Un acuífero está en equilibrio o sobreexplotado, no porque lo diga un libro o un modelo matemático, como es lógico, sino porque empírica y científicamente esto es así. Es decir, porque la observación de dicho acuífero, con las exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias, pone de manifiesto este hecho de forma irrefutable e indiscutible.
Valga esta introducción para decir que, en mi opinión, no
podemos afirmar, con el mínimo rigor científico exigible, que alguno de
los acuíferos de los que se bombea hoy agua en la cuenca del Segura
esté sobreexplotado. Y si en cambio, que según la red oficial de
piezómetros de la cuenca del Segura, el 90% del territorio de la cuenca
está "subexplotado" o en equilibrio hidrodinámico. Es decir, que se saca
menos agua de la que se infiltra. Y todo ello por las siguientes
razones.
Antes de entrar en
detalles, y a modo de ejemplo comparativo con los acuíferos y para poder
explicarlo mejor, vamos a suponer que queremos saber la temperatura de
una habitación. Para ello, contratamos a un técnico para que nos haga
los cálculos.
1.El Plan del Segura aún no ha definido los acuíferos inferiores
Lo primero que
tenemos que concretarle a ese perito, es de qué habitación se trata
exactamente: si está en la planta baja, o en el ático; si orientada al
norte o a mediodía, por ejemplo.
Es decir, y
volviendo al caso que nos ocupa, para medir el estado de un acuífero en
el tiempo, tenemos que saber de qué acuífero se trata, porque en la vertical hay varios acuíferos superpuestos y no todos los pozos de una zona captan el mismo acuífero.
En efecto, la
comparación de gráficas de evoluciones en el tiempo del agua en los
pozos de un entorno, puede ser como sumar peras y manzanas si no sabemos
con certeza que se trata del mismo acuífero. No nos extenderemos más en
este argumento porque ya se explicó en "Los acuíferos inferiores del Segura también existen".
2. Por qué lo acuíferos no se miden bien
Volviendo al
ejemplo de la temperatura. Parece lógico que para saber la temperatura
ambiente de una habitación, no deberíamos colocar el termómetro pegado a
una bombilla encendida, ni sacarlo por la ventana un día de frío
invierno. Lo sensato sería colocarse en el centro de la habitación y
medir a diferentes alturas: ni muy cerca del techo ni del suelo.
Pues bien, algo
parecido a lo de la bombilla pasa con la medida de los acuíferos, que se
toman en pozos "no representativos" (siguiendo la terminología de la Instrucción de Planificación Hidrológica). Es decir, que se mide el nivel del agua subterránea en pozos que están extrayendo agua constantemente y
que ese bombeo genera, en dichos pozos, una "succión" puntual de la
superficie del agua del acuífero anómala y que en nada representa a la
situación media de dicho acuífero.
3. Por qué el Plan del Segura no mide los acuíferos en su red oficial de pozos
Par evitar esto,
que se venía constatando desde mediados de los años 90, el Gobierno de
España construyó en todas las cuencas hidrográficas nuevos pozos de
control de los acuíferos, que ni bombearan ellos mismos ni estuvieran
cerca de pozos de bombeo. En la cuenca del Segura, dicha RED OFICIAL DE
PIEZOMETRÍA se adjudicó en 2007 por un importe de 7 millones de euros y
se ejecutó entre 2008 y 2009. Desde entonces hasta el día de hoy, se
mide el nivel del agua en un centenar de estos nuevos pozos y
se observa, en la inmensa mayoría de los casos, una evolución estable y
en equilibrio hidrodinámico. Lo que significa que de dicho acuífero se
saca menos agua de la que le entra.
Pues bien, ni el
Plan 2009-2015 aprobado en julio pasado, ni el que está actualmente
en información pública (2015-2021) incluyen ni un solo dato de la
evolución del agua subterránea de esta red oficial. En efecto, la
última medida del estado de los acuíferos tomada para la elaboración
de estos dos Planes es de primeros de 2009; es decir, de antes de que
entrara en funcionamiento esta nueva red oficial de pozos de la cuenca
del Segura.
La pregunta es obvia: ¿por qué se aprueba en 2014 un Plan Hidrológico con datos del estado de los acuíferos de 2009, caducados 5 años y tomados en "pozos no representativos?
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Detalle de un gráfico del Anexo "Caracterización adicional de las masas de aguas subterráneas" del Plan Hidrológico 2009-2015. Observese como la gráfica termina a primeros de 2009. Así en todos los acuíferos, |
Es como
si hubiéramos acercado un termómetro defectuoso a la bombilla y
solo diéramos por buenos esos datos de temperatura, sin tener en
consideración las medidas posteriores tomadas en el centro de la
habitación con un termómetro homologado (Ver el anexo de dichos Planes
denominado "Caracterización Adicional de las masas de aguas subterráneas").
