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miércoles, 18 de diciembre de 2024

Expertos de la ONU, NASA y universidades condicionan la recuperación tras la dana a la colaboración entre instituciones

 

VALENCIA.- Expertos internacionales de instituciones como la ONU, OTAN, el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), la NASA y la London School of Economics and Political Science (LSE) han ahondado este miércoles en cómo la recuperación efectiva de la provincia de Valencia tras la dana dependerá de que las administraciones alcancen consensos, escuchen de cerca las necesidades de la ciudadanía y cuenten con la comunidad científica. Todo ello para que la provincia salga de la catástrofe siendo más resiliente ante unos fenómenos extremos cada vez más frecuentes.

El evento New In Revive Valencia, organizado por Atlas Tecnológico, ha reunido este miércoles en la Fundación Universidad-Empresa de la Universitat de Valencia a más de una decena de expertos internacionales en reconstrucción para compartir sus ideas sobre el presente y futuro de la provincia después de la devastadora dana.

El catedrático Princesa de Asturias y director del Centro Cañada Blanch en The London School of Economics and Political Science (LSE), Andrés Rodríguez-Pose, cree que "la solución va a tardar en llegar exactamente lo mismo que se tarde en consensuar; si funciona todo se puede salir en un año y medio".

En su exposición, ha analizado la respuesta al terremoto de L'Aquila que en 2009 dejó 309 fallecidos y el de Umbria y Marche en 1997, ambos en Italia, con el objetivo de que Valencia no repita los mismos errores. En L'Aquila, la ciudad no ha recuperado su actividad y la población es inferior a la que había. 

"Nadie hablaba con nadie, se luchaba de forma individual y mal. El efecto de la inversión se perdió en inversiones que nadie había demandado, nadie hablaba con la sociedad civil", ha diagnosticado.

En cambio, "la recuperación fue mucho más rápida" en Umbria y Marche, donde ha destacado la estrecha coordinación con la sociedad civil por parte de las autoridades y el énfasis en la vuelta inmediata de las personas a sus negocios y casas.

"Toda reconstrucción es para construir mejor, evitar que esto ocurra pero también crecer desde un punto de vista social y económico, siempre involucrando a los ciudadanos. Los mayores errores han surgido en el pasado cuando las administraciones no han colaborado unas con otras, y cuando no se han tenido en cuenta en las decisiones lo que se demandaba por parte de los afectados, ya sean ciudadanos, empresas o instituciones", ha expuesto.

Rodríguez-Pose considera que "hay un futuro muy prometedor en Valencia", pero se requiere "unas instituciones que funcionen" y "una participación ciudadana y civil importante" para "crear una Valencia nueva, mucho más resiliente, mucho más fuerte y mucho más capaz de crear un desarrollo sostenible".

Preguntado por si esta coordinación se están dando en Valencia, ha apuntado que "es difícil saberlo desde fuera", pero por las imágenes que han surgido "por ahora no se están dando esas condiciones". 

El experto ha advertido que "la parte más difícil de un proceso de recuperación después de un desastre natural es cuando desaparecen los focos" mediáticos, y ha recomendado que se debe evitar "la lucha política" y los actores deben "remar todos a la misma vez".

El director y fundador de Prepared International, experto de la UNDAC (Evaluación y Coordinación de Desastres) de la ONU y asesor en migraciones a la OTAN, Albrecht Beck, ha destacado cómo la catástrofe en Valencia no es un hecho aislado y países europeos como Alemania están sufriendo estos desastres, y deben cambiar sus sistema de seguridad y protección civil y mejorar su preparación técnica, "que cuando se reconstruyan estas zonas estén mucho mas preparadas que antes". 

El experto ha defendido la necesidad de un modelo de gestión unificado que utilice los datos para anticiparse a los acontecimientos y transformar la crisis en una oportunidad.

Beck ha puesto de manifiesto cómo en muchas ocasiones es más fácil la colaboración entre países vecinos que entre las administraciones de un mismo país, donde surgen preguntas de "quién va a pagar qué" y "se ponen en comparación unas regiones con otras". Una cuestión que él también ha observado en su Alemania natal.

Asimismo, también ha destacado que la inteligencia artificial permitirá cada vez disponer de datos más rápido y "valorar los riesgos reales que puede haber" en una población, sus características y cómo necesita que sea la reconstrucción. "Nos da la posibilidad de preparar las cosas con antelación", ha expuesto.

Como director de medio ambiente en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), el valenciano Adonai Herrera ha señalado que "debemos imaginar qué ciudad queremos tener en 15 años y planificarla en función de esa misión de sostenibilidad, no de intereses privados e individuales, sino colectivos y públicos".

Herrera-Martínez ha asegurado que "la inversión en la naturaleza tiene retornos sociales enormes" a la vez que una "herramienta muy efectiva" para mitigar el cambio climático y adaptarse a él. Mitigar los riesgos del cambio climático "no solo es un imperativo moral sino intelectual", y a la vez "también una manera de captar las oportunidades de inversión".

En el marco de la crisis climática, "es importante escuchar a los científicos que se dedican a analizar y estudiar los procesos físicos que ocurren", pero también "a las instituciones financieras y aseguradoras que traducen esos riesgos físicos en riesgos financieros".

Por su parte, la profesora adjunta en el departamento de Ciencias Geográficas en la Universidad de Maryland e investigadora de la NASA Belén Franch, ha destacado cómo la teledetección y la observación de la Tierra a través de satélites "puede ser útil para prevenir" las tragedias, y cómo "los modelos climáticos son cada vez más precisos". 

Así, ha explicado que los satélites de ESA y NASA producen imágenes que pueden consultarse gratuitamente y permiten monitorizar cuestiones como el impacto en la agricultura, que es su área de trabajo.

Mientras "a día de hoy las aseguradoras están desechando todas las cosechas", las imágenes satelitales pueden ayudar a gestionar de una forma más eficiente esta situación y proporcionar datos reales sobre su estado, en vez de su descarte automático.

En ese sentido, ha remarcado que el "uso de la tecnología al servicio de los eventos o conflictos socioeconómicos es crítico, es una herramienta muy potente" y, ante los desastres naturales, se debe seguir apostando por la ciencia y la transferencia de conocimiento, tanto en el sector público como en el privado.

 "La ciencia, igual que en la covid, nos ayudará a salir de todo esto", ha asegurado.

viernes, 26 de noviembre de 2021

La Dana de Alicante y Murcia, el desastre natural de mayor coste histórico en España: 1.319 millones de euros


ALICANTE.- El episodio de la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), más conocido como gota fría, que asoló el sur de Alicante y la Región de Murcia en septiembre de 2019 está considerado como el desastre natural con mayor coste económico en la historia reciente de España, con 1.319 millones de euros.


Las catástrofes naturales tienen un coste anual de 2.313 millones de euros en España, un monto que desde 2016 a 2020 asciende a 12.067 millones de euros, según recoge un informe de la Fundación Aon España.

El informe ha sido presentado este jueves en el VI Simposio del Observatorio de Catástrofes de la Fundación sobre "El coste de las catástrofes", foro organizado en colaboración con la Dirección General de Protección Civil y Emergencias.

Según esos datos, 2019, con 3.120 millones de euros, fue el año con mayor impacto económico por catástrofes, seguido de 2020 con 2.616 millones de euros; 2018 con 2.438 milllones; 2017 con 2.284, y 2016 con 1.610 millones de euros, según un comunicado de la Fundación.

El cálculo de los costes incluye la repercusión en las partidas presupuestarias, subvenciones y ayudas, el impacto en las economías domésticas y en el sector agrícola.

Precisamente por sectores, el agrícola ha sido el más afectado con un 35 por ciento de las pérdidas, seguido de las economías domésticas con un 31,6 % del coste total; las partidas presupuestarias de Protección Civil, la Unidad Militar del Ejército (UME) y Cruz Roja sumadas a las subvenciones de ayuda de Protección Civil supusieron un 4,13 % del total.

Los diez mayores desastres alcanzan los 3.540 millones de euros en daños y pérdidas, lo que representa un 30,5 % del coste económico total estimado.

El ránking de los desastres con mayor coste económico lo encabeza la depresión aislada en niveles altos (DANA) de septiembre de 2019 en Alicante y Murcia, con 1.319 millones de euros de impacto, seguida del temporal de enero de 2020 en toda la península, con un coste de 843 millones de euros.

El tercero fueron las inundaciones y temporales de diciembre de 2016 del sureste de España, con un coste de 272,72 millones de euros.

Fuera de ese periodo analizado, el coste económico del temporal Filomena que se produjo en Madrid en enero de 2021 fue de 1.157 millones de euros, de los que 505 millones estaban asegurados y el resto sin asegurar.

El presidente del Observatorio de Catástrofes, Pedro Tomey, ha señalado que "es la primera vez que se realiza en España un estudio de estas características", en el que se han analizado las catástrofes más significativas ocurridas entre 2016 y 2020.

Según el estudio, el coste asegurado de las catástrofes en ese periodo fue de 6.290 millones de euros, el 41,3 % de los daños totales estimados, con un promedio de 1.258 millones de euros por año.

La protección ofrecida al sector agrario supuso un 38,38 % del total y para el resto de los sectores la cobertura fue del 20 %.

El coste no asegurado alcanzó los 5.274 millones de euros, lo que supone que la brecha de protección -daños asegurados frente a los no asegurados- ha sido del 45,6 % del promedio en el periodo analizado.

Entre 2016 y 2020, las subvenciones y ayudas de Protección Civil alcanzaron los 32 millones de euros, con un coste medio anual de 6,56 millones de euros.

Las partidas presupuestarias de Protección Civil, UME y Cruz Roja se situaron en los 438 millones con un promedio de 87,8 millones de euros al año.