España está en Feria, empezando por Sevilla por donde deambula el
desaparecido líder del PSOE Pedro Sánchez, que aún no nos ha dicho que
da por fracasado su intento de investidura. Y también una fiesta, como
decía Hemingway, pero sobre todo de escándalos relativos a la corrupción
y el fraude fiscal. Los propios nacionales a los que ahora se ha sumado
el alcalde del PP en Granada, Torres Hurtado, y aquellos que vienen del
Canal de Panamá donde el ministro de Industria, José Manuel Soria, va
de mal en peor.
De momento es el PP de Mariano Rajoy quien se lleva la palma de la
negra actualidad en la espera, ya desesperada, de que pasen los días a
ver si de una vez por todas se acaban los plazos de la investidura y se
aben los de las elecciones del 26-J. Cita en la que Rajoy debería de dar
un paso atrás asumiendo responsabilidades políticas en los escándalos
del PP y dando paso, al menos en la cabecera del cartel electoral de su
partido a otra persona tras reunir a la Junta Directiva Nacional del PP,
dado que en este partido no existen oficialmente las primarias.
Ya sabemos que eso de dar un paso al lado o atrás no entra en el
estilo de Rajoy, de quien se dice que está contento con las encuestas
que se manejan en su partido y que dan al PP más del 30% de los votos.
Lo que les anuncia una victoria renovada pero los mismos problemas para
un pacto de gobierno. De ahí la importancia de impulsar otro candidato
del PP que pueda pactar con Ciudadanos y con el PSOE.
Y tampoco le vendría mal al PSOE un relevo en la cúspide del partido,
tras los reiterados fracasos de Sánchez en las elecciones del 20-D y el
proceso de investidura. A lo mejor este asunto lo habló Sánchez con su
adversaria interior Susana Díaz en la Feria de Sevilla. No en vano todo
anuncia a Sánchez que volverá a perder las elecciones, máxime si IU y
Podemos logran un pacto electoral reforzando sus posición en el flanco
zurdo de la política nacional.
De manera que las nuevas elecciones parecen imparables y además todos
los partidos están en pre campaña electoral. Por ello sería bueno el
relevo de los primeros candidatos del PP y del PSOE y no solo por lo que a
esos partidos les podría interesar para mejorar resultados sino también
para facilitar acuerdos de gobierno a partir del 26-J, lo que sería una
decisión de responsabilidad política por el bien del país.
Sin embargo todavía nos quedan casi veinte días de escándalos y de
desencuentros políticos que van a caldear, más si cabe, el ánimo de los
primeros protagonistas y las portadas y aperturas de todos los medios de
comunicación. Los que ahora están centrados en el PP -Aznar salió
también a raíz de una multa de Hacienda-, pero en los que podría salir,
al menos en lo de Panamá, algún dirigente del PSOE como se aprecia en
las declaraciones de Pedro Sánchez en las que afirmó que si aparece un
socialista con una sociedad offshore lo expulsará del partido.
Ambiente pues mal oliente y de alta tensión en la espera del fin de
la legislatura más corta de la transición y de una dura campaña para las
elecciones del 26-J, donde si esto sigue así lamentablemente se hablará
de todo menos de programas electorales y de los pactos para gobernar.
(*) Periodista