El
Servicio de Patrimonio Histórico emitió un informe el 13 de noviembre de
2019 en el que justificaba los "excepcionales valores" del monumento y
concluía que debía ser incoado el procedimiento para su declaración como
BIC, lo que recibió el visto bueno de la dirección general de Bienes
Culturales a través de una resolución el pasado 22 de enero.
En
el citado informe, el Servicio destaca que el bien tiene un "valor
testimonial, a nivel nacional, del 'Desastre del 98', que daría lugar a
toda una generación cultural especialmente productiva y regeneradora de
la sociedad española", así como "el relevante valor artístico en el
contexto de la escultura urbana de la época".
Además,
hace referencia a "su carácter de hito por excelencia del nuevo espacio
de representación de la ciudad, el espacio ganado al mar que se
configura como una gran plaza monumental flanqueada por el nuevo Palacio
Consistorial (1907), el edificio de la Junta de Obras del Puerto
(1923), la Aduana (1927-1930), la Muralla del Mar, el Gobierno Militar,
Paseo del Muelle Alfonso XII y el puerto de Cartagena".
El
informe explica además que el monumento fue levantado por suscripción
popular e inaugurado por el rey Alfonso XIII el 9 de noviembre de 1923, y
"conmemora el heroico comportamiento de las escuadras de Montojo y
Cervera en las batallas navales de Cavite y Santiago de Cuba,
determinantes en la derrota española frente a los EEUU y la pérdida de
Cuba, Filipinas y Puerto Rico".
En
la inauguración, además de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia,
estuvieron presentes el dictador Miguel Primo de Rivera, el embajador de
los Estados Unidos, Alexander P. Moore, y el entonces alcalde de
Cartagena, Alfonso Torres.
El
monumento testimoniaba, de este modo, una fecha trascendental en la
Historia de España, el denominado 'Desastre del 98', que dio lugar a
toda una generación de intelectuales y a la corriente regeneracionista
de la vida nacional.
Su autor
fue el escultor Julio González Pola (Oviedo, 1865-Madrid, 1929), célebre
por la realización de numerosos y destacados monumentos públicos.
El
monumento a los Héroes de Cavite responde a las convenciones
tipológicas características de las construcciones conmemorativas de
carácter funerario, con la utilización del motivo del obelisco como eje
en torno al que se desarrolla el discurso narrativo escultórico.
El
obelisco, además de su carácter funerario decimonónico, venía siendo
utilizado con carácter conmemorativo y organizador de grandes espacios
urbanos desde que el Imperio Romano comenzara a importar estos elementos
desde Egipto.
Así, la
estructura del monumento se organiza en torno al obelisco-faro,
importante por su referencia a la flota y la ubicación del monumento
frente al mar, y la esencialización de las proas de los buques,
elementos sobre los que se disponen los grupos escultóricos, lápidas
epigráficas y relieves.
Tras el
derribo parcial de las murallas y la consolidación de los Terrenos
ganados al mar en el muelle Alfonso XII, este se convertiría en el
'salón' de la ciudad, escenario de la feria y lugar de esparcimiento, y
junto a él, la plaza de los Héroes de Cavite se convertiría en el
principal espacio de representación urbana, abierto al puerto natural.
Por
este motivo, se considera la plaza de los Héroes de Cavite y la
perspectiva del monumento hacia la bocana del puerto como espacios
necesariamente vinculados.
En
1981-82 se llevó a cabo una demolición-desmontaje del monumento,
procediendo a su reconstrucción con el vaciado en bronce de los
elementos escultóricos, una actuación que fue dirigida por el escultor
Miguel Ángel Casañ, encargándose de la fundición el taller de Eduardo
Capa, y de las obras de cantería en granito del Guadarrama, el cantero
García de las Heras.
Los
elementos escultóricos originales en piedra se recompusieron formando
nuevos hitos monumentales instalados en dependencias militares: en el
interior del Arsenal y en los jardines del Hospital Militar de
Cartagena.