“Hasta el rabo todo es toro”, afirma un dicho muy español. Y ahora
solo estamos en la primera ronda de las negociaciones para la
investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Y aunque las
distancias políticas, programáticas, ideológicas e incluso personales
sean grandes, entre Sánchez y los dirigentes de la Oposición, nada se
debe descartar.
Y ello aunque los primeros encuentros que Sánchez ha mantenido con
los líderes de los grandes partidos nacionales Pablo Iglesias, Albert
Rivera y Pablo Casado han concluido sin resultados positivos que le
permitan a Sánchez tener al alcance de su mano su investidura como
presidente del Gobierno.
Como era de esperar Rivera y Casado le han comunicado a Sánchez que
sus partidos no facilitarán la investidura ni con votos favorables ni
con su abstención.
Por el contrario, en la reunión de Sánchez e Iglesias ambos acordaron
explorar un ‘Gobierno de colaboración’, lo que para Sánchez sería un
Gobierno monocolor del PSOE con presencia de algún independiente
propuesto por Podemos. Mientras que Iglesias entiende la ‘colaboración’
como un Gobierno del PSOE con presencia de ministros de Podemos de
manera proporcional al número de diputados que aportan a la investidura.
Lo que quiere decir que, por el momento, no hay acuerdo de Iglesias
con Sánchez, aunque al Gobierno de ‘coalición’ se le llame de
‘colaboración’. Y vista la firmeza de las posiciones encontradas entre
uno y otro parece que ninguno cederá y que el riesgo de una repetición
electoral sigue presente.
Salvo un vuelco de última hora entre los máximos representantes del
PSOE y de Podemos. O salvo, incluso, que dentro de unas semanas y cuando
se acaben los pactos autonómicos y municipales de gobernabilidad,
Rivera dé la sorpresa y admita la negociación de un acuerdo de
investidura y de un Gobierno -ése si- de coalición entre C's y el PSOE.
Una gran coalición PSOE-C's con la que sueñan el poder económico del
país, las instituciones europeas y los primeros mandatarios de Alemania,
Francia y los EEUU. Algo que, al día de hoy, se antoja imposible pero
que nadie debería descartar.
La diferencia que podría argumentar Sánchez respecto a la
‘colaboración’ con Iglesias y la ‘coalición’ con Rivera es que los 42
escaños de Podemos no son suficientes para la investidura ni garantizan
la estabilidad, mientras los 57 diputados de C's sí suman mayoría
absoluta (180 escaños) con el PSOE para la investidura, y ofrecen
estabilidad política y presupuestaria lo que resultaría fundamental.
Ahora bien, para que eso fuera una realidad Sánchez debería dar un
giro de 180 grados a su política catalana y de pactos con los
soberanistas vascos y catalanes, lo que no resulta fácil de imaginar
cuando desde el PSC ya están pidiendo indultos para los golpistas que
resulten condenados en el juicio del Tribunal Supremo.
Pero esa sí que sería una condición ‘sine qua non’ de C's antes de
cualquier acercamiento de Rivera a Sánchez. Puede que de todo ello estén
hablando en secreto emisarios de uno y otro partido, pero al día de hoy
la realidad es que nadie da un paso al frente y que Sánchez por el
momento y en primera ronda no ha logrado apoyos para la investidura y
para gobernar.
(*) Periodista