Desde que, el pasado abril, la ministra de Defensa, Margarita Robles, mostrara su malestar por el hecho de que la botadura de la segunda unidad de la familia, el S-82 Narciso Monturiol, no fuera a producirse a finales de este año tal como estaba previsto, y tuviera que retrasarse a 2025, las cosas han ido a peor.
Desde el departamento de Robles han confirmado esta semana que el S-82 no será entregado a la Armada hasta 2026.
El nuevo cronograma de las entregas de los submarinos S-80 se ha dado a conocer en un momento en el que Navantia está redoblando esfuerzos para conseguir el primer cliente internacional del sumergible, objetivo que puede verse perjudicado por las demoras anunciadas en las embarcaciones originales.
De esta manera, la compañía naval española podría dar por perdidas sus ambiciones en India y Canadá, los países con los proyectos más jugosos a los que aspira la firma para recuperar parte de los 4.000 millones de euros invertidos en estos 20 años.
A finales de junio, una comitiva de la Marina India visitó las instalaciones que Navantia posee en Cartagena para evaluar las capacidades del S-80, uno de los dos submarinos que han llegado a la recta final del proyecto P75, programa a través del que la India prevé adquirir seis sumergibles y cuyo contrato asciende a la nada despreciable suma de 4.800 millones de euros.
El interés de la Marina India era comprobar el correcto funcionamiento de la AIP de los sumergibles españoles, un sistema que les permitirá estar más tiempo sumergidos que cualquier otro buque no nuclear del mundo. No obstante, el primer submarino español equipado con este sistema será el S-83, como consecuencia de -vaya sorpresa- retrasos en su desarrollo.
Por su parte, tras mucho meditarlo, el Gobierno de Canadá ha descartado finalmente sumarse al acuerdo Aukus entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia para la adquisición de sumergibles nucleares y, en cambio, adquirir 12 submarinos convencionales.
Esta es una buena noticia para Navantia, dado que entre las alternativas de compra que baraja Ottawa se encuentra el S-80 español. Para el llamado Proyecto de Patrulla Submarina Canadiense, la administración de Justin Trudeau planea destinar un presupuesto de entre 40.500 y 70.000 millones de euros.
Entre los requisitos establecidos por la fuerza naval canadiense para su futura flota de submarinos, destacan el sigilo, la letalidad y una gran capacidad de despliegue en el Ártico, características que podrían ser fácilmente proporcionadas por el S-80. Sólo el tiempo dirá si los numerosos retrasos que viene experimentando la industria naval española terminan por hacerla naufragar en el mercado internacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario