2015 ‧ Cine dramático/Suspense ‧ 2.09 horas
Productora |
Anonymous Content
Participant Media
First Look Media
Rocklin/Faust |
Distribución |
Open Road Films |
Género:
Duración:
128 minutos
País:
Estados Unidos
Fecha Estreno:
04-03-2016
"Radio Vaticano, el servicio de radio oficial de la Santa Sede, calificó el film como "honesto" y "convincente" y dijo que ayudó a la Iglesia Católica EE.UU. "para aceptar plenamente el pecado, para admitirlo públicamente, y para pagar todas las consecuencias.". Luca Pellegrini en el sitio web de Radio Vaticano escribió que los
reporteros de Globe "se dieron a ejemplos de su vocación más pura, la de
encontrar los hechos, la verificación de las fuentes, y haciendo ellos
mismos, por el bien de la comunidad y de una ciudad de los paladines de
la necesidad para la justicia." Además, el obispo de Los Ángeles, Robert Barron comentó en una
entrevista que la película era importante para ayudar a reconocer que la
Iglesia Católica es responsable de estos eventos, la película - con su
lista de ciudades y diócesis en la que ha ocurrido un abuso - implica
que no tiene la respuesta ni la reforma hecha por la Iglesia Católica,
que la lista de estados es incorrecta y engañosa.
En febrero de 2016, una comisión de la Ciudad del Vaticano sobre el
abuso sexual clerical asistió a una proyección privada de la película". |
A estas alturas, una película más sobre
casos de pederastia en la Iglesia católica apenas puede aspirar a ser
noticia. No lo son ni los que salen todos los días. Debe de haber ya una
docena de films y piezas de teatro tratando el asunto. Yo he visto dos
más. Y el conocimiento de que el abuso sexual de los niños en
instituciones católicas ha sido siempre, y probablemente sigue siendo
generalizado, tampoco provoca ya mucha sorpresa. Ahora mismo tenemos una
investigación en marcha en un colegio de maristas en Barcelona por
supuestos casos de pederastia. Ocurre con el abuso sexual de los niños
lo que con los asesinatos machistas de mujeres: todo el mundo los
repudia, a todo el mundo abochornan, pero siguen produciéndose y
seguirán haciéndolo mientras no se tomen medidas que verdaderamente
atajen estas dos plagas. Confieso que no tengo muy claro qué hacer con
el machismo asesino, aparte de intensificar todo lo que se hace (que es
poco) y de insistir en la cuestión de la educación.
En
cambio, en el caso de los curas pederastas lo tengo clarísimo: hay que
abolir el celibato eclesiástico. Es algo muy difícil porque esa práctica
antinatural y aberrante que llevan siglos pagando miles y miles de
niños, no es cosa de doctrina o dogma sino puro interés material. Aparte
de lo que ella dice que es y sus seguidores creen mejor o peor, la
Iglesia católica es un negocio, una empresa, una máquina de acumular
riqueza, capital, con una codicia sin límite. Y la base de ese
gigantesco negocio de la puta de Roma (como la llamaba Lutero) es el
celibato sacerdotal: los curas no pueden conocer mujer, ni casarse, ni
tener hijos y, por lo tanto, no tienen una familia en la que gastar sus
ingresos, ni una descendencia a quien legar sus posesiones si por
casualidad las tienen, que suele pasar, pues no es raro que los viejos
que se confiesan con ellos, les dejen sus fortunas. Así estas van a la
Iglesia.
Mientras
el verdadero dios de la Iglesia católica siga siendo Mamón, el clero
será célibe y un porcentaje mayor o menor de él, seguirá metiendo mano a
los niños y más que la mano, si puede.
No, el tema no es original, pero Spotlight
es una gran película y muy valiente. Y también original porque no narra
un caso de abusos sexuales sino directamente la primera historia de
denuncia de abusos sexuales masivos y prolongados en el tiempo en la
dióceses de Boston. El escándalo que destaparon los periodistas del Boston Globe
hacia 2002. La primera vez que se demostraba fehacientemente que los
abusos a los críos eran una práctica habitual en las instituciones
católicas, que hubo setenta curas, solo en Boston, implicados en el
asunto y que se descubría también que la diócesis, a las órdenes del
cardenal Bernard Law se dedicaba a tapar los casos, trasladar los curas
pedófilos de destino (sin castigarlos ni entregarlos a la justicia) y
llegar a acuerdos económicos privados con las familias, comprando el
silencio de estas. Gracias a esa investigación del Boston Globe
se supo de cientos de casos más en los EEUU, miles por todo el mundo,
desde Australia a Irlanda, pasando, claro por la muy católica España.
Algo
repugnante, una especie de asquerosa externalidad de la Iglesia como
empresa que ensucia y contamina el medio moral que se supone debe
fortalecer.
Spotlight es una gran película, también una "historia real" como esa tontería de El renacido,
pero con mucho fuste, mucha categoría, mucho interés para todos los que
creen que en el mundo hay demasiadas injusticias y denunciar las que se
puedan es un deber de cada uno de nosotros. Le dieron un oscar a la
mejor película y otro a algo más. Porque, aunque la historia es
trepidante, narrada a un ritmo vertiginoso, quizá con abuso de travellings
que llegan a cansar, su mérito no está en los efectos especiales y
otras pendejadas sino en que aborda descarnadamente un problema que nos
concierne a todos y denuncia a los culpables. De hecho, el cardenal Law
tuvo que dimitir de la archidiócesis y el Papa Juan Pablo II, otro que
tal, lo nombró archipámpano en Santa Maria Maggiore en Roma, sin duda
para que hiciera penitencia por el daño causado. Al fin y al cabo, un
lugar cómodo y bastante más grato que el fondo del mar con una rueda de
molino atada al cuello que era como Cristo quería ver a los pederastas,
según San mateo (18,6).
O
sea, en realidad, la película son dos películas: una, una historia de
pederastia católica, la primera; dos, una típica historia de
encubrimiento, al estilo de Watergate y casos similares. De aquella ya
hemos hablado bastante y llegado a mi conclusión: mientras no se suprima
el celibato de los curas, ningún niño estará a salvo de estos
depredadores, víctimas ellos mismos de la codicia eclesiástica y
victimarios de los verdaderos perjudicados, los niños, a quienes estos
desalmados han destruido la vida.
El segundo aspecto es la vieja historia de David contra Goliat: los cuatro reporteros de la sección de investigación del Globe, llamada Spotlight
contra la enorme maquinaria de la Iglesia, sus apoyos institucionales,
sus influencias, sus amenazas y chantajes. La lucha de un periódico de
papel del que más de la mitad de los suscriptores son católicos y que
tiene que encontrar un punto de equilibrio entre la necesidad de ir con
pies de plomo para no publicar nada sin contrastar y la de ir con pies
alígeros, no fuera a ser que algún colega desaprensivo le pisara la
historia.
El
relato es de comienzos del milenio y el siglo (de hecho coincide con el
atentado a las torres gemelas) y en esa época está dándose ya la
transición de la prensa de papel a la digital. Parte de la acción se
desarrolla a través de móviles aunque todavía no hay whatsapp. Al final,
unos planos de las rotativas echando humo, escupiendo los atados de
diarios que son cargados después en furgones de reparto al amanecer es
como un nostálgico adiós al mundo de la prensa viva, escenas que
recuerdan a Ciudadano Kane o El manantial.
La interpretación es soberbia y el guión fantástico. Esto es cine.
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En Murcia, NEOCINE THADER. Avda. Juan de Borbón. 16:00, 20:20, 22,45 horas.
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