domingo, 11 de febrero de 2018

El 'slalom' de Pedro Sánchez: la vuelta al PSOE de la Gestora


MADRID.- El filósofo Byung-Chul Han acaba de visitar España, un país en el que se han hecho realidad las tesis contenidas en su libro Psicopolítica. "La libertad del ciudadano cede ante la pasividad del consumidor. El votante no tiene interés real por la política, por la configuración activa de la comunidad. Reacciona sólo ante las mercancías que le agradan o le desagradan. Los políticos y los partidos también siguen esa lógica del consumo. Tienen que proveer. Se degradan a proveedores que han de satisfacer a los votantes en cuanto a consumidores o clientes", recoge hoy El Mundo

Nada mejor para resumir la realidad de la política española. Los políticos y los partidos han perdido la capacidad y el interés por transformar, reformar o cambiar lo que no funciona para centrarse en una competición interminable. La ruleta gira y gira al ritmo que imponen las encuestas. Mientras el país espera en vano que alguien se haga cargo de sus problemas, los sondeos guían la actuación de todos y cada uno de los partidos españoles. El tiempo político es aquel que transcurre entre una encuesta y otra. Vamos a contarnos, una y otra vez.
Nada más conocerse la última encuesta, las formaciones ya aguardan con avidez la siguiente. A ver cuántas décimas sube uno o cuántos puntos pierde el otro. En función de esas décimas o esos puntos en intención de voto, los partidos modulan su táctica diaria con la que persiguen la gratificación instantánea.
En este contexto de rivalidad interminable, el centro-derecha protagoniza una sugerente competición -muy del agrado del ciudadano-consumidor- mientras que la izquierda camina desnortada y confundida por un desierto de ideas, de proyecto, de liderazgo, e incluso de tácticas eficaces para estar presente y hacerse visible en el mercado de la política. Las izquierdas españolas -tan variadas- comprueban con gesto impotente cómo la única alternativa al Gobierno del Partido Popular que se dibuja en el horizonte puede ser un Gobierno de Ciudadanos y el PP.
El debate sobre España, una consecuencia tan interesante como inesperada de la crisis catalana, ha pillado en cueros a la izquierda española -PSOE y Podemos- y ha partido por el eje su estrategia para poner en pie una alternativa al Gobierno de Mariano Rajoy.
Hace ahora un año que Pedro Sánchez anunció su candidatura a las primarias del PSOE con dos ideas claras: "no es no a Rajoy" y "somos la izquierda" frente a la Gestora y su candidata, Susana Díaz. Tras lograr la victoria contra todo pronóstico ante la aristocracia socialista y recuperar el liderazgo del Partido Socialista, Pedro Sánchez ha protagonizado lo que alguien ha definido como "un auténtico slalom".
Nada más imponerse en las primarias, el líder del PSOE anunció un acercamiento político a Podemos para fijar una estrategia parlamentaria conjunta frente al Gobierno del PP. Meses después, la dirección socialista se retractó de su decisión de considerar a Podemos un aliado preferente. Entre uno y otro momento, Pedro Sánchez estableció una potente alianza con Mariano Rajoy para hacer frente a la rebelión independentista catalana, que se tradujo en la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
El entendimiento PP-PSOE, con una restablecida relación política y personal de Pedro Sánchez con Mariano Rajoy, ha regresado al escenario político. Paradojas del destino, los socialistas que respaldaron a Susana Díaz contemplan ahora cómo el PSOE de Pedro Sánchez casi ha regresado a los tiempos de la Gestora.
Aquel tiempo de las primarias de combate en el que los partidarios del secretario general socialista acusaban a la Gestora del PSOE de poner "el culo en pompa" ante Rajoy. "El tiempo nos ha dado la razón", piensan la presidenta de la Junta de Andalucía y quienes la respaldaron en las primarias. El modelo de España que defendía Susana Díaz -y que la convirtió en una apestada para el PSC- es el mismo que ahora defiende Pedro Sánchez.
En aras de esa unidad de actuación con el Gobierno en la crisis catalana, el Grupo Socialista ha renunciado a pedir explicaciones al Gobierno en el Parlamento acerca de cualquier asunto que tenga relación con Cataluña. Incluidos los errores de bulto cometidos por el Gobierno el 1-O. Hay que recordar que el PSOE anunció la petición de comparecencia de Soraya Sáenz de Santamaría para explicar las cargas policiales y el error del CNI -que no pudo localizar miles de urnas-, pero rectificó su posición coincidiendo con el mensaje del Rey el 3 de octubre.  
