
A lo largo de la
semana pasada se sucedieron las noticias en torno a la llegada del AVE a
Murcia, y las negociaciones de los diferentes grupos políticos en el
Ayuntamiento de Murcia, incluida la reunión de la sociedad Murcia Alta
Velocidad, y el Pleno de la corporación capitalina.
Nunca serán muchas, ni suficientes, las veces que se recuerde la desidia con la que Murcia ha sido tratada en materia ferroviaria por gobernantes de uno y otro signo político, en una y otra Administración. Somos una Región sin vía electrificada y desdoblada, hemos ido viendo cómo acababan cerrándose trayectos de cercanías, y la conexión con Madrid vía Alicante en perjuicio de Albacete, supedita nuestro desarrollo turístico por Alta Velocidad al desarrollo alicantino, siendo Murcia un destino más lejano y más caro desde Madrid a raíz de esa estúpida decisión.
Dicho
todo esto, y señalando a los partidos responsables de este agravio
histórico, PP y PSOE, es necesario centrarse en la situación actual,
compleja políticamente debido a la ausencia de mayorías absolutas, pero
por la misma razón abierta a soluciones de consenso.
Es obligado
desde la oposición denunciar la poca o nula credibilidad que tiene
Fomento, o ADIF como administrador, en sus compromisos y anuncios. Baste
recordar el incumplido convenio de 2006 o la famosa estación
provisional de Los Dolores que serviría para dar el servicio mientras
que se ejecutaba el soterramiento. Yo, que he estado reunido con
representantes de ADIF, con el consejero de turno, y con diferentes
responsables, fui durante cuatro años testigo de la improvisación
constante por parte de 'Madrid', y de la pasividad de Cámara en torno a
este asunto.
Con estos precedentes normal es que nadie, salvo los
hooligans y miembros de carné, demuestren tener una ciega fe en lo que
Fomento anuncie ahora, pues es probado que los cambios de secretarios de
Estado, de coyunturas, o del simple clima o predicciones del horóscopo,
han hecho cambiar las previsiones en torno a esta región olvidada del
sureste peninsular.
Esta situación, que requiere de enorme firmeza
combinada con habilidad, obliga a la constante negociación, a los
compromisos, a las 'pruebas' de voluntad, a las fianzas, prendas, o como
se quieran llamar, pero no a la ruptura por muy legítimas que sean las
razones que empujen a quererla.
La baraja rota en el Pleno del mes
de julio acabará haciéndole el juego al PP, regalándoles con lazo el
mejor argumento posible, la mejor arma política que el PP pudiera usar
en este embate: «el mito del buen murciano». En estos últimos días las
acusaciones de retrasar el progreso, embarrar el futuro, y demás
consideraciones hacia los responsables de 'pinchar' la llegada del AVE
son muchas. Y más que vendrán.
Una solución inteligente hubiera
sido forzar a Fomento a volver al proyecto fantasma de Los Dolores, o a
dotar a Beniel de estación término habilitando lanzaderas desde Murcia
(ocho minutos es el tiempo entre Murcia y Beniel en ferrocarril de
cercanías). Pero no, se ha optado por instar a la paralización de una
obra cuando ya el fiscal lo había hecho, de modo que se convierte al
responsable del desaguisado en una víctima. Una enorme torpeza. Tampoco
es admisible la demagogia con la que se «exige» AVE y soterramiento ya,
como si fuera posible al mismo tiempo, algo que, evidentemente no lo es
por los plazos diferentes que requieren ambas infraestructuras.
Como
vecino de un barrio afectado directamente seguiré reivindicando el
cumplimiento íntegro y escrupuloso del convenio firmado en 2006 que
garantizaba la llegada de la Alta Velocidad soterrada a Murcia, con
presupuestos fijados, y apoyaré el indispensable trabajo que ejercen
algunos de mis buenos amigos en la Plataforma Pro Soterramiento. Pero no
podré estar de acuerdo con ciertas acciones y manifestaciones con
tufillo a revancha que tratan de convertir mociones ganadas en hitos
históricos tras dos décadas de mayoría absoluta, ni confundir la defensa
del soterramiento con lucha de clases ni de ideologías políticas. No
saludar al rival tras el combate lo hiere, lo humilla.
Para colmo
conocemos esta semana que la Comunidad Autónoma donde más cae la
inversión con respecto al ejercicio anterior es la Región de Murcia, y
entre las cinco donde más aumenta están el País Vasco, Navarra y
Cataluña, ¿Les suena? Se ha calentado el ambiente, disponiéndolo
adecuadamente para las generales de noviembre, pero creando un problema
añadido al asunto que nos ocupaba. Diálogo, pero también firmeza, y
cesión cuando corresponda, es lo que ahora se necesita, y lo que
reivindico. Lo demás es la antipolítica.
(*) Ex concejal de UPyD en el Ayuntamiento de Murcia
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