MADRID.- Casi 2.700 fallecimientos anuales de media, el empeoramiento
de distintas enfermedades y más de 30 jornadas con restricciones del
tráfico en ciudades como Madrid y Valladolid son algunos de los efectos de la contaminación atmosférica en 2017, agravada por la escasez de lluvias.
A lo largo de este año también superaron el límite de partículas en suspensión -establecido en 50 microgramos por metro cúbico-
las ciudades de Murcia, La Coruña, Santander, Sevilla, Valencia,
Zaragoza, Granada, Huelva, Lérida, Puertollano y Talavera de la Reina
(Toledo), según datos de Ecologistas en Acción.
Este se
ha convertido en uno de los principales problemas de Madrid donde,
durante 2017, se han registrado más de 20 episodios de "alta
contaminación" con los niveles de dióxido de nitrógeno por encima de los
límites recomendados para la salud humana.
Además,
Sevilla y Zaragoza, y también Barcelona, Guadalajara, Salamanca y Getafe
(Madrid), vieron cómo "se dispararon los niveles de dióxido de carbono
en noviembre".
Sin embargo, solo Madrid y Valladolid han aplicado hasta ahora restricciones al tráfico para combatir la contaminación: más de una decena en el caso de la urbe pucelana y el doble en la capital.
El
Ayuntamiento de Madrid ha activado hasta ahora dos tipos de escenarios
de su protocolo anticontaminación: el 1, que limita la velocidad en la
M-30 y en los accesos a la ciudad, y el 2, que añade la prohibición de
estacionar salvo excepciones en las zonas reguladas de residentes.
La
situación no ha sido tan grave como para que se activara la fase 3, con
circulación alterna de vehículos con matrículas pares e impares, ni la
4, con limitación al 50 % del tránsito.
En el caso de
Valladolid, la corporación municipal prohibió circular por el centro de
la ciudad y limitó la velocidad en su casco histórico.
El
pasado 1 de diciembre, entró en vigor también en Barcelona un protocolo
contra episodios de contaminación atmosférica que incluye
restricciones, aunque la directora general de Calidad Ambiental y Cambio
Climático de la Generalitat de Cataluña, Mercè Rius, aseguraba que este
problema sólo se presenta "una media de tres días por año" en la ciudad
condal.
Valencia, Gijón y Avilés también cuentan con
protocolos de protección de la salud ante episodios de contaminación,
aunque no lo han puesto en marcha en 2017.
La mayoría de las ciudades afectadas niega haber alcanzado niveles peligrosos de alerta
o asegura que, en todo caso, son picos "puntuales" atribuidos a
episodios específicos junto a algunas estaciones de medición, como las
obras de remodelación en Santander.
Entre los factores
que generan problemas de polución figuran las emisiones de calefacción
en los hogares, las de la agricultura y sus residuos o las de la
industria y centrales eléctricas.
Pero el informe sobre
calidad del aire elaborado por la Agencia Europea de Medio Ambiente
apunta al tráfico rodado como "uno de los mayores emisores de
contaminantes atmosféricos de Europa", por lo que recomienda una
reducción "muy sustancial" con medidas disuasorias para el uso del
coche.
El informe de la Escuela Nacional de Sanidad que recoge datos de todas las provincias españolas durante el período 2000/2009 cifra en 2.683 las muertes prematuras provocadas en España por la contaminación de partículas en suspensión.
Otros
estudios creen que la situación puede ser peor y, así, el estudio de
Carga Global de Enfermedad 2017 en cuya elaboración participó el
Instituto de Salud Global de Barcelona afirma que la exposición a
contaminantes ambientales causa al menos 21.000 muertes al año en
España.
Asociada popularmente a problemas circulatorios y
respiratorios, la contaminación también puede desencadenar partos
prematuros y generar párkinson o cáncer de mama y estómago, según el
investigador del Instituto de Salud Carlos III Julio Díaz.
No
hay que olvidar la contaminación lumínica ya que, como ha recordado el
doctor en astrofísica Alejandro Sánchez, el derroche de luz eléctrica ha
convertido a España en "el mayor foco de contaminación lumínica en
Europa".