MADRID.- El Salvados de anoche no dejó a nadie indiferente. Jordi Évole dedicó el programa
a retratar una pequeña parte de lo que ocurre tras los muros de granjas
y mataderos, denunciando las prácticas de algunas granjas industriales y
señalando a una gran empresa (El Pozo) como responsable directa de las
mismas.
Cuando el hashtag #SalvadosGranjas
sigue siendo trending topic, abordamos a varias figuras de distintos
ámbitos del activismo por los derechos de los animales para que nos den
su opinión sobre lo que vieron ayer en La Sexta, revela El País.
Ruth Toledano (Periodista, El Caballo de Nietzsche)
“El programa supone un hito en la televisión generalista por
mostrar esa realidad desde el alcance del prime time. Confío en que las
espantosas imágenes de los animales, el oscurantismo de la industria y
las mentiras de los responsables institucionales hagan replantearse a
mucha gente sus hábitos de consumo y optar por un veganismo ético.
Évole ha hecho lo que activistas y organizaciones de defensa
animal llevan años haciendo: infiltrase en granjas y mataderos para
investigar y denunciar la espantosa explotación y el maltrato al que los
animales son sometidos sistemáticamente.
Que además se haya atrevido a
señalar como culpable a una gran empresa como el El Pozo abre un
horizonte para denunciar desde las grandes tribunas a todas las empresas
de explotación animal. Porque lo que hemos visto no es una excepción,
como han demostrado numerosas investigaciones anteriores, diga lo que
diga el lobby carnista y hasta la propia rotulación final de Salvados (supongo que han debido de recibir muy fuertes presiones).
Destaco que este programa ha sido posible gracias a que Igualdad Animal, Tras los Muros o Filming for Liberation,
entre otros, han hecho antes un trabajo de visibilización de lo que esa
industria quiere ocultar a través de la opacidad que rodea a sus
instalaciones y sus prácticas, y de una publicidad engañosa que vende
como sanos y felices unos productos que solo contienen cautiverio,
sufrimiento y muerte.
Activistas que han sido criminalizados por el
lobby de la carne, silenciados por los medios de comunicación, incluso
represaliados y encarcelados por mostrar una realidad que es
consustancial a la explotación animal”.
Laura Luengo (Wings of Heart, santuario de animales)
“Salvados ha revelado algo
importante: en las granjas no existe ningún control en materia de
bienestar animal. Las personas que estamos en los santuarios lo sabemos
bien, desgraciadamente. Tanto los responsables de las granjas como las
integradoras, las empresas o la administración, o bien son ganaderos, o
bien están ahí para satisfacer al lobby ganadero. Es como si al frente del Ministerio de Medio Ambiente
estuviese el director de una central nuclear. El resultado es que no se
hacen inspecciones para cumplir lo mínimos de bienestar animal, y las
que hacen se avisan con tiempo.
Más allá de eso, se están asesinando cada día millones de
animales que viven hacinados. Se está sometiendo a esos animales a unas
condiciones de vida completamente antinaturales. Los cerdos pasan gran
parte de su tiempo escarbando la tierra y tomando el sol. Necesitan
baños de agua y de tierra…. Lo que se está haciendo con ellos es criar
animales modificados genéticamente para crear auténticos monstruos.
Por muy bien que estén los animales en las granjas, las
cosas no van a cambiar. Al final se entiende que los animales son
dinero, por lo que no se atienden sus necesidades, algo que sí ocurre en
los santuarios. Los cerdos que nosotros rescatamos llegan aquí como desechos de la industria,
con un sinfín de problemas físicos que les impiden llegar a la edad
adulta. Los cerdos son incluso más inteligentes que los perros: si no
estarías dispuesto a hacer eso con un perro, ¿en qué momento podemos
pensar que es lícito hacerlo con un cerdo y llevarlo a un matadero con seis meses,
cuando apenas es un bebé? No: nunca habrá condiciones dignas en una
granja, por mucho que sea ecológica o extensiva, pues siempre se va a
priorizar que sea un negocio rentable”.
