El que haya quedado descartada, por la
acción judicial, la superurbanización en mala hora llamada Marina de
Cope, en los términos municipales de Águilas y Lorca, no da lugar a que
quepan (o que haya que promover) miniactuaciones de la misma índole que
la fracasada, es decir, turística, simplemente porque sugieran un
impacto menor. El enfoque no es ése, sino precisamente el contrario.
Resulta
que, de pronto, han aparecido en la franja costera de la Marina de Cope
tres proyectos de índole turística que, debido a la singularidad de ese
espacio y su estatus jurídico-ambiental, merecen ser rechazados de
entrada.
El primero de ellos, ahora en información pública, consiste en
un camping junto al símbolo de la comarca, la Torre de Cope, elevada en
el siglo XVI en el sistema defensivo de nuestras costas, pero de origen
más antiguo, seguramente romano. Como suele suceder en el caso de
iniciativas que quisieran eludir cualquier examen crítico, este camping
pretende ser de alto nivel ('cinco estrellas', dicen los empresarios,
franceses a la sazón), queriendo decir con ello que Águilas debiera
sentirse muy honrada con este proyecto, dando todas las facilidades para
su instalación.
El asunto es que, como bien se sabe, la
Marina de Cope está declarada Parque Regional y que, pese a ello, carece
de Plan de Ordenación de Recursos Naturales, veinte años después de su
protección formal, simplemente porque las instituciones siguen sin
atreverse a hacerlo, atemorizadas por las organizaciones agrarias
locales.
Es bien conocido el cerrilismo de, concretamente, el líder
local de ASAJA, José Martínez, que no sólo no disimula
su hostilidad a este espacio y esta protección, sino que tiene a gala
decir que no dejará el puesto «hasta que no se haya cargado el Parque»
(¡qué fino, qué gracioso!); y debe sentirse muy contento porque, campaña
tras campaña, el avance de los cultivos antiecológicos va erosionando
fatalmente la Marina, para satisfacción de agricultores con la misma
sensibilidad que el susodicho.
El
hecho de que, de forma tan dolosa, este Parque no haya recibido la
normativa de protección correspondiente, y ya que su protección legal
inicial está vigente (aunque la agricultura intensiva la vulnere
descaradamente), como el Tribunal Constitucional tuvo que recordar, no
cabe utilizar este relativo vacío legal para 'colar' proyectos
comerciales de tipo turístico.
Es al revés: como no hay normativa, no
debe autorizarse nada, por mínimo que aparente ser el impacto a esperar,
mientras no sea realidad el tan boicoteado Plan de Ordenación de
Recursos. No quiero pensar que el ayuntamiento de Águilas haya dado
esperanzas a estos promotores, porque su actitud institucional debe ser
bloquear cualquier ocurrencia de ese tipo precisamente, ya digo, por la
ausencia de marco legal concreto y de aplicación.
Da
la impresión de que, concretamente en el ayuntamiento de Águilas, se
piensa que el medio ambiente, con sus serias exigencias, es un ámbito de
acción política en el que existen grandes posibilidades de lograr
imagen y lustre, lo que constituye un craso error, ya que el medio
ambiente, por esas mismas razones de singularidad y conflictividad que
casi siempre le acompañan, suele generar más problemas y quebraderos de
cabeza que otra cosa; y no ofrece, siendo realistas, oportunidades para
explotar fotos ni discursos.
Me
preocupa ver en un proyecto ambiental sobre basuras marinas, dirigido
por este Ayuntamiento, a la asociación Ambiente Europeo, dirigida por Daniel Rolleri,
que me parece un listo que ha encontrado su hueco en esa parte, nociva,
del ecologismo oportunista, que explota las subvenciones y el trabajo
gratis de los voluntarios, con frecuentes campañas de recogida y
contabilización de residuos en nuestras playa; pero que culminan con el
secreto de los resultados, que el citado personaje guarda celosamente no
sé muy bien dónde ni por qué.
Esto es lo que deduzco después de haberle
reclamado por dos veces, sin éxito, que me facilite la estadística que
produce el trabajo de tantos bienintencionados (y en una ocasión, y
puntualmente, el mío propio y el de mi nieto); una información que, por
cierto, estoy seguro de que pondría en evidencia la contaminación atroz
de nuestro dominio público litoral por la actividad agraria intensiva.
Pienso solicitarle esos datos una tercera vez, aunque no sé si ponerle
música a mi petición o hacerlo mediante requerimiento notarial, ya que
antes o después deberán ser puestos a disposición del fiscal Díaz Manzanera. Por supuesto que esto no va a quedar así.
Sobre
el asunto que nos ocupa, el camping previsto en el lugar más
significativo de la Marina de Cope (y a los pies del sacrosanto Cabezo,
que no deja de sufrir intemperancias y necedades varias), resumiré
diciendo que sería deseable evitar que este proyecto junto a la Torre o
las otros dos iniciativas anunciadas y que pueden venir a continuación,
se judicialicen y arrastren al partido mayoritario en Águilas,
erosionándolo precisamente a un año de las elecciones municipales,
cuando ya casi todo lo que se haga, o se deje de hacer, habrá de entrar
necesariamente en campaña.
Mientras
tanto, es de lamentar que se mantenga el escaso interés de los
ayuntamientos de Águilas y Lorca por la protección de este espacio,
coincidiendo tanto el PP como el PSOE, y hasta Podemos, en dejar hacer a
los antiparque, que no disimulan su objetivo de liquidar finalmente sus
valores ambientales y entregarlo, por la vía de los hechos, a la acción
corrosiva actuante. La intimidación del poder agrario pilla de lleno a
la mayor parte de la clase política, resultando incomprensible en el
caso de PSOE y Podemos (que no pueden esperar apoyo electoral de estos
agricultores tan agresivos, volcados táctica y estratégicamente en el
PP).
Así que, un respeto, más
cuidado y prudencia: un mínimo de sensibilidad ecológico-ambiental, una
mirada al futuro y fortaleza ante las presiones, sean agrarias, sean
empresariales. Y de momento, prodúzcase un rechazo sin ambigüedades,
público y municipal, al proyecto de camping en la Torre de Cope.
(*) Ingeniero, activista y profesor jubilado
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/05/23/respeto-marina-cope/924278.html