
Los señores Abril y Marqués ya no se esconden para decir que ellos quieren ser de "Cofares" y que ese objetivo prioritario es lo que ahora les guía a ambos. La pela es la pela aunque sea a costa de terceros. No cejan pese al referendum y desean volver a la andadas de una fusión ya rechazada. Quieren ganar para acabar con "Hefame" y diluirla en otra cosa.
Y se celebran estos comicios con un director general bajo sospecha en el presunto delito de La Zerrichera y sospechoso de estar trabajando más para él que para los intereses de los socios. ¿Cómo Hefame consiente tener a su primer ejecutivo policialmente investigado, junto con su esposa, sin apartarlo cautelarmente de su cargo mientras el juez depura responsabilidades? Eso es un escándalo y un desprecio del presidente a sus socios, presunción constitucional de inocencia aparte.
El señor Abril culpa en privado a "LaVerdad" de estar jugando a favor de Sara Peñalver igual que Marqués piensa que "El Faro" está tomando a su manera parte en las elecciones de mañana a favor de Valentín Torregrosa. En el primer caso, es más que obvio que cuando se levanta el secreto del sumario de cualquier caso de corrupción -- y La Zerrichera lo es claramente-- ese periódico le saca todo el partido, afecte a quien afecte.
Esta vez, y aunque le afecte de lleno al director general de "Hefame", el señor Marqués ha salido en los papeles por méritos propios y porque ya veremos a dónde lleva la investigación de la Guardia Civil, en éste y en el "caso Tótem", porque también en las investigaciones de esa otra corrupción salió tangencialmente el nombre del ex consejero de Sanidad y de Ordenación del Territorio como protector político de corruptos.
Luego "El Faro", en un impecable periodismo de documentación, ha destilado una historia por capítulos que no tiene un pero. Olvida el señor Marqués que ya no es delegado del Gobierno, y sí un veterinario de a pié, y que no puede aspirar a que la prensa murciana silencie lo que a él no le conviene y apueste, porque sí, a favor del candidato más adecuado para sus propósitos.
Nadie está jugando sucio excepto el señor Abril y su "jefe", el señor Marqués. Porque en este caso, el listo es el político y el que se cree el más listo del lugar es el boticario lorquino. Y por eso, quien limpia las sentinas es el director general arrimando el agua a su molino mediático, que no es el molino de los socios, en la campaña electoral que hoy finaliza. Tiene más interés Marqués en que gane Abril que el propio Abril en salir reelegido.
Además, el señor Marqués está puesto ahí por el señor Valcárcel para quitarlo de enmedio y, de paso, eventualmente echar mano de "Hefame" por si la necesita para la financiación del PP. Ya apareció, creo recordar, la cooperativa como sospechosa de prácticas financieras no acordes con su naturaleza jurídica y en compañía de Caja Mediterráneo, una entidad hoy en el filo de la navaja del ser o no ser por culpa de los disparates también cometidos a instancia de políticos como el señor Valcárcel o el señor Zaplana.
La cuestión es que la aspirante femenina a la presidencia de "Hefame", una pupila del ex vicepresidente Pedro Guerrero, ha contrariado al machista de Marqués, oneroso para la cooperativa desde el punto de vista remunerativo (¡vaya nuevo coche oficial que utiliza a costa de los boticarios!) y desde el punto de vista de la gestión, ya que lleva gastados 1.000 millones en despidos improcedentes. Y lo ha contrariado, además, porque no tiene seguridad de poder controlarla si se alza con la presidencia.
Peñalver es una mujer joven pero con experiencia, pertenece familiarmente a una saga empresarial acreditada en Murcia, y tiene un equipo capaz de parar a Marqués si se pasa de la raya. No es tampoco un mirlo blanco pero sí lo menos malo entre las opciones a elegir. Ha hecho una campaña muy voluntariosa y la única que realmente merece llamarse así. Porque a Abril no se le ha visto apenas y al otro, un tal Torregrosa, la ocurrencia es lo que le va y, además, se lleva mal con el diván al no estar encantados de haberse conocido. Es más un medio estorbo que un cero a la izquierda.
Lo que pasa en "Hefame" es que nadie se preocupa de lo que es de muchos y por tanto, susceptible de que terceros con poderes se apropien de lo que no es suyo en beneficio propio. Los socios, los farmacéuticos, son una casta especial muy pesetera pero poco o nada combativa. Los políticos han asaltado "Hefame" y la están haciendo bicarbonato, como todo lo que tocan. Parece que la gente de Sara Peñalver quiere y puede desalojar a estos nuevos okupas impuestos desde palacios ajenos a la aspirina pero muy afectados por su efecto dinamizador de conductas.
Aquellos polvos trajeron estos lodos, más bien. En las elecciones de mañana está mucho más en juego de lo que pueda parecer, entre otras cosas que los farmacéuticos vuelvan a mandar en su propia casa, ahora controlada por intereses ajenos a los suyos y en grave riesgo de ser devaluada para que luego algun amigo se haga con ella a precio de saldo.