Rocío García (Encuentro Vegano, tienda)
“Como documental sobre la industria cárnica que se supone iba a ser, el Salvados
de ayer fue decepcionante, pues no profundizó para nada en la realidad
de esta industria. Habló de explotación laboral, lo que por supuesto
condeno, pero no de derechos de los animales, sino de bienestar animal.
Además, el programa giró alrededor de una sola granja,
con una situación terrible y dando por hecho que se trata tan sólo de
una excepción, cosa que no es cierta. Por suerte hay proyectos como
Igualdad Animal que trabajan cada día sacar a luz la terrible realidad
que se esconde tras los muros de granjas y mataderos que a toda costa
nos quieren ocultar.
Lo único positivo que le veo es que quizá abra la veda para
que la gente pueda querer informarse más sobre la industria cárnica y el
dolor que encierran tras sus muros las granjas y mataderos”.
Javier Moreno (director en España de Igualdad Animal)
“Creo que es un hito histórico que un programa como Salvados
haya hecho un reportaje sobre la industria cárnica como el que hemos
visto hoy. Millones de personas han podido ver el maltrato animal, la
explotación a migrantes, el impacto medioambiental... un cóctel
explosivo que ya está generando un debate sin precedentes en la historia
de nuestro país.
Jordi Évole y todo el equipo de Salvados
han sido muy valientes sacando a la luz este programa, a pesar de todas
las presiones que han sufrido. Hoy se ha abierto una grieta en la
industria cárnica que ya nunca más se podrá cerrar. Después de más de 10
años investigando y denunciando lo que ocurre en granjas y mataderos,
en Igualdad Animal somos conscientes del cambio que puede generar un
programa como este”.
Silvia Barquero (Presidenta de PACMA)
“Las imágenes que vimos en Salvados
no son un hecho puntual. No son una excepción: es la norma. Por eso las
granjas están completamente blindadas a la vista del público. La
industria cárnica cría animales para consumo en una perversa cadena de
maltrato, sufrimiento y muerte. No hay explotación sin víctimas. Ojalá comenzáramos una revolución
con nuestras decisiones cotidianas, justo con lo que ponemos en
nuestros platos. Esas decisiones que tomamos como consumidores,
ciudadanos y votantes pueden cambiar la dramática situación en la que
malviven millones de animales”.
Santiago Talavera (Artista plástico)
“El mensaje que transmitió Salvados
fue que el maltrato en las granjas son casos aislados, cuando sabemos
de sobra que no es así. Comencé el programa entusiasmado con el
tratamiento de la explotación de trabajadores inmigrantes, pensando
incluso en un posible enfoque transversal, ya que la opresión racista y
especista están conectadas. Pero nada más lejos. Las víctimas reales,
que son los animales, aparecen como decorado y no como sujeto principal
en un debate donde al equipo de Salvados le falta valor, claudicando
finalmente ante las estrategias de las empresas cárnicas. Estoy cansado de bajar el listón y dar gracias porque al menos se hable de ello".
Estela Díaz (Doctora en Económicas, profesora e investigadora)
“El programa de anoche era necesario, pero ¿suficiente?
¿suficiente para qué? Sabemos que la realidad no puede mostrarse en un
solo plano, en unas pocas palabras, unos cuantos sonidos e imágenes.
Siempre es lo mismo. Una parte de mí quiere ver más; más empatía, más
dolor, más realidad. Otra quiere ver menos; menos violencia, menos
esclavitud, menos realidad. En verdad, me gustaría ver otra realidad.
Pero vemos lo que queremos ver.
El Salvados de anoche muestra
algunas puertas, simplemente eso. La responsabilidad del espectador y de
la espectadora es decidir a qué puerta está dispuesto asomarse, a abrir
y/o a cruzar. Algunas puertas llevan a la racionalización, a la
culpabilización, a la justificación, a la deshumanización. Pero otras,
las valientes, llevan a la búsqueda, a la reflexión, a la acción.