Desde entonces, los socialistas no han presentado ninguna iniciativa parlamentaria sobre la crisis catalana, y huyen del tema como de la peste. A diferencia de Ciudadanos, que a pesar de ser el principal aliado de Rajoy contra el independentismo catalán, está pidiendo explicaciones sobre la actuación del Gobierno. Albert Rivera preguntó a Rajoy esta semana por la posible utilización de dinero del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) en la organización del 1-O.
La labor de oposición parlamentaria del principal partido de la oposición aparece desdibujada. Sánchez no es diputado y eso también lastra su actuación política, centrada ahora en las asambleas con militantes.
Según aseguran algunos diputados socialistas, el secretario general está más pendiente de su fortaleza orgánica que de la construcción de una alternativa al PP. La fantasía de gobernar desde el Parlamento -alentada por el Grupo Socialista para justificar la abstención- se ha desvanecido. En parte por los vetos del Gobierno a sus proyectos, pero también por la incapacidad de PSOE y Podemos de buscar una mayoría alternativa eficaz.
Un solo ejemplo bastaría para evidenciar la ineficacia de la oposición parlamentaria. La única ley efectiva impulsada por la mayoría alternativa, la reforma de RTVE, sigue sin aplicarse por la incapacidad de los grupos para ponerse de acuerdo. Un fracaso del que se culpan unos a otros, mientras que el PP -con razón- presume de su coherencia.
En el recuento infinito de la intención de voto, los socialistas languidecen casi en el mismo porcentaje que hace un año. La suma de los partidos de la izquierda parlamentaria ha retrocedido desde las últimas elecciones de junio de 2016 hasta las últimas encuestas.
La debilidad política de Unidos Podemos es la otra pata de la fragilidad de la izquierda española. Aunque el desplome que se auguraba hace unos meses por su posición ambigua en la crisis catalana no se ha producido, Unidos Podemos vive en un sin vivir de forma permanente. Esperando mantener la misma intención de voto en el próximo sondeo.
A un año de la celebración de Vistalegre II, el proyecto liderado por Pablo Iglesias -con Íñigo Errejónrecluido en la Comunidad de Madrid- flojea y languidece sin encontrar la fórmula para revitalizarse.
La cúpula de Podemos busca infructuosamente la forma de cambiar la agenda para huir del asunto catalán -han descubierto que sus votantes también se sienten españoles- y para ello insisten en los temas sociales, pero también exploran todo tipo de territorios. Incluida la academia de Operación Triunfo.
El éxito del programa de TVE llevó a los principales dirigentes de Podemos a volcarse en las redes sociales y en las entrevistas en los medios con los encantadores y empáticos concursantes. El propio Pablo Iglesias decretó que "Operación Triunfo es más importante que los telediarios". Se trata de conectar con "el pueblo" y Eurovisión sigue siendo enormemente popular.
Precisamente abundan en estos tiempos los ensayistas y pensadores de la izquierda que critican la tentación de Podemos de vivir "en una burbuja" estilizada y elitista, sin capacidad para conectar con las nuevas clases trabajadoras -que ya no son los obreros del metal- o las víctimas de la globalización.
La intensa polémica -lingüística y política- en torno a la palabra "portavoza" utilizada por Irene Montero es todo un ejemplo de la realidad política española. A falta de actuaciones concretas del Gobierno o de la oposición capaces de mejorar la vida de los ciudadanos, los asuntos menores se imponen en la "psicopolítica" de las emociones. Y si el asunto tiene que ver con la dialéctica machismo-feminismo, miel sobre hojuelas.
Podemos ha comprobado, además, que la compañía de Ciudadanos -el partido del Ibex o la ultraderecha, según se elija- es buena para remover las estancadas aguas de la política española. La reforma de la Ley Electoral propuesta por ambos partidos ha merecido una aceptable acogida por parte de la opinión pública y ha colocado al PSOE en la encrucijada de alinearse con el PP en contra de los cambios.
Así es cómo en la montaña rusa de la emociones de la política española, ahora toca la resurrección en lo alto de la denominada "nueva política" frente al bipartidismo que se resiste a las reformas. Cambios de verdad no habrá, pero espectáculo y sondeos nunca faltan.



