Si en el debate de TVE Rivera e Iglesias, por este orden, llevaron la
iniciativa y aparecieron como ganadores, en este segundo debate de
Atresmedia Casado y Sánchez han recuperado el protagonismo y la
iniciativa con posiciones más firmes, frente a un Iglesias un tanto
didáctico y monótono y un Rivera que tuvo un arranque hiperactivo y
buscó el cuerpo a cuerpo con Casado.
La consecuencia de todo ello puede ser que el impacto de los debates
en las elecciones generales del próximo domingo 28-A sea prácticamente
nulo y que, salvo algunas mejoras en favor de C's y UP, todo quede como
estaba antes de los debates. Lo que impide pensar en un vuelco notorio, y
lo que tampoco daña a Vox, el gran ausente en los debates.
Puede que Pablo Casado haya sido el político que más recuperó
posiciones en este último debate sobre todo con su discurso y programa
económico. Pero su enfrentamiento con Rivera en pos del liderazgo del
centro derecha le impidió una victoria clara y ello hace que en la suma
de los dos debates C's haya mejorado sus expectativas de votos.
Vimos a un Sánchez más dinámico y bronco, aunque se pasó buena parte
del debate leyendo papeles (traía el debate escrito). Pero se ha
recuperado de la frialdad de su primera intervención defendiendo mejor
sus posiciones y liderazgo en las encuestas y atacando con risotadas a
Casado y Sánchez.
Iglesias estuvo moderado (y moderador) pero monótono y reiterativo en
fondo y forma, y no aportó nada nuevo ni original salvo el rapapolvo
que le lanzó a Rivera llamándolo ‘maleducado e impertinente’ por
interrumpir al resto de los oradores, en lo que fue un arranque
hiperactivo del líder de C's que luego fue mejorando sobre la base de su
discurso reformista,
Está claro que Casado sabía de su mal resultado en el debate del
lunes y esta vez mostró más firmeza y convicción. Y sobre todo se
enfrentó a un Sánchez más bronco con PP y C's que llegó a decir, sin
sonrojarse, que ‘nunca’ había pactado con los independentistas.
Y que evitó las cuestiones de los indultos y de los pactos de
Gobierno con la colaboración descarada de los dos moderadores del
debate, Vallés y Pastor, que no le preguntaron a Sánchez sobre ambos
temas, protegiendo así sus puntos más débiles. Aunque Sánchez quedó en
evidencia al no responder sobre ambos asuntos. Y vamos a ver si ello
tiene o no algún coste para el PSOE en el resultado electoral.
Rivera, que había ganado el primer debate, se equivocó al no
preservar su ventaja con cierta moderación y buscando desde el inicio
del debate la tensión con el resto de los oradores cuando debió haber
adoptado una posición más distante para mantenerse en el primer lugar.
Pero el sartenazo de Iglesias le afectó, aunque no impedirá que C's vaya a
mejorar sus resultados el 28-A, porque en el primer debate fue el claro
ganador.
Una victoria inicial clara de C's que nadie logró en el segundo debate
por más que esta vez Casado mejoró sensiblemente y pareció liderar la
que ha sido su remontada, mientras un Sánchez esta vez más agresivo
defendía su liderazgo en las encuestas convencido de que tiene la
victoria electoral al alcance de su mano. Lo que parece una imparable
realidad salvo que de aquí al domingo próximo ocurra algún incidente
digno de destacar.
(*) Periodista