Hola Mundo.
No descarten que fuese la propia Isabel Franco la que el martes por la noche informara a López Miras de la moción de censura en ciernes. Como vicepresidenta tiene hilo directo y odia a Martínez Vidal.
Carlos Cuadrado viajó el martes a Murcia tras una reunión el lunes en Madrid con los cuatro concejales de Cs en el Ayuntamiento de Murcia: Mario Gómez, Juan Fernando Hernández, Parqui Pérez y Pedro José García Rex.
Los ediles habían acudido a la sede de la dirección nacional de su
partido a exponer la insostenible situación en el Consistorio murciano y
a pedir amparo tras la querella del PP contra el vicealcalde por
supuesta filtración de documentos y el supuesto espionaje a concejales
de la formación naranja. Expusieron con todo lujo de detalles la
denuncia interpuesta ante la Policía por supuesta corrupción con los
contratos e informaron de la investigación en marcha por parte de la
Fiscalía.
El partido de Arrimadas, que tras el vacunagate había intensificado las conversaciones con Ferraz, consideró oportuno no limitar la moción de censura al Ayuntamiento de Murcia y decidieron que tampoco podían seguir siendo socios del PP en la Comunidad Autónoma con la UDEF rebuscando por los cajones de cuatro concejalías.
"El PP no
quiere socios, quiere cómplices para tapar la corrupción" ha dicho Inés Arrimadas en
Onda Cero. Sabían por otra parte que los socialistas no pondrían
reparos a las mociones de censura porque lo venían planteando desde hace
tiempo. Solo faltaba que Diego Conesa cediese la presidencia a Ana Martínez Vidal como así hizo.
Probablemente, López Miras sabía desde el mismo día que se registró la moción de censura en la Asamblea Regional que no saldría. Que no cesara a Franco ya indicaba que algo no iba bien. La vicepresidenta debió comunicarle que podía contar con el clan de Alcantarilla (Franco y Álvarez). Que todo era negociable. Solo tenían que convencer a Valle Miguelez que, al parecer, se sentía humillada y menospreciada tras ser defenestrada como secretaria de organización en la región de Murcia después del batacazo electoral en noviembre de 2019.
La de Ávila que metió Mario Gómez en el partido tras el escándalo de las facturas, no debe haber encontrado suficiente cariño en la Ejecutiva nacional de Cs de la que formaba parte. Está claro que Martínez Vidal tampoco ha sabido leer el herido fondo de Miguelez que hasta ayer por la noche decía falsamente que, por supuesto, que apoyaría la moción de censura. Tan segura estaba Martínez Vidal de su lealtad que la había incluido en el comité negociador del programa político del nuevo gobierno.
Dice ahora Isabel Franco que
firmó la moción de censura por disciplina al partido Cs. Está claro que
ahora incumple el acuerdo por disciplina a sí misma y al sueldo que se
asegura como vicepresidenta del gobierno regional hasta 2023 como
mínimo. No descarten que haya pactado con el PP ir en sus listas para
seguir viviendo de la política o que Miguelez acabe presidiendo la Autoridad Portuaria algún día. La futura consejera de Empresa y portavocía, no tiene estudios superiores, pero está cursando un máster en gestión portuaria.
Isabel Franco, Valle Miguelez y Francisco Álvarez han protagonizado un episodio de transfuguismo político bochornoso a cambio de cargos institucionales de alto rango. Sillones para ellos y, de paso, para los muchos, muchísimos del Partido Popular que con la moción de censura vieron peligrar su modus vivendi.
Los populares, que
para ésto son unos profesionales, han nombrado consejero de
Transparencia a Antonio Sánchez Lorente que ocupa el puesto
número 7 en la candidatura autonómica del partido Ciudadanos por si a
alguno de los tres diputados con los que cuentan para frenar la moción
de censura le da un infarto y debe correr la lista.
