El
expresidente de Bankia y exvicepresidente del Gobierno, Rodrigo
Rato, ha tenido una intervención en el Congreso de los Diputados que
se recordará durante mucho tiempo, aunque está por ver si será para
bien a para mal. Muy probablemente para mal. No sería raro verle
entrar en prisión en fechas próximas.
Ha
quedado claro que se sabe muy bien el tema. De todos cuantos han
comparecido en el Congreso es el que mejor. Son muchos años. Él mismo ha
recordado al responder al portavoz económico de Ciudadanos, Antonio
Soler, que pronto hará 6 años que se inició su calvario.
Anticipábamos en nuestro análisis del lunes ‘La crisis financiera y
la reforma de la Constitución calientan el año político’ que se esperaba
una comparecencia sonada. Pero hay que admitir que ha ido mucho más
allá.
Su comparecencia inicial ha sido un resumen corregido y matizado,
expuesto de forma temperamental pero contenida, con muchos datos a tener
en cuenta, de su escrito de defensa enviado a la Audiencia Nacional de
78 folios en el que se esfuerza en demostrar, con documentos y pruebas,
que en todo momento cumplió con las recomendaciones y directrices del
Banco de España, de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y por
supuesto de los más altos representantes del Gobierno.
En inmediatamente después ha tratado de demostrar las equivocaciones y
contradicciones en las interpretaciones de lo dicho hasta ahora para
desbancarle de Bankia por el Banco de España, los peritos cedidos por el
Banco de España a la Audiencia y que a su vez discrepan del supervisor.
Por supuesto ha discrepado de las decisiones de la auditora Deloitte, y
ha insistido en que la CNMV autorizó la operación y el FROB veía bien
su proyecto de saneamiento.
No entiende la diferencia de criterio de los jueces de la Audiencia
Nacional a la hora de enfocar los casos sobre Bankia y Banca Cívica. Por
ejemplo, ha recordado que en julio del 2012 dos jueces de la Audiencia
Nacional aceptaron a trámite dos querellas de UPyD sobre las dos
entidades, las dos SIPs que habían salido a bolsa en 2011.
Según Rato, el juez de Banca Cívica, Eloy Velasco, antes de actuar
pidió un informe al Banco de España, después de recibirlo archivó el
caso. Frente a esto, el otro juez, Fernando Andreu, nunca pidió informes
al Banco de España y en cambio ha decidido abrir juicio oral sobre la
salida a bolsa de Bankia.
Ha detallado además como no hay en el sumario ni un solo documento
oficial, ni una testifical que acuse al grupo de irregularidades
contables o financieras. También ha recordado que las opiniones de la
Fiscalía y el FROB, afirman que las cuentas eran correctas, que la
organización interna de gobernanza de Bankia era más que suficiente, que
el folleto contenía detalle exhaustivo de los riesgos , a pesar de los
cual el FROB apoyó la salida a Bolsa.
Después de sus explicaciones ha mantenido un tenso cruce de
interpretaciones con los distintos portavoces políticos que hoy han
intervenido en el Congreso de los Diputados. La primera ocasión en la
que ha subido mucho el tono ha sido cuando ha intervenido la portavoz de
ERC a la que ha respondido que él no es un delincuente político.
La segunda y más sorprendente intervención, ha sido en respuesta al
portavoz del Partido Popular, Miguel Ángel Paniagua, tras la que ha
llegado la principal denuncia del exvicepresidente económico de José
María Aznar.
Tras reprocharle Paniagua en los párrafos finales de su intervención
de haber hecho mucho daño al partido, desprestigiarse a sí mismo con su
actuación en los últimos años y expresado sus dudas de que le hubiera
compensado arruinar su carrera política, lo que le daba mucha pena, el
exvicepresidente ha entrado en tromba.
Para Rato lo que le da mucha pena es ver cómo después de más de
treinta años en el PP, varios miembros del Gobierno participaron en una
presunta campaña que acabó con su detención en abril de 2015 acusado de
fraude fiscal, ante su familia y sus vecinos.
A continuación ha enumerado una serie de hechos previos a esa
detención para dejar claro que existía una campaña orquestada por el
Gobierno para acabar con su detención en una época en la que las
tarjetas black de Caja Madrid eran noticia habitual en los medios.
El relato de las actas literales de la sesión en el Congreso es
estremecedor: "Un día antes de mi detención, el 15 de abril de 2015, a
las 9 de la mañana el ministro de Justicia, Rafael Catalá, contó en Los
Desayunos de TVE algunos de mis datos fiscales. Un día antes, el 14 de
abril, había sido el ministro de Hacienda, quien con más habilidad,
comentó en el Congreso una información de VozPópuli publicada por su
director, Miguel Alba, en la que se decía que me estaba investigando el
Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac)”.
Rato incluso ha precisado que el periodista atribuye la información a
“una reunión que había tenido días antes con el ministro de Economía.
Además, tres personas, un exdirector de un periódico, un ex alto cargo
del PP y un articulista me dijeron, días antes, que el Gobierno quería
meterme en la cárcel".
El supuesto montaje de los ministros de revelar sus datos fiscales
buscaba librarse de él y que fuera el chivo expiatorio. Aunque, recordó,
la acusación de alzamiento de bienes se cayó a los 15 días y en tres
años Hacienda aún no le ha encontrado nada.
La acusación a Fátima Báñez, llamar a su secretaria para que le
dejara ante lo que se le venía encima, parece una anécdota menor, que
además el ministerio se ha adelantado a desmentir dentro de las
denuncias que ha realizado hoy.
Rato teme que en las próximas semanas pueda tener que ir a prisión
cuando el Supremo decida sobre el recurso de su condena por las tarjetas
black. Está además pendiente del juicio por la salida a Bolsa de
Bankia, y de lo que resulte de los presuntos delitos fiscales, caso
abierto hace tres años. Esta intervención puede acelerar el proceso.
Pero el ruido puede que no deje entender todo lo que ha sucedido este
martes en el Congreso. Quien no lo haya seguido tiene la oportunidad de
verlo en su página web, la del Congreso. El caso Bankia no está
resuelto, ni aún metiendo a Rato en la cárcel.
(*) Periodista