Siempre es lo mismo. Yo esta noche he visto mucho… y sigue doliendo”.
Eze Páez (Ética Animal)
“Debemos tener en cuenta la situación de partida: la
sociedad desconsidera totalmente los intereses de los animales no
humanos e ignora las condiciones de su explotación. Así, no sería
adecuado juzgar el programa según si ha transmitido un mensaje netamente
antiespecista.
El programa ha permitido que millones de personas conozcan
la situación terrible e injusta en la que se encuentran los cerdos en la
ganadería. Eso supone una brecha en la conspiración de secreto con la
que se protege la industria. Por supuesto, no es la presentación ideal
del problema. En ocasiones parece transmitir que la situación de los
cerdos en la granja en la que se infiltran es excepcional. Sólo Alfonso Senovilla (el inspector vegano) deja claro que es un problema sistémico.
La segunda cuestión es si el programa transmitió el mensaje
adecuado sobre qué hacer al respecto. En absoluto fue así. La apertura
con una granja ecológica, junto con las declaraciones de Florent Marcellesi,
sugieren que el problema moral de fondo es la insostenibilidad
ecológica del actual sistema de explotación y la ausencia de vinculación
emocional entre explotadores, consumidores y víctimas no humanas.
Así,
parecería que la ganadería extensiva o matar artesanalmente a los
animales serían prácticas aceptables, lo que es completamente rechazable.
Es cierto que la ganadería extensiva es, en un sentido, menos mala para
los animales, puesto que no tienen vidas de tanto sufrimiento. Pero
ello no implica que sea compatible con el respeto a sus intereses
básicos.
En general, creo que el Salvados
de ayer puede motivar a muchas personas a buscar más información sobre
la explotación animal, informarse sobre el especismo y, eventualmente,
reducir o eliminar su consumo de productos de origen animal. Sí:
transmite ideas erróneas, pero no creo que el resultado sea que por
causa de este programa se refuercen conductas o actitudes especistas
preexistentes”.
Miguel Ángel Rolland (cineasta)
“Somos insaciables: haremos lo que sea para seguir
consumiendo nuestras adicciones. Nos llevaremos por delante quién sea,
animales, humanos, leyes… todo. No queremos ver: ni siquiera este
programa para poder seguir comiendo ese jamoncito que todo el mundo
admite ser lo mas difícil de abandonar. Incluso los filoveganos.
El Salvados de ayer no fue un documental de veganismo
talibán ni un panfleto de propaganda animalista (como acusaron a mi
película Santa Fiesta). Esto es televisión comercial y hay anuncios publicitarios antes, durante y después de la denuncia dirigida por Évole.
De hecho, hubiera sido inviable programarlo en Navidad. Eso hubiera
sido valentía. Por eso el mensaje se debe disfrazar de salud y
sostenibilidad para no abordar lo más importante. El mercado es el
auténtico monstruo.
Hay una verdad de fondo: somos una especie inmunda que,
cansada de explotar mujeres, niños y otras razas nos aferramos como
demonios poseídos a nuestra superadicción: la carne. Y
para obtenerla matamos, en mataderos limpios, con empleados
semiesclavos, o en diferido (comprando bandejitas de pulpa animal
disfrazada de filetitos). Así que siga consumiendo con absoluta
tranquilidad, como le dice el vasallo de la industria que aparece
tartamudeando al final del reportaje.
Pero si se le revuelve el estómago
y la conciencia ver este apunte de realidad haga como yo. No consuma
menos, haga algo mejor: deje de matar para comer. No hace falta carnet
ni edad: sólo alma o dignidad humana. Puede empezar ya mismo: incluyendo pescado, leche y huevos. Lo demás es contenido entre anuncios y se lo llevará el viento”.