El
gobierno regional depende ahora de los cuatro diputados del grupo VOX
(tres de ellos expulsados del partido VOX), de los tres diputados
exiliados del grupo naranja y de los tres que quedan en Ciudadanos. Estabilidad política lo llaman López Miras e Isabel Franco con un grupo mixto en la Asamblea Regional de lo más concurrido.
"A mi no me eligieron para entregar el gobierno de la región de Murcia a Pedro Sánchez" ha dicho Franco para justificar lo injustificable tras 26 años ininterrumpidos de gobierno del PP. Y es cierto. A ella nadie la eligió. Fue designada por Fran Hervías para ser candidata de Cs a la presidencia de la Comunidad Autónoma en mayo de 2019 protagonizando un escandaloso pucherazo en las primarias que está investigando la justicia.
Del pucherazo al tamayazo y tiro porque me toca acompañada de Paco Álvarez, alias "el autoridades". El
mismo que durante su etapa como concejal del CDS en el Ayuntamiento de
Alcantarilla estuvo más de cinco años sin pagar el IBI y pagó ya en vía
ejecutiva. Álvarez, tampoco tiene estudios superiores, pero va a ser el nuevo consejero de Empleo y Universidades.
"La moción es más necesaria que nunca. La moción se va a votar. Los 45 diputados tendrán que elegir entre corrupción y dignidad que para algunos sí tiene un precio: 76.000 euros al año y un chófer en la puerta de casa" ha dicho Martínez Vidal en alusión a Franco, Miguelez y Álvarez. Eso como mínimo.
Puede que nunca sepamos qué más les ha
ofrecido el Partido Popular que, indudablemente, ha sacado la artillería
pesada para que nada cambie en la región de Murcia. No descarten
incluso que en la operación haya intervenido Albert Rivera junto a Teodoro García Egea. Neutralizar la moción de censura en Murcia deja muy tocada a Arrimadas.
Si solo en el Ayuntamiento de Murcia la Intervención Municipal ha constatado que en 2019 se firmaron de manera inadecuada 18.600 contratos menores por importe de casi 40 millones de euros, imaginen la envergadura de lo que el PP quiere mantener atado y bien atado. Qué no pasará con los grandes contratos de esta región.
El secretario general del PSRM-PSOE, Diego Conesa, ha comparecido indignado. "¡No tienen vergüenza. El PP condenado por corrupción y perdedor de las elecciones ha sobornado y comprado a Franco, Miguelez y Álvarez. Los tres se han arrodillado ante su verdadero amo. Es una compra de votos y voluntades en toda regla!". El PSRM-PSOE, una vez más tan cerca y tan lejos.
El portavoz del grupo socialista en el Ayuntamiento de Murcia, José Antonio Serrano, ha dicho que se trata de una "actitud asquerosa". La moción de censura en el Ayuntamiento de Murcia, de momento, sigue adelante con visos de prosperar y Serrano podría ser el nuevo alcalde. Los cuatro concejales de Cs se mantienen firmes, pero el PP solo necesita "convencer" a uno.
El partido Cs está tardando en llevarles a un piso
franco, sin teléfonos móviles y seguridad privada en la puerta hasta el
25 de marzo que se votará la moción de censura en el Consistorio
murciano. Franco, Miguelez y Álvarez ya han demostrado que es muy fácil comprar voluntades y que el PP no se detiene ante nada para mantener el cortijo. Ha
mandado tomar puñetas el pacto antitransfuguismo que firmó con el resto
de partidos políticos a nivel nacional metiendo a tránsfugas en el
gobierno regional. Los firmantes del pacto están tardando en convocar el pacto para echar a los populares.
Si
en una región española estaba justificado el cambio de gobierno, esa
era Murcia como estaba justificado en Andalucía tras más de 30 años de
gobierno socialista. Los murcianos mostraron el camino del cambio en
2019 dando la victoria electoral al PSOE con 17 escaños tras 24 años de
gobierno popular. Isabel Franco lo frustró votando a favor de investir presidente a López Miras. "Yo habría elegido al PSOE, pero son órdenes de Madrid que han decidido que el PP sea el socio preferente" admitía en privado.