En pleno aniversario de la Constitución el presidente Pedro Sánchez
hace un llamamiento al ‘entendimiento’ mientras avanza hacia su
investidura y hacia un modelo constitucional que sus socios y aliados
pretenden controlar con el solo argumento del ‘peligro’ de Vox.
Cuando
el verdadero problema radica en la temeraria y la peligrosa alianza de
los pretendidos socios de Gobierno de Sánchez que no solo esperan
controlar la acción del nuevo Gobierno sino también la dirección del
Estado.
Lo ha dicho Pablo Iglesias sin tapujos y a las claras: ‘el bloque de
la moción de censura está llamado a asumir la dirección del Estado’. Se
refiere Iglesias a los líderes del PSOE (Sánchez), Podemos (Iglesias),
PNV (Ortuzar), ERC (Junqueras), PDeCAT (Puigdemont) y Bildu (Otegui).
Esos son los miembros o dirigentes de ‘el bloque’.
O si se quiere del ‘Directorio’ que no sólo va a gobernar España sino
que además pretende ‘dirigir el Estado’ según Pablo Iglesias, el
vicepresidente ‘in pectore’ del Gobierno de España. Directorio del que
por supuesto queda excluido el Rey Felipe VI que es, según la
Constitución, el Jefe del Estado.
Y todo esto ocurre ante la preocupante complicidad del conjunto del
PSOE y bajo el liderazgo cómplice de Pedro Sánchez a quien sólo le
preocupa poner en marcha su investidura para renovarse en el poder a
cualquier precio, y con toda clase de concesiones a los soberanistas
vascos y catalanes.
Como la ya inmediata de no haber recurrido -para agradar a ERC- el
último desafío al Tribunal Constitucional del Parlamento catalán
desobedeciendo y burlando al TC. Y en cumplimiento del primer acuerdo
pactado por el PSOE con ERC para la investidura de Sánchez.
No en vano en el comunicado conjunto firmado por ERC y el PSOE del
pasado día 2 se reconocía ‘el conflicto político’ catalán -por más que
tal conflicto no existe y sólo es de orden público y legalidad
constitucional-, y se anunciaban ‘soluciones políticas’, lo que en el
lenguaje soberanista quiere decir que: se excluye la vía judicial.
‘El que avisa no es traidor’ e Iglesias ha dejado clara cuál será la
acción de Gobierno y de dirección del Estado del nuevo Ejecutivo de
coalición entre PSOE y UP. Y ‘el que calla otorga’ y ese silencio ha
sido la respuesta de Sánchez a la advertencia de Iglesias.
Dejando fuera de juego al Rey Felipe VI que es el Jefe del Estado. Y
además implicando en la ‘dirección del Estado’ a los dirigentes
golpistas Junqueras y Puigdemont, y al filo terrorista Otegui (al que
acaba de elogiar Zapatero).
Y todo ello a la única y mejor gloria de un Pedro Sánchez que asegura
que todo se hará ‘con transparencia y dentro de la legalidad’, a la que
acaba de burlar él mismo no recurriendo al TC la desobediencia del
Parlament.
¿Hacia dónde nos lleva Sánchez y como se va a desarrollar todo esto?
son cuestiones que provocan gran inquietud. Como también inquieta ver al
PP callado sin ofrecer alternativas y sin explicar a los ciudadanos el
alcance y la gravedad de lo que está ocurriendo.
Porque el blando y
ciego liderazgo de Pablo Casado y la ausencia de denuncias ante la
opinión pública ya están desfigurando la imagen y la función de lo que
debería ser la respuesta clara y contundente de la Oposición.
Aunque la culpa mayor de todo esto la tienen Sánchez y la dirección
del PSOE. Pero no sólo la Dirección del PSOE sino también la totalidad
de sus dirigentes que están callados como muertos mientras su secretario
general destruye la historia democrática y constitucional del PSOE
durante los años pasados de la Transición.
Pablo Iglesias ya es de 'la casta'
El día que Pablo Iglesias e Irene Montero se compraron su bonito
chalé en Galapagar la pareja -que aspira como tal a estar en el Gobierno
de Pedro Sánchez – abandonó simbólicamente el populista campamento del
15-M en la Puerta del Sol de Madrid para pasar de clase trabajadora a
clase media, y de ahí a integrarse en ‘la casta de la política’.
Sobre todo si se confirman las sanciones cruzadas entre dos abogados
de Unidas Podemos y la dirección del partido con acusaciones que van del
acoso sexual, al cobro de sobre sueldos en dinero negro y de corrupción
interna.
Y si Iglesias consigue entrar de vicepresidente en el Consejo de
Ministros y su compañera Montero de ministra, algo nunca visto en
España, entonces en las puertas del chalé de Galapagar estarán esperando
todas las mañanas dos coches oficiales del Gobierno de España para
trasladar a Madrid a la famosa pareja de la extrema izquierda española.
Nada de malo hay en todo ello salvo que se confirmen los escándalos
de la corrupción interna de Podemos. Lo que de momento niega ‘el
matrimonio’ que se quedó con todo el poder del Partido tras la caza de
Íñigo Errejón y la marginación de Pablo Echenique, más las purgas de
Bescansa y otros ex fundadores de Podemos como Sánchez, Alegre y
Pascual.
Pero, a pesar de los pesares y sólo pendientes del ‘sí’ de ERC
Iglesias, está a punto de hacer Historia y conseguir el regreso del
marxismo al Gobierno de España, 83 años después del que fue último
gobierno de Francisco Largo Caballero en 1936.
Y no solo eso, Iglesias con tal de tocar poder y permanecer en él
durante algún tiempo también está dispuesto a renunciar a sus programas
sociales, como liquidar la reforma laboral de Rajoy, renunciar al
déficit, e incluso al control exhaustivo de los precios de las viviendas
de alquiler.
Ya lo ha anunciado Iglesias a sus bases en una carta donde les
informó de las renuncias y sacrificios que aceptarán para los sectores
más deprimidos de la sociedad, mientras ellos se instalan en lo más alto
del poder nacional.
Están en su derecho y así lo ha querido Pedro Sánchez. Y si lo logran
está claro que Iglesias moderará su posición inicial porque se juega
mucho en el envite y no puede malograr tan extraordinaria oportunidad.
(*) Periodista