole qué han pactado
con el PSOE.
No era el único. A las críticas del siempre
enfadado Tardà se sumaba su adjunto en el Congreso, el peculiar
Gabriel Rufián, quien preguntaba a Domènech "¿por qué llegar a
acuerdos con CDC en pos de una República Catalana es malo y en pos de un
cargo en España es bueno? Un caos, vamos.
Pero de tales
dimensiones que resulta lógico que el presidente en funciones,
Mariano Rajoy, haya dejado abierta la posibilidad de no
presentarse si no cuenta con el apoyo suficiente para formar
gobierno, incluso aunque sea en minoría. Bien es verdad que su
amenaza de que se convoquen elecciones generales el 27 de
noviembre todavía no tiene sentido.
El Rey podría encargar la
formación de Gobierno de nuevo, si fracasa Mariano Rajoy, a Pedro
Sánchez. El último barón en presionar al secretario general del
PSOE para que lo haga, si Rajoy no consigue una mayoría, ha sido
Miquel Iceta.
Con todas estas cuestiones por delante sin
resolver, PP y PSOE reúnen este lunes a sus direcciones
respectivas a la espera de clarificar los apoyos que ha
conseguido cada uno.
Las primeras incógnitas las resolverá
la constitución de la presidencia de las Cortes. Un acuerdo del PP y
C's para que Ciudadanos presida el Congreso sería a cambio de que el
partido presido por Albert Rivera les apoye para que Mariano Rajoy
logre una mayoría simple con su voto a favor que sumarían 169
diputados en la segunda votación.
Aunque las últimas
declaraciones del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, asegurando
que nada cambiará la abstención por un sí a Mariano Rajoy dejan más
abierta todavía que nunca el camino a unas terceras elecciones.
Vista
la reacción tan visceral de Tardá y Rufián resultará imposible un
apoyo a un Gobierno en el que sumen fuerzas las izquierdas de PSOE,
Podemos y ERC. Por ello se puede concluir que, pese a la presión
internacional, unas terceras elecciones no son descartables.
(*) Periodista
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