España es un país de risa. Lo ha sido
siempre, a pesar de sus gestos y torvas miradas y a excepción de largos
periodos gobernada por asesinos como Franco. De risa es que, cuando
Catalunya sea independiente, habrá de erigir sendas estatuas a M. Rajoy
(a) Sobresueldos y Soraya Sáenz de Santamaría (a) Ratita hacendosa por
haber hecho más que nadie por romper el país.
Precisamente
los dos herederos ideológicos de Franco son quienes han propiciado la
independencia de Catalunya y la ruptura de España gracias a su infinita
estulticia, su autoritarismo y su corrupción. Pocas palabras bastan.
Santamaría presumía de que Rajoy y ella habían "descabezado" el independentismo. Los únicos descabezados han sido ellos.
El
post se titula Armagedoncillo para subrayar la miseria y el desastre
del Estado español. Esta copiado del nombre que un implicado dio a una
de las habituales charranadas del PP, un partido de gobierno en España
compuesto básicamennte por malhechores a las órdenes de un corrupto,
Rajoy, la gestapillo por la cual estos sinvergüenzas de la
derecha se espiaban unos otros. Gracias a todos ellos, hoy España está
ya a escasa distancia del sumidero de la historia.
La
sala del Supremo, presidida por un magistrado bajo sospecha de
nepotismo y compuesta de franquistas sociológicos, o sea, jueces de
pacotilla, ha hecho lo que ha podido para conseguir que el juicio fuera
secreto: un lugar reducido para que solo quepa la claque vociferante de
los fascistas españoles; negativa a autorizar observadores extranjeros;
retrasmisión por TV o forma de censura; prohibición de que retrasmitan
otras que no estén autorizadas por la española, o sea, el gobierno. Pero
no lo han conseguido y hoy el proceso-farsa, es más visible
internacionalmente que nunca.
Han
puesto al ministro de Asuntos Catalanes, el catalanófobo Borrell, a
propagandear por el mundo en defensa de los métodos tiránicos de España,
la iniquidad y el abuso de los derechos fundamentales, cosa que hace
encantado porque es un ejemplar acabado de socialfascista. Pero no es
eficaz, como cabía suponer.
Así que ha contratado a una ayudante (por
supuesto, con una paga estratosférica) para que lo ayude en hacer
propaganda contra Cantalunya, Irene Lozano, que manda en el proyecto
"España global", con el que se da seguimiento al desastre de inutilidad,
corrupción y despilfarro que fue la "Marca España". Una antigua
militante de UPyD, para quien el referéndum del 1-O equivale a una
violación por haberse hecho sin permiso de la autoridad (in)competente.
Los
socialistas son tan autoritarios, catalanófobos e ineptos como los del
PP. Tratando de salvar este castillo en la arena de la corrupción, Pablo
Iglesias, indigno alcahuete, presionó hasta el último momento a
Puigdemont para aprobar los PGE que estos demagogos vendían como los más
sociales.
El MHP dijo que no, como era lógico, y Podemos todavía ha de
explicar al personal en qué se diferencia del PSOE, aliado perpetuo de
la derecha, y al que quería sustituir. Un PSOE que, horas después, unía
sus votos a los del PP y C's para tratar de impedir que Puigdemont
hablara en el Parlamento europeo. Y eso mientras le pedía el voto
favorable a los PGE.
En
este proceso no se juzgan hechos, delitos; se juzgan ideas e ideologías
y se comete una gran injusticia con los acusados. Es una farsa indigna
de la Europa del siglo XXI, un atropello cometido por gentes sin
autoridad moral ni competencia técnica para hacer lo que hacen. En
definitiva, no se juzga a los presuntos rebeldes, sino al Estado español
a través de su "justicia".
Esta ha quedado retratada en su siniestra
autoridad gracias a las dos declaraciones de los acusados hechas hasta
el momento, la de Junqueras y la de Forn, ejemplos de coherencia,
altura, compromiso y autenticidad, cosas ellas que los burócratas
juzgadores ni huelen.
Escúchense
asimismo las intervenciones de las defensas y las de las acusaciones.
La diferencia de nivel es abismal. Las defensas realizaron exposiciones
de rigor jurídico, claridad política, altura ética.
En algunos casos,
verdaderas piezas de oratoria forense, esa capacidad que Cicerón
valoraba por encima de todas las cosas. Frente a ellas, los oscuros e
incompetentes funcionarios públicos, los dos fiscales y la abogada del
Estado con unos alegatos que oscilaban entre la agresividad
inquisitorial y la pura ignorancia con facetas de franco ridículo.
Moverían a risa de no tener en sus inmorales manos los destinos de
personas inocentes y mucho mejores y más inteligente que ellos. Que
estos individuos vivan de los impuestos que pagan los contribuyentes es
una prueba del grado de degeneración a que ha llegado España.
De la basura de Vox haremos como el propio presidente del Tribunal: callar y hacer callar.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED