Rosa Peñalver no quiere ser presidenta del Gobierno. Ni para gobernar
dos años ni para hacer un papel ´instrumental´ que la obligue a
convocar elecciones autonómicas seis meses después de ser proclamada. No
quiere. Se lo ha dicho al líder de Ciudadanos, Miguel Sánchez, gracias
al cual (y a Podemos, y a su propio partido, el PSOE) es hoy presidenta
de la Asamblea Regional.
El ´tripartito´ imposible ahora para echar a
PAS fue un día posible para convertirla a ella en presidenta del
Parlamento. Ciudadanos podría requerirla como presidenta de un Gobierno
de ´transición´ por el mismo papel institucional que, con Podemos y
PSOE, le adjudicaron tras las elecciones aprovechando que la mayoría
parlamentaria sobrepasaba en un voto al PP. Pero Rosa es socialista,
aunque ahora interprete el papel que le toca y, de entrada, no se presta
a sustituir a su secretario general, González Tovar, por mucho que éste
no complazca para la ´operación relevo de PAS´ no sólo a Ciudadanos ni a
Podemos sino al propio PSOE.
Es lógico que Rosa se resista, porque
aceptar la propuesta implícita cuando ni siquiera hay indicios de que la
´operación censura´ se desarrolle y, menos aún, que se desarrolle con
éxito, supondría crear una fractura en el PSOE. Tal vez en una situación
extrema, si se produjera, su posición podría ser otra, pero esto es un
futurible que no puede preverse.
Pongamos la oreja en los
alcaldes socialistas. No se escucha ni una leve brisa. En teoría, el
cuerpo institucional del PSOE murciano debiera acompañar a Tovar en su
propósito de sustituir a PAS aprovechando que el caso del Auditorio de
Puerto Lumbreras pasaba por allí. El actual jefe del PSOE convertiría
así una derrota electoral estrepitosa por la que no asumió
responsabilidades políticas en un paradójico trampolín para ponerse de
nuevo en el photocall que copó como delegado del Gobierno de Zapatero
para administrar los primeros recortes sociales del Estado a cuenta de
la crisis (para él, entonces, ´desaceleración económica´, recordemos).
Tovar es una alternativa inválida a PAS, y así lo ven Podemos y
Ciudadanos, razón por la cual este último busca una alternativa en el
propio PSOE, aunque primero la prefiera en el interior del PP. Los
populares temen que la encuentre en Joaquín López, el viceportavoz
parlamentario socialista, que sería más del agrado de los alcaldes,
aunque éstos conciben otras alternativas para el futuro, empezando por
la colega de Águilas, Mari Carmen Moreno.
Tovar pretende
fortalecer su precaria situación política como líder del PSOE a cuenta
del ´momento PAS´, el último tren de su equivocada carrera política, en
la que suplantó fatalmente a su hija, María González, con la
consecuencia de que ahora se ve en una encrucijada en que ni él es el
apropiado para sacar adelante al PSOE ni su hija tampoco, y encima ambos
obligados a calificar al presidente regional de mentiroso sin reparar
en que Rajoy gobierna gracias a que la promesa del ´no es no´ se
convirtió en un ´sí por imperativo´, pero en un ´sí´ que cuenta como un
´sí´. Si hablamos de políticos mentirosos disponemos de una baraja muy
completa y no todos están en San Esteban.
No es extraño que Patxi
López, la patera que los Tovar han encontrado para salvar el pellejo
después de su entrega ´incondicional´ al ´sanchismo´, sea convocado a
Murcia capital en la campaña de las primarias, mientras Ana Belén
Castejón, la vicealcaldesa socialista de Cartagena, hará de anfitriona
de Susana Díaz, candidata del aparato de Ferraz para reponer el
liderazgo largo tiempo suspendido del PSOE. El poder municipal
socialista realmente existente, representado por Castejón, se interpone
frente a la operación salvamento de Tovar, que precisa con urgencia del
apoyo, no ya de su partido, que guarda silencio, sino de Podemos y de
Ciudadanos.
Pero el resultado de la entrevista del jefe socialista,
ayer, con Podemos, sirvió para entrever en la posición del partido de
Urralburu un recado envenenado: convidó al jefe socialista a que
registrara cuanto antes la moción de censura contra PAS aun a sabiendas
de que Ciudadanos no la apoyará; de este modo, Podemos cumpliría su
papel mientras el PSOE desperdiciaría la única bala contra la
impermeabilidad del PP. Podemos cumpliría así con los suyos sin asumir
el fracaso de la moción a la vez que se vería liberado de tener que
pactar en la gobernación con González Tovar.
González Tovar, presidente del Gobierno: qué ilusión.
(*) Columnista