«Tengan
ustedes cuidado con ese hombre», me dijeron ayer varios conocidos a lo
largo del día, después de conocerse las amenazas del jefe de Gobierno a
ABC por la publicación de una exclusiva de Javier Chicote
que demuestra el escandaloso plagio
en la tesis doctoral que Sánchez mantenía semiescondida en la
Universidad.
Las amenazas a ABC llegaron horas después de las amenazas del jefe de Gobierno a Ciudadanos en el hemiciclo. Como confirmaba Juan Carlos Girauta ayer, el jefe de Gobierno se dirigió a la bancada de Ciudadanos con la siniestra advertencia de «Os vais a enterar».
Los esfuerzos del revanchismo socialista desde Zapatero por llevarnos a los españoles a la república, que nos llevó a un baño de sangre, dieron un paso estético importante, con esa amenaza de Sánchez desde la bancada del Gobierno a un grupo parlamentario que le contrariaba.
Las amenazas a ABC llegaron horas después de las amenazas del jefe de Gobierno a Ciudadanos en el hemiciclo. Como confirmaba Juan Carlos Girauta ayer, el jefe de Gobierno se dirigió a la bancada de Ciudadanos con la siniestra advertencia de «Os vais a enterar».
Los esfuerzos del revanchismo socialista desde Zapatero por llevarnos a los españoles a la república, que nos llevó a un baño de sangre, dieron un paso estético importante, con esa amenaza de Sánchez desde la bancada del Gobierno a un grupo parlamentario que le contrariaba.
No se
recuerdan amenazas en el Congreso salvo las de los guardias que lo
asaltaron el 23-F. Hay que remontarse a aquella república que tanto
idolatran los socialistas y comunistas de ahora para encontrar algo
semejante a ese «os vais a enterar» del miércoles de Sánchez. Y son las
amenazas del socialista Pablo Iglesias a Antonio Maura, en 1910, y de la
comunista Pasionaria a José Calvo Sotelo, en 1936. Ambas amenazas se
cumplieron.
Maura fue gravemente herido en atentado semanas después de
que el socialista le dijera que el PSOE «luchará en la legalidad
mientras pueda y saldrá de ella cuando deba» y que «para evitar que
Maura suba al poder debe llegarse hasta el atentado personal».
La
Pasionaria dijo de Calvo Sotelo tras un virulento enfrentamiento
dialéctico en el Congreso: «Este hombre ha pronunciado su último
discurso». Y lo fue.
Desde entonces hemos estado sin amenazarnos los
españoles en el Parlamento. Hasta que ha llegado esta nueva hornada de «socialistas podemizados»
que son los hijos políticos del enterrador de la convivencia que fue
Zapatero. Sin mayores diferencias ideológicas con los comunistas, como
aquellas Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que dirigió Santiago
Carrillo, responsable él de muchos miles de muertes de españoles
inocentes, niños incluidos. Y que tiene, por cierto, muchas calles en su
honor y cuya tumba todos respetan.
Ya nos avisó hace meses el muy
perspicaz Antonio Camuñas de que Pedro Sánchez no era solo un problema
político con sus desprecios, sectarismos y malos modos. Que su
manifiesta incapacidad para controlar las frustraciones, su forma
crispada y hasta colérica de reaccionar ante las contrariedades lo
convertían en un ser inquietante. Sin duda lo es. Con el poder que ha
adquirido, de forma extraordinaria y debido al delirante estado de
precariedad general de la política española que los anteriores
gobernantes permitieron, este hombre inquietante es hoy un hombre
peligroso.
En las imágenes del hemiciclo el miércoles, cuando Sánchez
responde a la pregunta trampa de Albert Rivera, se ve al presidente del
Gobierno perder totalmente el control sobre sí mismo. La cara de odio
cuando respondía con «ha convertido su pregunta en un lodazal…» es la
imagen de la ira sin brida. Y la escena segundos después, cuando su
rabia descontrolada le impide notar que se ha acabado su tiempo, que el
micrófono esta apagado y que la presidenta, impresionada, le implora e
insiste en que calle, es un momento parlamentario tan inolvidable como
alarmante.
El señor Sánchez descontrola en sus pasiones por sí mismo y
no soporta que no compartamos, cuestionemos y ridiculicemos la enorme
estima que él se tiene. Se sabe acorralado por la realidad: su Gobierno
se descompone. El deterioro avanza por momentos. El presidente debería
serenarse y convocar elecciones muy pronto. Antes de que tengamos alguna desgracia seria e irreparable.
(*) Articulista de Opinión en Abc
https://www.abc.es/opinion/abci-acorralado-y-peligroso-201809140247_noticia_amp.html