MADRID.- La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina,
intervino anoche en el Pleno del Congreso para responder a las críticas
vertidas por el PSOE a propósito de la planificación del agua en España.
Tejerina y el diputado socialista Manuel Gabriel González se tiraron
los tejos en un debate en que cada quien trató de arrimar el ascua a su
sardina.
La ministra recordó que cuando el PP llegó al Gobierno
solucionó las «deficiencias» que en esta materia no resolvieron
ejecutivos anteriores. «Nos encontramos con dos legislaturas perdidas»,
enfatizó.
Por su parte, González insistió en que el
Gobierno del PP «ha prometido agua aunque el pozo esté seco» y acusó al
departamento de Agricultura de recortar en la materia y de enfrentar con
sus decisiones a agricultores y usuarios.
«Nunca pensé que desde su
bancada hubiera la osadía de hablar de agua», ironizó la ministra, quien
recordó que cuando su partido llegó a La Moncloa no había «ni un solo
plan hidrológico de cuenca aprobado», cuando la UE exigió tenerlos
listos en 2009.
«En cuatro años, el Gobierno ha tenido que aprobar dos
ciclos. En cuatro años ha tenido que hacer el trabajo de 12», presumió.
El Plan de Gestión de Riesgo de Inundación, que debió estar
en marcha durante el mandato socialista, también se aprobó con el PP,
recalcó la ministra. «Solo las autonomías gobernadas por el PP han
implementado medidas adicionales a las del Gobierno. Creo que eso lo
dice todo»
González criticó que Tejerina intente resolver
la sequía que asola España «con medidas urgentes e improvisadas» y le
acusó de «mercadear» y «de hacer política con el agua». La titular de
Medio Ambiente respondió con decisiones tomadas en los últimos años,
como las actuaciones en el ámbito de la PAC, en el ámbito fiscal y de la
financiación de las exportaciones, y la aprobación de tres reales
decretos de sequía en las cuencas del Duero, Júcar y Segura.
«Hemos
realizado más de 28 actuaciones de emergencia por importe superior a 83
millones y hemos movilizado cerca de 280 hectómetros cúbicos
adicionales en las cuencas del Segura y del Júcar para evitar
restricciones», adujo Tejerina.
El
portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Nacho Hernando, manifestó
ayer que las previsiones indican que en menos de dos años no quedará «ni
una sola gota de agua» en los embalses de cabecera del Tajo, «y el agua
se habrá acabado para todos, sean castellano-manchegos, murcianos o
valencianos». Hernando reivindicó un «diálogo necesario» en el ámbito
nacional porque la falta de agua «no es un problema de territorios» sino
de personas, que no tendrán agua para beber o para sus economías con
independencia de su lugar de residencia. «Es un problema que hay que
resolver desde una óptica global de España y no desde una óptica
sectorial ni territorial», dijo.
Los agricultores de la
Comunidad Valenciana, por su parte, reclamaron «aportaciones externas»
para paliar la situación de sequía «extrema» en esa región.