MADRID.- El presidente del Banco Central Europeo lanzó dos
mensajes decisivos en la última reunión del BCE celebrada el jueves, y
que alteraron también el valor de las entidades financieras, al cotizar a
la baja tanto ese día como el viernes. El más perjudicado ha sido Bankia, a juicio de Cinco Días.
Según explicó Jorge Sicilia, economista jefe de BBVA Research,
el BCE realizó “dos anuncios que encuentran un buen equilibrio entre
ser agresivo y ser prudente”. El primer anuncio fue que el programa de
compra de activos que inició en 2015 se termina en diciembre. El segundo
fue un mensaje de cautela, “porque si todo va como espera, seguramente
no necesite subir tipos hasta verano de 2019, un periodo algo más largo
que el que se estaba contemplando”.
Así las cosas, la reacción de la Bolsa a este último anuncio no se hizo esperar, y los títulos de los bancos comenzaron a caer.
BBVA y Santander se salvan del castigo que supone
mantener unos tipos de interés bajo mínimos unos meses más de lo
previsto. Su diversificación en mercados como Latinoamérica, o en el
caso de Santander, también Reino Unido, vuelven a salvar de una caída en
picado a sus títulos.
No ocurre lo mismo con Bankia o Liberbank, sobre todo. Estos dos
bancos que son los que más dependen de una normalización de los tipos de
interés al contar con una importante cartera de hipotecas, y operar
solo en España. Sabadell, CaixaBank y Bankinter también están expuestos a los tipos cero, pero tienen más mimbres para resistir la presión de sus márgenes unos meses más.
En el caso de Bankia, la caída de su valor puede suponer, según
coinciden prácticamente todos los expertos, un retraso en su
privatización, prevista para diciembre de 2019. En la actualidad el
Estado controla el 61% de su capital, tras recibir en 2012 unos 22.424
millones de euros, a los que habría que sumar otros 1.600 millones de BMN, ahora integrado en la firma que preside José Ignacio Goirigolzarri.
El PSOE ha defendido en los últimos años que Bankia debería
privatizarse solo cuando el contribuyente pudiera recuperar las ayudas
públicas concedidas a esta entidad. Y parece que por ahora no solo no va
a ocurrir, sino que se complica que pueda suceder también el próximo
año. A ello se suma el hecho de que Podemos, socio de los socialistas
tras la moción de censura del pasado 1 de junio, es partidario de que
Bankia se consolide como un banco público. Por ello, no sería extraño
que una de las próximas medidas de la actual ministra de Economía, Nadia Calviño, sea retrasar nuevamente la fecha de privatización de Bankia por ley.
La consecuencia de este retraso en la subida de los tipos de interés
puede acarrear también otras consecuencias para los bancos medianos
españoles. Forzar nuevas fusiones bancarias. La presión sobre los
márgenes de unos tipos de interés al 0% o incluso, como hasta ahora,
negativos, solo puede compensarse con un recorte de costes y menores
provisiones, y/o con un aumento de los ingresos.
Ante la dificultad de que algún que otro banco mediano pueda seguir
aplicando estas recetas, solo queda una cirugía drástica, más fusiones.
Hace un par de meses se apuntaba a la fusión entre Liberbank y Unicaja,
pero parece que si lo hubo se paró, aunque dadas las circunstancias,
todo es posible. Cosas más raras se han visto en las últimas semanas en
todos los sentidos.
Unicaja, de hecho, estuvo negociando con Santander
una fusión justo antes de salir a Bolsa. Pero, al final fue la entidad
de origen malagueño la que decidió apostar por el parqué, y Santander por Popular.
La digitalización, mientras, se ha convertido en la panacea del sector para justificar más ajustes. Sin embargo, según un estudio de BBVA
Research publicado la semana pasada, la contratación de productos
financieros por internet es aún incipiente en España, pese a que esta
estrategia es compartida por toda la banca. Solo un 9,8% de los
internautas compran algún producto financiero en la red. Los retos de la
industria están condicionados por la confianza (digital) del cliente,
la concienciación del uso de datos y la transparencia en la información,
explica su autor, Alfonso Arellano.
Mientras, y solo como dato para terminar, el crédito a actividades productivas -empresas- pasó de 2007 a 2017 de 943.000 millones de euros a 591.000 millones, lo que supone un decremento del 37%, según un estudio realizado por la consultora AIS Group.