Nos
están bombardeando constantement“no cabemos todos en este planeta”, y que sería
necesario “reducir la población”, pero esta
afirmación es perversa porque esconde intenciones genocidas.
e en películas con la idea de que
Hay gente que tiene peores intenciones que Hitler o Stalin. Yo me
quedé de piedra cuando escuché decir al “buen profesor” Jacques
Costeau, que se hizo famoso en
su día con su serie de “Mundo Submarino” que “para estabilizar
la población mundial, debemos eliminar a 350.000 personas
por día”. Menos mal que es
ecologista.
O el caso de Alberto
Giubilini y Francesca
Minerva de la Universidad de
Melbourne (Australia) quienes escribieron en
una “Revista de Ética Médica” que
“matar a un recién nacido podría ser éticamente
permisible”. Menos
mal que son médicos.
Más terrible todavía fue la
afirmación del Príncipe Felipe de
Edimburgo, esposo de la
Reina Isabel II.- “En el caso de que esté reencarnado, me
gustaría volver como un virus mortal,
con el fin de contribuir con algo para resolver la superpoblación.”
Menos mal que es un
príncipe. Como dijo Belcebú
a su nieto, “mis discípulos me han superado en maldad”.
Cuando
dicen que la humanidad se ha convertido en un problema ecológico
para el planeta, es una verdad a medias, porque están
ocultando tecnologías limpias que permitirían reducir el impacto
ambiental, a causa de intereses
petroleros bastardos.
EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA
La superpoblación o sobrepoblación
es un fenómeno que se produce cuando una elevada densidad de
población provoca un empeoramiento del entorno, una disminución en
la calidad de vida o situaciones de hambre y conflictos.
La población humana ha estado
aumentando continuamente desde el final de la peste
negra,
alrededor del año 1.350, aunque el aumento más significativo ha
sido desde la década de 1.950, principalmente debido a los avances
médicos y el aumento de la
productividad agrícola.
Detrás de ello se ocultaba la
intención de generar mucha masa humana trabajadora, que hiciera
posible la revolución industrial, pero la introducción de la
inteligencia artificial en los robots industriales ha dejado sin
trabajo a muchas personas que ahora estorbamos a la élite.
Las Naciones Unidas han expresado
su preocupación por el continuo crecimiento de la
población en el África subsahariana.
Y es que se da la extraña
paradoja de que las familias con menos recursos suelen tener más
hijos, cuando debería ser al revés.
Esto se debe a factores culturales
de la religión musulmana, que vienen de muy antiguo, y que tenían
su justificación cuando existía una gran mortalidad infantil. La
oposición religiosa e ideológica al control de la natalidad
contribuye a la superpoblación y a la pobreza.
Se espera que la población alcance
entre 8 y 10.500 millones entre los años 2.040 y 2.050. En 2.017,
las Naciones Unidas aumentaron las proyecciones de variante media a
9,8 mil millones para 2.050 y 11,2 mil millones para 2.100.
SOLUCIONES
El rápido aumento reciente de la
población humana en los últimos tres siglos ha despertado la
preocupación de que el planeta no sea capaz de mantener el número
presente o futuro de habitantes. Pero
esta preocupación se convierte en una falacia cuando se sabe que
existen muchas patentes secuestradas
por razones de “seguridad nacional” por no decir de intereses
petroleros bastardos.
La simple desclasificación
de estas tecnologías limpias bastaría para reducir en grado
considerable el impacto ambiental de la población mundial sobre el
planeta, e incluso convertir en un vergel el desierto del
Sahara, porque hasta
hay máquinas que pueden sacar agua del aire húmedo.
Esta desclasificación debería ir
paralela a una política de control de la natalidad
para evitar que la gente se reproduzca como conejos, sin control
alguno, y sin tener los medios suficientes para dar una vida digna al
ser humano que nazca.
EDUCACIÓN
La
opción más válida es
centrarse en la educación sobre la superpoblación, la
planificación familiar y los métodos anticonceptivos,
y hacer que los dispositivos anticonceptivos como los condones
masculinos y femeninos, las píldoras anticonceptivas y los
dispositivos intrauterinos estén fácilmente disponibles. En todo el
mundo, casi el 40% de los embarazos son involuntarios
(unos ochenta millones de embarazos no deseados por año).
Se estima que 350
millones de mujeres en los países más pobres del mundo no querían
a su último hijo, no querían
otro hijo o deseaban espaciar sus embarazos, pero carecían
de acceso a información, medios y servicios asequibles
para determinar el tamaño y el espaciamiento de los embarazos.
CONTROL AGRESIVO
Lo que no tiene justificación
ética
de ninguna de las maneras son las llamadas “estrategias
de control agresivas”, porque
históricamente algunos
grupos étnicos, religiosos o ideológicos han intentado ejercer
control poblacional por medios violentos: genocidio,
guerra, infanticidio o esterilización forzosa.
Pero el método más perverso de
todos sería la guerra
biológica, es decir
la inoculación oculta de epidemias por
medios de vacunas o fumigaciones,
porque se afirma que el sida, la gripe aviar o el ébola
son enfermedades artificiales creadas en laboratorio para reducir la
población africana. El propio
doctor Gallo reconoció públicamente, para aliviar su conciencia,
que él había ayudado a crear el virus del sida.
(*) Periodista