La suerte de la investidura de Pedro Sánchez está echada a su favor y
el próximo martes día 7 se convertirá en presidente de Gobierno de
España que será, por primera vez en la Transición, de coalición con
Podemos.
Y la única oposición que Sánchez teme, y que puede alterar o impedir
sus pactos de legislatura con ERC y Podemos y el pretendido, por todos
ellos, cambio de Régimen, es y será la Justicia y los altos Tribunales
del Estado.
Así quedó confirmado en un duro y agrio debate
entre Pedro Sánchez y Pablo Casado en el que la frase del día, que
resume la situación política, la pronunció el candidato Sánchez cuando
declaró que ‘hay que dejar atrás la judicialización del conflicto
catalán’.
Lo que anuncia los indultos a los condenados en el Tribunal Supremo
por los delitos de sedición y de malversación, lo que permitirá a Oriol
Junqueras ser el candidato a la Generalitat en las elecciones catalanas
de la primavera. Esa y no otra es la clave secreta del pacto del PSOE
con ERC, y así lo preconizó el diputado Rufián de ERC al mencionar la
‘amnistía’.
La que no apareció en el discurso duro y con descalificaciones
personales de Pablo Casado sobre el precio que Pedro Sánchez paga a ERC
por su investidura y su gobierno de coalición. El que, de entrada, se ha
ubicado al limite de la legalidad tras el ataque de Adriana Lastra a la
Junta Electoral Central por haber inhabilitado a Torra.
Ataque de Lastra a la legalidad al que se sumó Sánchez acusando al PP
de urdir ‘artimañas jurídicas’ para tranquilizar a ERC. Y al que se
añadió Alberto Garzón de UP contra la Justicia, mientras Pablo Iglesias
daba sin pudor las gracias al apoyo de Junqueras desde la cárcel,
llamando ‘exiliados políticos’ a los prófugos golpistas, Puigdemont,
Comin, Rovira y Ponsatí.
Naturalmente, Sánchez no explicó el alcance del pacto con ERC (como
se lo pedía tibiamente ‘su’ diario El País) porque es inexplicable y
está fuera del marco constitucional. Y recurrió en su réplica a Casado
al historial de los enfrentamientos pasados del PP con los ex
presidentes González y Zapatero con la sola intención de neutralizar el
serio malestar imperante en el PSOE.
Un PSOE al que Casado acusó de abandonar el marco constitucional al
decir: ‘España se queda sin socialismo constitucional’. Lo que fue el
epílogo de un buen discurso de derechas que lo consolida como líder del
PP.
Aunque Casado no tuvo respuesta a la pregunta clave de Sánchez cuando
interpeló al líder del PP diciendo que si el escenario de sus pactos
con ERC y Podemos era tan ‘terrorífico’ para España como decía Casado
¿por qué el PP no se abstiene en la investidura, como lo hizo el PSOE
con Rajoy tras las elecciones de 2016?
A esa pregunta Casado no fue capaz de responder. Y para eludirla
volvió a su cantinela del pacto de Cs y Navarra Suma con el PSOE y a su
oferta de los ‘pactos de Estado’ en políticas sectoriales. Un camelo y
gran error de Casado en esta crisis del Estado en la que debió haber
ofrecido al PSOE la gran coalición.
Pero Casado sí ‘desmontó’ la impostura constitucional y democrática
de Sánchez con el relato de sus pactos inconstitucionales con ERC y PNV.
Y mejor aún lo hizo, con precisión y sin descalificaciones personales,
Inés Arrimadas. La que, punto a punto, fue demoliendo las mentiras de
Sánchez.
Sobre todo después de una soez intervención del diputado Rufián de
ERC que humilló a Sánchez y lo amenazó en el hemiciclo diciéndole: ‘si
no hay mesa de Gobiernos no habrá legislatura’.
Frase crucial que explica la interinidad del nuevo Gobierno y su
dependencia diaria y continua de lo que le pidan o hagan PNV y ERC como
se lo subrayó Arrimadas, mientras ella pedía la deserción de un solo
diputado del PSOE para tumbar la investidura, porque sí a Sánchez le
fallara uno solo diputado la investidura se podría hundir, lo que de
momento no parece posible.
Sánchez sabe que mintió y ganó las elecciones diciendo que no
pactaría con ERC ni con Podemos, y no ha sometido a las bases del PSOE
los pactos con ERC que traerán cola en los tribunales (Casado ya habló
de ‘prevaricación’ y anunció recursos al Tribunal Constitucional).
Por lo que, en contra de lo que pretende Sánchez la legislatura y la
política, en Cataluña va a estar mucho más judicializada de lo que ya lo
ha estado tiempo atrás por causa de los políticos catalanes que
violaron la legalidad.
Es verdad, como repite Sánchez, que PP y Cs perdieron las elecciones
pero eso no impide que sus denuncias sobre el pacto del PSOE con ERC,
PNV y Podemos no sean ciertas y ronden la inconstitucionalidad. Sánchez
lo sabe pero le da igual. El quiere renovar su poder en La Moncloa y
salvo accidente inesperado el martes lo va a lograr.
(*) Periodista