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Evolución
de la profundidad del agua en un pozo cerca de Alhama de Murcia. A
pesar de que la gráfica muestra estabilidad a lo largo de los años, el
acuífero Bajo Guadalentín está declarado sobreexplotado. |
4. Por qué el Plan del Segura no calcula la trasferencia lateral de agua entre acuíferos
El Plan Hidrológico
del Segura tiene una idea muy simple de los acuíferos. Para él, son
como cajones independientes unos de otros que solo recogen el agua de la
lluvia y que la que les sobra, la drenan en ríos y manantiales.
Esto es debido a
que utiliza un programa de cálculo informático (SIMPA del CEDEX) que
tiene estas limitaciones y que son reconocidas por sus autores. Es
decir, que no puede saber el agua que se va cediendo lateralmente entre
acuíferos hasta llegar al mar, ni el agua que se infiltra desde los
cauces de los ríos a los acuíferos.
En cambio, en el
vecino Plan del Júcar, este modelo de la estimación del flujo de agua
fluvial, lo han complementado con otro modelo (PATRICAL) para saber las
trasferencias laterales al mar, estimadas en unos 500 hm3/año.
Volviendo al Segura, y según estudios del IGME de los años 70 y 80,
ahora curiosamente olvidados, unos 100.000 hm3 de aguas subterráneas se
encuentran embalsados bajo nuestros pies en los acuíferos inferiores
del Segura. Embalses que "no constan" en su Plan hidrológico.
Acuíferos que están
desconectados de los cursos fluviales y que trasfieren lateralmente el
agua subterránea entre sí hasta llegar al mar, y no a razón de 93 hm3 al año, como dice su Plan, sino de 493 hm3;
es decir, 400 hm3 más de lo que dice dicho documento. Y ello,
utilizando sus propios datos; porque la multiplicación de 25,93 mm de
Infiltración en los acuíferos no drenantes al río Segura, que dice el
Plan, por la superficie de la cuenca del Segura (19.025 km2) no da 93,
sino 493.
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Esquema
del ciclo hídrico natural de la cuenca del Segura con los datos de su
Plan Hidrológico e incluyendo la Infiltración o Recarga (25,93 mm) y
recalculando la Evapotranspiración Real. Fuente: Modificado del Libro
Blanco del Agua.
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La cuenca del Segura no tiene déficit
Al incluir estos 400 hm3 que al Plan del Segura “se le traspapelan”, los
recursos de agua de la cuenca del Segura, incluidas las aportaciones
medias del trasvase Tajo Segura, son de 1.990 hm3/año. Y como las
demandas son de 1.744 hm3/año (para el horizonte de 2.015) se demuestra que no hay déficit, y si un superávit de 246 hm3/año (1.990-1.744= 246).
5. Por qué las extracciones por bombeo de los acuíferos están muy sobredimensionadas
Otro error, que en mi opinión se comete, a la hora de evaluar el estado de los acuíferos, está en relación con la cuantificación del volumen bombeado de cada uno de ellos. Pues según podemos ver en el anexo del Plan antes indicado (Caracterización Adicional de las Masas de Agua Subterránea)
este dato vital para saber el balance de cada acuífero, no se ha
obtenido en base a encuestas de campo, estadísticas agrarias o estudios
de cultivos. Parece que se ha hecho una estimación indirecta en base a
las evoluciones del descenso en pozos que, como hemos dicho, están
afectados por los propios bombeos en muchos casos.
En efecto, si bien
la evolución de la lámina del agua vista en una escala colocada en el
cuerpo de un presa, nos da idea del volumen de agua que ha salido de un
embalse superficial en un tiempo dado, no pasa lo mismo en el caso de un
acuífero. Pues las leyes hidrodinámicas que rigen los medios porosos no son las mismas que gobiernan los embalses superficiales.
En efecto, se demuestra fácilmente, y el programa PIBE
de la Diputación de Alicante nos puede ayudar a simularlo de forma
sencilla, que en los acuíferos confinados, que son la inmensa mayoría en
la cuenca del Segura, un descenso del nivel del agua en un pozo de
bombeo, no es un vaciado del embalse subterráneo, sino un descenso de la
presión de confinamiento. Es decir, la presión ascendente del agua en
el pozo disminuye con el bombeo, pero el acuífero sigue lleno mientras
ese nivel del agua no baje hasta el techo del mismo.
Por último, no
quiero acabar este artículo sin hacer referencia a un hecho reciente que
va a cambiar toda la forma de entender los acuíferos en poco tiempo. Me
refiero a las últimas investigaciones del profesor Willam Moore de la Universidad de Carolina del Sur y que reciente se han publicado en prensa. Según este científico sólo
una quinta parte del agua que de los continentes va al mar, procede de
cauces superficiales. Las 4/5 partes lo hace por conductos subterráneos.
Terminando por donde empece, pienso que debemos trabajar, en materia de aguas subterráneas, con las exigencias de precisión y objetividad propias de la metodología de las ciencias, pues nos va el futuro en ello.
(*) Hidrogeólogo en la CHS y miembro electo de 'Podemos'