BRUSELAS/MADRID.- La ministra española de Economía,
Nadia Calviño, afirmó hoy que el Gobierno quiere recuperar "al máximo"
las ayudas públicas que se concedieron al sector financiero y que la
privatización de Bankia será una de las vías.
La red bancaria volverá al nivel de
los años setenta tras los nuevos ajustes
Los recortes de estructura de la banca están llevando a que la red física de oficinas vuelva a niveles desconocidos en las últimas décadas. De hecho, con los ajustes que se prevén para los próximos años, el número de sucursales a pie de calle retrocederá a los niveles de los 70, en plena transición española y antes de que comenzase el gran despliegue de centros de atención a los clientes del sector, según publica El Economista.
"El
objetivo del Gobierno es recuperar al máximo las ayudas publicas
concedidas", dijo la ministra en la rueda de prensa posterior a la
reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (UE)
celebrada en Bruselas.
Calviño se pronunció así preguntada por el informe
publicado por el Banco de España el 23 de noviembre, que elevó a 64.349
millones el coste de las ayudas al sector financiero, y por las medidas
que toma el Gobierno para recuperar las ayudas.
A este respecto, señaló que "la privatización de Bankia será uno de los elementos para recuperar una parte de esas ayudas".
Afirmó asimismo que el "objetivo fundamental" de esas ayudas fue
garantizar la estabilidad del sistema financiero y que, desde esa
perspectiva, "lo primero que tenemos que conseguir con este dinero es
que el sistema financiero contribuya a la estabilidad y canalice crédito
a las familias y empresas".
El nuevo cálculo
publicado por el Banco de España estima que el FROB, como principal
accionista de Bankia, podría obtener ahora 9.857 millones de euros,
2.341 millones menos de lo previsto en el verano de 2017.
A esa cantidad que se podría recuperar con la venta de Bankia hay que
sumar los 5.150 millones de euros ya recobrados -a razón de 4.477
millones para el FROB y 673 millones para el Fondo de Garantía de
Depósitos- lo que haría un total de 15.007 millones.
Se trata de una parte muy pequeña respecto a los 77.714 millones de
euros en ayudas aportadas por España al sector financiero durante la
crisis, porque el FROB, con dinero público, ha destinado 56.844 millones
mediante inyecciones de capital y otras garantías, y el Fondo de
Garantía de Depósitos, 20.870 millones.
La red bancaria volverá al nivel de
los años setenta tras los nuevos ajustes
Los recortes de estructura de la banca están llevando a que la red física de oficinas vuelva a niveles desconocidos en las últimas décadas. De hecho, con los ajustes que se prevén para los próximos años, el número de sucursales a pie de calle retrocederá a los niveles de los 70, en plena transición española y antes de que comenzase el gran despliegue de centros de atención a los clientes del sector, según publica El Economista.
Con
los cierres anunciados la semana pasada por CaixaBank y los previstos
en Santander por la integración de Popular, más los que lleven a cabo el
resto de entidades, la red contará con menos de 25.000 oficinas, un
umbral superado en todo momento desde 1980.
Las duplicidades por el proceso de fusiones durante la crisis, el
impulso de los procesos digitales para hacer frente a los gigantes
tecnológicos y los cambios sociales y la necesidad de ganar eficiencia
para mejorar la rentabilidad están provocando que, cada vez, más calles
dejen de contar con una sucursal financiera y que buena parte de los
municipios hayan dejado de tener una sola.
Los cierres, según los expertos, no decaerán en la próxima década,
pero señalan que la intensidad se irá frenando y el ritmo dependerá de
los retornos que las entidades consigan gracias a la transformación
digital. Hoy por hoy, a pesar de que cada vez la contratación de
productos bancarios a distancia está creciendo, su rendimiento es
prácticamente nulo, algo que se traduce en que la rentabilidad del
sector no llega a cubrir aún los costes de capital. Un parámetro que
está lastrado también por la reducida actividad y por la situación de
tipos de interés bajos.
Con los ajustes previstos el volumen de oficinas habrá disminuido un
45 por ciento desde el máximo de 2008, cuando superó las 45.700 después
de la época de la burbuja y de la expansión de todas las entidades por
el territorio nacional.
CaixaBank cerrará el 18% de las sucursales y se prevé que Santander, más de 500
La
semana pasada CaixaBank anunció en la presentación de su nuevo plan
estratégico a tres años que eliminará más de 800 sucursales, es decir,
el 18,4 por ciento del total. La medida sorprendió a algunos analistas y
expertos, porque la entidad había sido siempre un arduo defensor de la
red física como canal de distribución.
En los últimos años, CaixaBank sí
ha recortado el número de centros de atención, pero siempre en el marco
de los procesos de integración de entidades que ha materializado en la
crisis y que han sido varios. La entidad de origen catalán ha adquirido
desde que se inició la crisis Bankpyme, Caixa Girona, Banca Cívica,
Banco de Valencia y el negocio minorista de Barclays.
Tras el recorte, previsiblemente CaixaBank seguirá siendo la entidad
con el mayor volumen de sucursales en nuestro país. Todo dependerá del
ajuste que lleve a cabo Santander por la absorción del Popular. El
mercado y los sindicatos esperan que se vean afectadas entre 500 y 800
oficinas.
A principios del próximo año, probablemente, se conocerá la
cifra final, una vez inicie las negociaciones con los sindicatos para
materializar el plan de recorte de estructura.
Apuesta rural
La
entidad catalana, diferencia de buena parte del sector, apuesta
claramente por las sucursales en el ámbito rural, ya que todo el
tijeretazo de red se producirá en las grandes urbes y municipios de
mayor población, según el proyecto de negocio 2019-2021.
Los ajustes de CaixaBank y del Santander supondrán también la salida
de personal a través de prejubilaciones y bajas incentivas no
traumáticas. Se estima que en torno a unas 6.000 trabajadores -unas
3.000 de cada una- tendrán que abandonar sus puestos laborales.
El sector necesita ganar eficiencia y adaptarse al entorno digital para ser más rentables
Estas
salidas se sumarán al intenso proceso de reestructuración de plantilla
llevado a cabo por el sector desde que comenzó la crisis.
La intensidad
ha sido menor que el registrado en oficinas, pero aún así, supera el 30
por ciento. Desde 2008 el volumen de empleados del sector en nuestro
país ha disminuido en más de 83.000.
De momento, estos recortes no están suponiendo una gran ventaja
competitiva de eficiencia, ya que los gastos personal bajan de manera
leve y, en algunos casos se elevan, como consecuencia de las grandes
cantidades extraordinarias que suponen los planes de rescisión de
contratos.
Pero son necesarios porque rebajan los costes futuros. Así,
en los próximos ejercicios el sector espera conseguir mejoras relevantes
de eficiencia operativa y, con ellas, aumentos de la rentabilidad.
Los retornos sobre el capital es la gran asignatura pendiente del
sistema, ya que aún no cubre las exigencias del mercado. Además, la
rentabilidad del sistema está lastrado por la todavía carga de activos
tóxicos a pesar de las ventas aceleradas de grandes carteras por parte
de las principales entidades, por la reducida actividad y por el euribor
en negativo. Hay que tener en cuenta que el crédito aún desciende.