MADRID.- La pesadilla que vive la familia de Eduardo Zaplana
parece no tener fin: a la leucemia que padece el político del PP, en
prisión preventiva desde mayo del año pasado por presunto blanqueo de
capitales y cohecho —entre otros delitos—, se suma la enfermedad de su
mujer, Rosa Barceló, a quien también se le diagnosticó una leucemia un mes antes de la detención de Zaplana.
Tal y como informa La Otra Crónica (LOC), su mujer atraviesa con angustia esta situación, ya que no puede acompañar a su marido,
ingresado desde hace un mes en el hospital La Fe de Valencia en régimen
de aislamiento hospitalario debido a un empeoramiento de su estado de
salud. En ese mismo centro está siendo tratada de su enfermedad Rosa
Barceló.
El matrimonio se trasladó de Madrid a Valencia a raíz de la
enfermedad del político, diagnosticada en 2015 y que le mantuvo apartado
de la vida pública.
Años atrás, en 2011, perdieron a su hijo Edu con apenas 22 años, lo que supuso un duro golpe para ellos. Además, el pasado marzo también murió el suegro de Zaplana, el empresario hotelero y senador Miguel Barceló, al que su hija Rosa estaba muy unida.
A todo ello se suma la interminable espera de un cambio de criterio
de la jueza y el fiscal del caso de Zaplana sobre su petición de
libertad, lo que ha hecho que su mujer apenas se relacione con nadie y
haya experimentando un empeoramiento de su estado.
"Ahora, con lo que
tiene encima, está esquelética y muy envejecida, aunque
saca fuerzas apoyándose en su fe religiosa, como siempre que le ha
golpeado la vida", comentan fuentes próximas que cita LOC.
La representación legal de Zaplana ha pedido hasta en cinco ocasiones
su puesta en libertad provisional, la última el 28 de diciembre,
argumentando siempre que su estado de salud es incompatible con el
riesgo de fuga.
Aunque todavía no hay respuesta a la última petición, la titular del
Juzgado de Instrucción nº 8 de Valencia ha reclamado a La Fe la historia completa del paciente, que será remitida desde el hospital al Instituto de Medicina Legal (IML) para su análisis por parte de médicos forenses.
Estos médicos deberán contestar a varias preguntas que plantea la jueza instructora, tales como si el estado de Zaplana es terminal,
si las dolencias que sufre son consecuencia del trasplante de médula al
que fue sometido en 2015 y si está atendido correctamente.
Frente a esta petición de la jueza, la representación legal de Zaplana reclamó que se suprimiese la palabra "terminal"
por no estar referido a ningún concepto judicial y también que los
forenses del IML se pronunciasen sobre si apoyan o contradicen los
informes emitidos por el servicio de Hematología de La Fe y la Sociedad
Española de Hematología.
Por su parte, desde el entorno de la familia del expresident se lamenta de que, a pesar de su delicado estado de salud, se le impida visitarle durante apenas 45 minutos
a la semana y se impida expresamente a su esposa, Rosa Barceló,
acompañarle en el hospital. De hecho, tampoco pudo pasar con él la
Nochebuena, ya que había agotado los minutos semanales de visita.