MURCIA.- Venerable siervo de Dios, es el reconocimiento con el que ya cuenta
el sacerdote Juan Sáez Hurtado. El pasado sábado, 21 de enero, el Papa
Francisco aprobaba las virtudes heroicas del presbítero, primer paso del
proceso de canonización. Así lo informaba la Santa Sede a través de un
comunicado, tras la reunión del Pontífice y el prefecto para las Causas
de los Santos, el cardenal Angelo Amato.
Este reconocimiento ha
sido “una gran noticia para toda la Diócesis”, explica el Delegado
Episcopal para las Causas de los Santos, Antonio García Valverde, quien
asegura que han sido más 170 los testigos que han participado en la
elaboración de la Positio que recoge todas las virtudes con las que el
siervo de Dios Juan Sáez Hurtado había vivido.
“Esto se envió a la
Congregación para las Causas de los Santos, donde un grupo de teólogos
lo ha estudiado, y ha elaborado un dictamen para el consejo de
cardenales encargado de estas causas, que dio el visto bueno; y una vez
dado el visto bueno se le pasa al Santo Padre”. Ese es el proceso que se
ha seguido, tal y como lo explica García Valverde.
El
reconocimiento de venerable es el título que se concede a una persona
fallecida que ha vivido las virtudes de manera heroica. “El proceso
ahora sigue animando a los fieles a que le pidan al Señor, por medio del
venerable Juan Sáez Hurtado, cosas imposibles, milagros grandes”,
puntualiza Antonio García; ya que para la beatificación es necesario un
milagro a través de su intercesión. Para la declaración de santo, que es
el último paso, se precisa un segundo milagro que ha de producirse tras
la proclamación como beato.
“Nació
para ser santo y fue santo en la tierra”. Así lo describe una de los
testigos que lo conocieron. El sacerdote diocesano Juan Sáez nació en
Alcantarilla el 18 de diciembre de 1897 y falleció el 8 de agosto de
1982, a los 84 años de edad.
Un día después de su nacimiento fue
incorporado a la Iglesia católica a través del sacramento del Bautismo.
El 28 de septiembre de 1910 ingresó en el Seminario de San Fulgencio de
Murcia. Doce años después, ordenado sacerdote, pasó a ser coadjutor de
la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, de Molina de Segura. El
primero de más de una quincena de destinos sacerdotales por distintos
lugares de la Diócesis.
El Delegado para las Causas de los Santos
asegura que “el ejemplo de su vida dentro de su gran sencillez ha sido
muy admirado y valorado por todas las parroquias en las que ha estado”.
Aunque, según este sacerdote, en su vida destacan dos aspectos
fundamentalmente: “su desprendimiento total y dedicación a los pobres,
por los que daba hasta su misma ropa y su comida; y su vida de piedad de
amor a la Virgen y a la Eucaristía”. Decía uno de los que han
testificado para esta causa que “su televisión era el Sagrario”.
Pero
son muchos los que aún le recuerdan: “Se quedaba sin comer por dar su
comida al pobre”; “su vida era totalmente Jesús y los demás”; “en la
consagración don Juan se transfiguraba”; “acercar las almas a Dios para
él era lo natural”.
Desde la Delegación para las Causas de los
Santos de la Diócesis de Cartagena se describe a Juan Sáez, en el
boletín informativo del proceso de canonización como “un sacerdote cuyo
corazón, conquistado por Cristo, buscó siempre servir amando a todos los
hombres y mujeres de los pueblos y parroquias por donde pasó”.
“La
vida de don Juan influyó en la geografía religiosa, cultural y social
de pueblos y parroquias fecundándolas y ofreciéndoles la vitalidad de su
tarea sacerdotal, a semejanza del río que influencia todo el terreno
por donde pasa”. Así le define el libro Historia de una entrega total,
del sacerdote Gabriel Galián Alcaraz.
Actualmente
la Diócesis de Cartagena trabaja en distintos procesos de canonización.
El de la ya venerable María Séiquer, cofundadora de las Hermanas
Apostólicas de Cristo Crucificado; el del siervo de Dios Juan Paco
Baeza; y el del grupo de mártires encabezado por José Gómez Llor.
Los
dos primeros, junto al venerable Juan Sáez, siguen lo que se llama “un
proceso de virtudes”, los otros, sin embargo, el camino hacia la
canonización es el del martirio, ya que fueron martirizados en la Guerra
Civil por el hecho de ser católicos, cuyo proceso se encuentra en la
fase de elaboración de la Positio.