Se han
acabado las vacaciones. La tercera semana de agosto viene con mucha
fuerza con el debate en el Pleno del Congreso de los Diputados y
posterior votación para aprobar el tercer rescate a Grecia. Populares y
socialistas saben que se trata de una oportunidad muy importante de cara
a tratar de recuperar parte de los millones de votos que se han dejado
en el camino de la crisis. Los últimos sondeos reducen mucho las
expectativas de los partidos emergentes.
En
concreto a Podemos la última encuesta de El País solo le otorga 33
escaños si comparece de forma aislada a las elecciones. De acudir
en una candidatura unitaria con las fuerzas progresistas
llegarían a conseguir hasta 55 escaños. De ser así, PP y PSOE
podrían descansar tranquilos de momento ya que pasaría a ser una
tercera o cuarta fuerza en el Congreso.
Las estrategias
empleadas por PP y PSOE hasta ahora han sido muy similares: acusar
al otro de la responsabilidad de la crisis. A ninguno de ellos les
ha servido de nada. Los beneficiarios del voto perdido por los
desesperados e incrédulos en los partidos tradicionales han
sido los partidos emergentes: Ciudadanos y Podemos. Pero si nos
atenemos a los más recientes sondeos, tampoco estos últimos tienen
garantizada su consolidación como alternativa.
El primer
envite de la semana entre PSOE y PP se va a producir el martes
cuando el Congreso de los Diputados debata el acuerdo para un tercer
rescate a Grecia. Muestra de la importancia que concede el Gobierno
al nuevo compromiso con el país heleno es el formato que ha elegido
para el debate.
Se trata de una estructura similar a la de un
debate sobre el estado de la Nación. Por ello ha enviado una
comunicación previa al Congreso, que será lo que defenderá ante el
pleno, mientras los grupos parlamentarios podrán presentar las
propuestas de resolución que consideren pertinentes para ser
votadas.
El Gobierno ha dejado la incógnita de quién va a
defender el acuerdo entre los organismos internacionales y
Grecia. Se pensó inicialmente que sería el presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy.
Ahora queda la puerta abierta a que sea el
responsable de Economía y Competitividad, Luis de Guindos. El ha sido
quien ha negociado en el Eurogrupo y él conoce hasta los más mínimos
detalles del acuerdo.
Al PSOE parece importarle poco quien
lo vaya a defender. Insiste en acusar de nuevo al Presidente del
Gobierno de no haber dado la talla en la crisis que afecta a Grecia y
haber sido solo un seguidor de las tesis de Merkel.
El Gobierno,
según explica en la comunicación enviada al Congreso de los
Diputados, defiende que ha mantenido en este proceso negociador
entre la Unión Europea y Grecia una actitud "abierta y constructiva,
como corresponde a un Estado que comparte no sólo una unión
política y monetaria con Grecia, sino también lazos históricos y
políticos".
Y añade que España ha demostrado desde el primer
momento "una gran solidaridad" con Grecia como evidencia haber
participado activamente en los dos programas anteriores de
asistencia financiera pese a que la situación económica española
era "extremadamente compleja".
Ahora el Gobierno quiere
conocer con detalle, sobre todo la posición del secretario
general del PSOE, Pedro Sánchez, al que consideran que no le queda
más alternativa que hacer descalificaciones de tipo general,
pero que no podrá decir que no a un acuerdo pergeñado por el tándem
Alemania-Francia, en el que en las últimas semanas han jugado un
papel clave los socialistas franceses.
Por si fuera poco este
inicio de semana, nueve días después, Populares y Socialistas
volverán a enfrentarse con ocasión del debate a las enmiendas a la
totalidad de los Presupuestos Generales del Estado. En esta ocasión
será Cristóbal Montoro quien tendrá la oportunidad de tratar de
desacreditar al PSOE como oposición en esta materia.
(*) Periodista