MADRID.- Europa
Laica insta a la ciudadanía a no marcar ninguna de las dos
casillas de la Declaración de la Renta 2017, tanto la de la Iglesia
Católica, como la de Otros Fines de Interés Social. Y lo ruega por los siguientes motivos:
1.Quienes
marcan las casillas de la asignación tributaria no aumentan
su contribución a la Hacienda Pública, sino que reducen su
aportación, pagan al Estado un 0,7 o un 1,4 % menos, que
pasa a la Iglesia católica. Así el dinero recaudado por esta
vía sale de los Presupuestos Generales, no es una aportación
del contribuyente.
2.
Nos manifestamos en contra de que el Estado sirva de
recaudador de la Iglesia Católica, destinando dinero
público para fines exclusivamente religiosos y de
mantenimiento del clero católico, por lo que
entendemos que no debería existir dicha casilla en la
Declaración de la Renta. El dinero recaudado a
favor de la Iglesia Católica, es utilizado por esta
Corporación religiosa para pagar sueldos y seguros sociales de
curas y obispos, para gasto corriente y proselitismo de la
Conferencia Episcopal, para publicidad y propaganda de las
campañas eclesiales, para la financiación de sus propios
medios de comunicación, para las, universidades eclesiásticas,
para montar campañas antiaborto, homófobas... y contra
diversidad de derechos civiles, para las beatificaciones, para
engordar las arcas
del Vaticano, para el pago del IVA… En fin, nada que ver con
fines sociales ni benéficos.
3.
En cuanto a la casilla de “Otros Fines de Interés
Social”, Europa Laica
puede reconocer la labor de algunas de las ONGs (incluidas las
religiosas) beneficiarias de dicha casilla. No obstante, la
mera existencia de esta casilla sirve a efectos de
legitimación (o como coartada) de la
existencia de la casilla de la Iglesia Católica, pues
ofrece apariencia de donación voluntaria y de libertad de
elegir en qué se gastan los impuestos, cuando, en la
práctica, no es así.
Marcar una u
otra o las dos casillas, a efectos prácticos y
presupuestarios, tiene como objeto calcular la cantidad sobre
el total del impuesto recaudado que se
repartirá entre la Iglesia Católica y las ONGs (y que se
detrae de otros gastos sociales en los que pudiera emplearse
dicha cantidad).
No supone, por tanto, una donación voluntaria
sino una forma con la que establecer qué cantidad del dinero
de todos (quienes marcan y quienes no marcan una,
otra o ninguna casilla) se destinará a la Iglesia y los Otros
Fines.
Distinto quizá sería si, además del impuesto,
el contribuyente pagara un 0,7% más para dichos fines (de la
iglesia u otros), en cuyo caso sí sería una donación
voluntaria, lo que no es el caso en el modelo actual.
Y en cuanto a la libertad de opción al señalar una u otra
casilla, hay que recordar que los impuestos “no son” de los
contribuyentes, sino para atender a los gastos generales de
todos y no para financiar creencias privadas.
4.
Los derechos sociales básicos exigibles a los
poderes públicos por la Constitución Española no
pueden quedar al margen, por tanto, de la
asignación y discusión de los Presupuestos del Estado,
ni de los procedimientos de control que garanticen que se
asignen con equidad, eficacia y objetividad, y siempre en
función de los intereses generales.
De lo contrario nos
situamos en el terreno de la discrecionalidad y se posibilita
la asignación de recursos públicos con criterios sectarios y
clientelistas. Por ello exigimos un cambio de modelo
de forma urgente.