MADRID.- Las grandes
constructoras ven con perplejidad no exento de asombro el plan de
internacionalización que el ministro de Fomento, Íñigo de la
Serna, ha lanzado a bombo y platillo con el objetivo de formalizar
alianzas entre las empresas privadas y las públicas -Renfe, Aena,
Adif y Puertos del Estado- e intentar lograr grandes
infraestructuras en el exterior. Lo consideran un brindis al
sol, en gran medida, a juicio de www.capitalmadrid.com
El
sector entiende que disponen ya de su propia carta de visita y que el
Ministerio debería ocuparse con más ahínco en potenciar la obra pública
interna, antes que actuar de embajador fuera de España. Máxime cuando en
los peores momentos de la crisis debieron emigrar solas para no
desaparecer y cuando siguen sin ver proyectos en firme.
De la Serna ha vuelto a despertar entre las constructoras el malestar
que arrastran desde hace años con el Gobierno por la falta de inversión
pública que ha existido en España, y sin viso alguno de que esto vaya a
cambiar.
“El Gobierno no solo no gasta apenas un euro en obras sino que
ahora nos quiere hacer la agenda para acudir a los grandes proyectos
que hay en el exterior”, han declarado a Capitalmadrid fuentes del
sector, con cierta sorna.
Una reputación exterior ganada a pulso
A una gran parte de las empresas les ha parecido desacertada la
iniciativa que Fomento quiera ahora servir de abanderado de las
constructoras españolas, cuando los grandes contratos en los que
actualmente participan la mayoría los han conseguido por sí mismas.
Las
seis mayores constructoras españolas -ACS, Acciona, Ferrovial, FCC, OHL y
Sacyr- tienen el 75% de su actividad en el exterior y han logrado
mantener su potencial gracias a su estrategia internacional.
En el plan de internacionalización diseñado por Fomento, De la Serna
señala a 11 países estratégicos donde se van a poner en marcha grandes
obras por valor de 2,5 billones de euros -Arabia Saudí, Emiratos Árabes
Unidos, Estados Unidos, Canadá, México, Reino Unido, Noruega, Suecia,
Austria, Colombia y Perú- y enumera otros nueve países emergentes donde
también se prevén importantes proyectos como Argentina, Chile,
Dinamarca, Egipto, India, Israel, Malasia, Marruecos y Singapur.
Esta serie de países que el ministro califica como los más atractivos
porque es donde se van a desarrollar grandes obras emblemáticas,
figuran ya, según estas mismas fuentes, en las agendas de todas las
constructoras españolas y, desde hace tiempo, sus equipos directivos se
están moviendo en esa dirección.
Una medida que favorece más al Gobierno
Por eso, el hecho de que Fomento ofrezca su disposición a explorar y a
participar en foros internacionales es algo que le favorece más al
Gobierno por cuestión de imagen, que a las propias empresas porque todas
estas compañías tienen una reputación consolidada.
A falta de obra pública en España, las empresas han centrado en los
últimos años prácticamente toda su actividad en el exterior. Hasta el
plan de construcción y mejora de carreteras que el Gobierno aprobó en
julio pasado no se ha puesto en marcha aún por lo que el sector sigue
tirando de los proyectos que consigue a nivel internacional.
ACS ha vuelto a liderar en 2016 la clasificación de los principales
grupos de concesiones de infraestructuras, según el ranking que elabora
la revista especializada Publics Works Financing (PWF). Dentro del Top
10, figuran cinco empresas españolas: ACS, Abertis, Ferrovial, Sacyr y
Globalvía. La selección que anualmente hace la revista PWF certifica a
España como el país que más empresas tiene en el mundo en
infraestructuras, que acaparan los mayores proyectos que se realizan en
el mundo.
Y es que, ocho grupos de los 32 que componen el ranking mundial son
compañías españolas por delante de Francia que figura con cinco
empresas. Australia, con Macquarie a la cabeza, tiene tres empresas,
Reino Unido otras tres, y Holanda y México dos cada uno.
La compañía que preside Florentino Pérez encabeza la primera posición
de este listado, tanto por el número de infraestructuras que el grupo
tiene en construcción actualmente o en explotación -un total de 61-,
como por la inversión que representa esta cartera, que asciende a cerca
de 93.000 millones de dólares, unos 83.670 millones de euros.
Por tanto, desde las constructoras se piensa que a quien más favorece
esta iniciativa es al Gobierno y al Ministerio de Fomento que buscan
actuar de embajadores de las grandes constructoras españolas cuando
todas se han logrado a pulso su reputación.
En cambio, la idea de crear consorcios público-privados con Renfe,
Adif, Aena y Puertos del Estado se piensa que es una idea interesante
pues beneficia a ambas partes a la hora de crear estrategias comunes y
generar sinergias. Esta iniciativa si es una medida que suma, pues las
cuatro empresas públicas son punteras en su terreno.