MADRID.- Mercadona fue socia del gigante de la industria cárnica Incarlopsa
durante los años en los que se cometieron las irregularidades de
maltrato animal en su matadero y que han sido acreditadas en una
sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla La Mancha, afirma hoy economiadigital.es.
Tras la sentencia judicial, que avanzó este medio en exclusiva, Mercadona
ha asegurado que desconocía los episodios de maltrato animal que
denunciaron de forma reiterada los veterinarios de la administración
y la propia consejería de Sanidad, los cuales quedaron avalados por los
tribunales.
La sociedad
La cadena de supermercados de Juan Roig ha argumentado, hasta ahora, que Incarlopsa
es solo de uno de sus 2.700 proveedores. Pero lo cierto es que el
fabricante cárnico nunca ha sido un simple proveedor de mercancías, ya
que Mercadona llegó a asociarse con Incarlopsa y con Embutidos Martínez en una empresa llamada Martínez Loriente. El capital de esta sociedad se distribuía así: 10% de Mercadona, 45% Incarlopsa y 45% Embutidos Martínez.
Martínez Loriente fue fundada en 2002 y disuelta en
mayo de 2015, cuando la cadena de supermercados comenzó a exigir
especialización a todos sus proveedores. Así, Embutidos Martínez se quedó con los embutidos y la carne picada, e Incarlopsa con los jamones y derivados del cerdos.
Embutidos Martínez e Incarlopsa se unieron y se separan bajo el manto
y las directrices de Mercadona, que participó en su capital, un
movimiento empresarial completamente excepcional en la cadena, tal como
reconocen sus propios portavoces.
Los maltratos
El matadero de Incarlopsa, la principal industria de la localidad de
Tarancón (Cuenca) forzó su ritmo de producción para atender el aumento
de la demanda de su principal y único cliente en España, Mercadona.
El ritmo de producción en el matadero ha pasado desde los 3.200
cerdos hasta los 5.500 en los últimos cuatro años. La compañía se había
comprometido con Mercadona a aumentar su producción, pero las obras para
modernizar las viejas instalaciones sufrieron más complicaciones de las
previstas y la compañía tuvo que forzar la marcha.
Al acelerar la producción, la compañía incumplió uno de los
requisitos de la ley de bienestar animal, que consiste en sedar por
completo a los cerdos antes de su sacrificio para evitarles sufrimiento
innecesario. Para ello, los mataderos tienen que mantener a los animales
unos tres minutos en un foso de C02.
Pero las prisas por alcanzar una mayor producción hicieron que la
compañía redujese el tiempo de exposición al CO2. Como resultado, los
cerdos asistían con conciencia a los procesos de degüello y escaldado,
donde son sometidos a agua con temperaturas que alcanzan los 65 grados.
Las actas de los veterinarios y las auditorías externas demostraron que
entre 2013 y 2017 la empresa sacrificó a una buena cantidad de cerdos
sin estar sedados completamente. Al menos un 50% de los animales
tuvieron que ser reaturdidos con descargas eléctricas para evitar que
los animales fuesen degollados con plena consciencia, según acreditan
las auditorías.
Mercadona estuvo unida a Incarlopsa a través de la sociedad Martínez
Loriente, pero la cadena de supermercados explica que nunca tuvo
noticias de los maltratos animales descritos en la sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha. También destaca que
nunca ha tenido acciones en Incarlopsa.
Los maltratos animales en el matadero de Incarlopsa, que han
ocasionado una sacudida política en Castilla-La Mancha, han llevado al
propio presidente de la comunidad, Emiliano García-Page (PSOE),
a cerrar filas con el proveedor cárnico, la mayor empresa de
facturación castellano-manchega, con más de 600 millones de euros
anuales, el 90% de la cual proviene de Mercadona.
Incarlopsa es uno de los principales donantes de la fundación Impulsa de la Junta de Castilla La Mancha, a quien ha transferido 400.000 euros entre los años 2016 y 2017.