MADRID.- Privatizaciones, copagos y recortes han sido
las medidas que el Gobierno ha impuesto desde el inicio de la crisis.
Como “justificación”, según la Federación de Asociaciones para la
Defensa de la Sanidad Pública (ADSP), se han difundido bulos sobre el
sistema sin fundamento y que solo sirven para asegurar el negocio de multinacionales del sector, a juicio de 'Público'.
La idea final es trasladar que la sanidad
pública es ineficiente. Una respuesta que sigue la misma tendencia de
otros países que aplican políticas neoliberales para la gestión del
sistema de salud.
Repasamos algunos de estos falsos mitos con el doctor Marciano Sánchez-Bayle, presidente de la ADSP de Madrid.
1. “Gastamos mucho en sanidad y no nos lo podemos permitir”. FALSO
“Nosotros tenemos un gasto sanitario público,
tanto per cápita como por porcentaje de PIB, por debajo del promedio de
la OCDE y de los países de la UE, y estamos muy lejos de alcanzar ese
gasto en otros países de nuestro entorno. Además, las previsiones son de
bajada. También se dice que abusamos mucho de los servicios sanitarios, cuando tampoco es cierto”,
señala Sánchez-Bayle. “La mayor parte del gasto se produce en la
atención especializada y ahí España ocupa los últimos lugares de uso en
nuestro entorno. Muchas de las consultas son inducidas por el propio
sistema, como revisiones. Y por ello España presenta el menor número de
ingresos hospitalarios por habitante de la UE”.
La propia OCDE indicó que el gasto sanitario
en España está por debajo de la media europea, y los datos nos sitúan en
3248 dólares per cápita, por detrás de Francia, Reino Unido o Italia.
Los últimos datos que tenemos por parte del Gobierno es que en Sanidad se pasará de un 6% del PIB en 2017 a un 5,8%,
según los datos presupuestarios para 2018. Desde 2015 solo ha acumulado
descensos. Por entonces tenía un 6,2%. En 2016, un 6,1% y en 2017 un 6.
Este año alcanza su mínimo histórico, descendiendo del 6%.
2. “El copago ahorra”. FALSO
“No se demuestra que ahorre, solo traslada el
gasto público a gasto privado y eso se traduce en tremendas
desigualdades”, argumenta el director de la ADSP. Recuerda que España
es uno de los países donde se ha incrementado más en desigualdad y eso
significa que las personas con rentas más bajas tienen dificultades en
acceder a los medicamentos que se prescriben.
El Barómetro sanitario de 2016 señalaba que
el 4,4% de la población no pudo retirar los medicamentos por problemas
económicos. “Puede parecer poco, pero son algo más de 2 millones de
personas y genera problemas de salud añadidos”, señala Sánchez-Bayle.
Un 4,8% de las mujeres dejaron de tomar
alguna medicina en mayor proporción que los hombres, con 3,9 %. Las
personas de entre 45 y 54 años (5,6 %) y las de 18 a 24 años (5,5 %)
dejaron de tomar medicamentos por motivos económicos en proporción
superior a la media.
Además, la asociación de Acceso Justo al Medicamento ha advertido en un estudio que el copago cuesta 120 euros al año al pensionista y que devalúa las pensiones. Si las pensiones han crecido en esos años un 3%, el precio de esos medicamentos creció un 75%.
¿Consecuencias? “Todo lo que sea privatizar
o regularizar son barreras que se establecen sobre las personas y sus
problemas de salud, y quedan más desprotegidas. Eso hace que se genere un gasto mayor por enfermo,
porque luego necesita hospitalización o más servicios sanitarios. Como
dice el refrán es pan para hoy y hambre para mañana, porque se produce
un ahorro inmediato pero después un incremento del gasto”, concluye el
doctor.
3. “Los seguros privados son la alternativa”. FALSO
Un informe de Unespa refleja el aumento de
los seguros de salud desde el año 2011, alcanzando ya al 20% de la
población. Para Sánchez-Bayle esta idea oculta varios problemas: “Solo
son accesibles para las personas con más nivel de renta. Es una medida
que incrementa la desigualdad, porque no se lo puede pagar el 10% más
pobre de la población. Y hay que ver la letra pequeña porque se excluyen prestaciones
y se establecen periodos de carencia. Además, si tienes enfermedades
diabéticas o coronarias suben el coste. Discriminan a las personas más
enfermas y más pobres, y eso no es ser una buena alternativa”.
El doctor recuerda el caso de Holanda donde
se puso en marcha el aseguramiento de lo público al privado y se
incrementó el coste. Según un estudio, aumentó el gasto sanitario un 5%
anual, las familias holandesas gastaron un 41% más y un 3% de la
población quedó sin seguro.
4. “Las personas inmigradas saturan las consultas”. FALSO
Andalucía Acoge, que impulsó el proyecto
Stop Rumores, ofrecía datos que niegan esta idea. Según su informe, las
personas inmigrantes consultan un 7% menos al médico de cabecera que las
españolas. También indicaron que el coste farmacéutico por paciente español es de 374,01 euros y 73,70 euros con el paciente extranjero.
Además, desde 1999, la sanidad se financia a través de impuestos
indirectos, como IRPF e IVA. Desde comprar el pan, un café o echar
gasolina al coche. Por lo tanto, el inmigrante que consume en nuestro
país ya contribuye a financiar el sistema sanitario.
“Numerosos trabajos de médicos de familia
han acreditado esta realidad. Las personas inmigrantes tienen un menor
gasto sanitario y una mayor optimización de esos gastos sanitarios.
Además son personas más jóvenes y más sanas porque las personas con peor
salud no pueden afrontar las condiciones de su viaje”, afirma
Sánchez-Bayle.
5. “No hay dinero suficiente para mantener la sanidad pública”. FALSO
“El gasto sanitario español es de los más
bajos de la UE, el 58% del de Alemania. Pero claro que hay dinero. El
dinero público entregado a la banca ha sido de 200.000 millones de
euros, lo que equivale a tres veces el gasto público en sanidad. Todos
los años financiamos a la Iglesia católica con nuestros impuestos
independientemente de nuestras creencias. Hay dinero para rescatar
autopistas no rentables, se aumentó el presupuesto de Defensa en un país
que no parece que tengamos un riesgo de conflicto armado... salvo que
volvamos a invadir la isla de Perejil .
O el dinero que se gasta en
obras públicas que luego quedan en el olvido”, señala el doctor como
opciones para una mejor gestión del dinero público.
También recuerdan desde la asociación que con el presupuesto destinado a asesores de los gobiernos se podrían contratar más de 1000 profesionales sanitarios.
Según un informe de CCOO, uno de cada tres trabajadores de la sanidad
pública es precario, con una tasa de temporalidad del 31%. Además de un
decrecimiento de los trabajadores de la sanidad pública y un aumento en
el sector privado, según los indicadores hospitalarios ofrecidos por el
Ministerio de Sanidad.
“Eso no significa que haya más personal en
general en los centros privados, que se han caracterizado siempre por
tener menos dotación de profesionales, sobre todo por cama hospitalaria.
Y no olvidemos, como tenemos muchos casos de Madrid, que esta gestión
de personal en centros ahora considerados privados se está haciendo con
dinero público”, recuerda Sánchez-Bayle.
6. “La empresa privada es más eficaz y barata que la administración pública para gestionar los servicios de salud”. FALSO
La propia asociación recupera estudios
sobre esta particularidad en otros países. Mencionan un estudio del
sistema sanitario canadiense que muestra unos sobrecostes estructurales
frente al modelo público del 15%–25% para el pago de costes
administrativos, marketing y beneficios de los accionistas.
Sánchez-Bayle recuerda cómo las empresas
que gestionan la sanidad privada y las concesiones han recibido
numerosos apoyos de dinero público que han multiplicado los costes. Y
que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ya decía en 2006,
tras un informe sobre la gestión en Madrid durante la etapa de Esperanza
Aguirre, que “la colaboración público-privada complica aún más la ya de por sí difícil tarea de construir y dirigir un hospital”.
“En España hay pruebas de que la gestión
privada tiene unos sobrecoste de entre 6 y 9 veces más a la alternativa
pública y no hay que perder de vista que las empresas privadas trabajan
en el sector sanitario público para tener beneficios, beneficios que no
se usan en la atención sanitaria”, matiza Sánchez-Bayle.
¿Hay alternativas?
“Hay un clásico y es que mientras hay vida,
hay esperanza”, sostiene el director de ADSP. Considera que estamos a
tiempo de arreglarlo pero que cuanto más se avance en esa línea más
difícil será la recuperación. Reclama “voluntad política, como la que
ahora vamos a ver en Valencia. Dentro de unos días un hospital privatizado se va a recuperar como gestión pública”.
Un paso para consolidar la sanidad pública es no creer estas ideas
falsas neoliberalistas difundidas y, por otro lado, recuperar la gestión
con una “financiación suficiente y finalista, garantizar la equidad y
gratuidad en la accesibilidad a la atención sanitaria a todos los
ciudadanos, establecer mecanismos eficaces de coordinación en el
conjunto del SNS y mejorar la transparencia del Sistema Nacional de
Salud”.