Las Fuerzas Armadas registraron 22 sucesos en Albacete


ALBACETE.- Las Fuerzas Armadas registraron en 2016 un total de 2.119 sucesos, que incluyen accidentes y agresiones, en los que resultaron afectados 2.156 militares, cifras que duplican las de 2015. Así de refleja en la Estadística de Accidentes y Agresiones en las Fuerzas Armadas 2016 del Ministerio de Defensa, el último publicado, que eleva a siete el número de fallecidos, frente a los cinco registrados en 2015, según recoge http://www.eldigitaldealbacete.com.

Respecto a los fallecidos, tres se produjeron durante prácticas deportivas, dos en accidente de vehículo y los otros dos figuran en los apartados de “objetos contundentes” e incendio.
Asimismo destaca que de los 2.156 afectados (1.061 en 2015) hubo 263 heridos leves, 145 heridos menos grave, 72 heridos graves, 2 heridos de pronóstico reservado, 1.593 curados y 62 curados con secuelas, así como 12 que resultaron ilesos.
No obstante estas cifras de fallecidos y siniestralidad están lejos de las registradas hace 15 años, ya que en 2003 murieron veinte militares.

22 víctimas de agresiones en instalaciones militares

El informe fija en 22 el número de víctimas de agresiones en instalaciones militares, frente a las 8 en 2015.
Un total de 11 fueron a consecuencia de “riñas o disputas”, 9 por ataques de animales, 1 por “abuso de autoridad” y otra por “violencia de género”.
El Ejército de Tierra acumula el mayor número de accidentes, con 1.664, el mayor número de agresiones, con 15, y el mayor número de fallecidos, con 6.
Le sigue el Ejército del Aire, con 145 accidentes y 4 agresiones; el Órgano Central, con 128 accidentes y 1 agresión; Unidades ajenas al Ministerio de Defensa, con 115 accidentes; y por último la Armada, con 45 accidentes de carácter militar.

La causa más común: prácticas deportivas

Del total de 2.156 militares afectados de alguna manera por los accidentes, 1.834 corresponden a personal de marinería y tropa, 263 a militares de carrera, 31 a alumnos de centros docentes de formación y 5 a militares de complemento.
Por sexo, 1.864 víctimas eran hombres y 292 mujeres.
Según este documento elaborado por la Secretaría General Técnica del Ministerio de Defensa, más del 53% de los accidentes se encuadran en el apartado de “prácticas deportivas” y casi el 40 por ciento en “otros accidentes de servicio”.
Un total de 23 sucesos se atribuyen a saltos con paracaídas y 3 a manejo de armas y explosivos.
Señala que la mayoría de los accidentes se producen en zonas deportivas, seguido de campos de tiro.
Por zonas geográficas, las instalaciones militares ubicadas en Madrid son las que más accidentes registraron, con 405, seguida de Valencia, con 169, y Zaragoza, con 152. En Albacete el informe señala 22 accidentes, de los cuales uno fue en vehículo terrestre, 4 en prácticas deportivas, 3 en mantenimiento y 14 clasificados como otras causas, donde se engloban intoxicaciones alimentarias, caídas, incendios, catástrofes y daño por animales, entre otros. En el año 2015 el número de accidentes en Albacete fueron 16,  6 menos que en 2016.
En el extranjero hubo siete accidentes en Mali, cinco en Líbano, cuatro en Irak, tres en Polonia y dos en Turquía.
También hubo un accidente en Alemania, EEUU, Gabón, Italia, Lituania, Marruecos y Suiza.
Se destaca que ese año no se produjo ningún accidente con buque o embarcación y que tan solo se registró un suceso con aeronave (helicóptero).
Las Fuerzas Armadas cuentan con unos 120.000 militares en su plantilla y actualmente más de 2.300 se encuentran desplegados en una misión de paz en el exterior.

La mayoría de los votantes, también los del PP, quiere que Rajoy lo deje


MADRID.- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de 62 años, el más veterano de los líderes políticos españoles, debería abandonar el puesto y dejar paso a otra persona. Así lo considera el 85% de los españoles, según un sondeo realizado esta misma semana por Metroscopia para El País.

 Incluso los electores del PP le señalan la puerta de salida: el 62% de quienes le han votado cree que su tiempo “ha pasado”. La encuesta coincide con un debate, aún incipiente, en el seno del PP sobre la sucesión de Rajoy. Ningún dirigente del partido se atreve a plantearlo en público, pero ha dejado de ser un tema tabú.
Rajoy asumió los mandos del PP hace 14 años y desde entonces ha sido candidato a la presidencia del Gobierno en cinco elecciones. Las dos primeras las perdió ante el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, lo que propició movimientos internos, encabezados por la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre, para apearle. Estas escaramuzas no prosperaron gracias al control férreo que tenía Rajoy sobre las organizaciones territoriales y a pesar de las crecientes diferencias con su antecesor, José María Aznar.
Su victoria en las generales de 2011 volatilizó todos los focos de disidencia interna y desde entonces Rajoy ha hecho y deshecho a su antojo en el PP.
Sin embargo, el desgaste de la gestión de la crisis económica, los casos de corrupción que cercan al PP y la irrupción de dos formaciones que han roto el bipartidismo, Ciudadanos y Podemos, han hecho mella en la imagen del jefe del Gobierno.
El 85% de los ciudadanos, según el sondeo de Metroscopia, cree que el tiempo de Rajoy ya ha pasado y que debe ceder el paso a otro líder al frente de su partido. Pero lo realmente significativo es que esta opinión es compartida por la mayoría (el 62%) de los votantes del PP. 
En las últimas semanas, diversos dirigentes del partido han lanzado mensajes que apuntan a que también los estrategas de la formación manejan encuestas similares: Rajoy, sostienen, dará un paso atrás si, llegado el momento, entiende que es lo mejor para el partido.
Aunque no hay elecciones generales a la vista, la presión sobre Rajoy, que ha cimentado su carrera en el principio de resistir es ganar, parece ir en aumento. Más si se tiene en cuenta que su principal competidor, Albert Rivera, líder de Ciudadanos, representa un cambio generacional y está desangrando al PP entre los votantes más jóvenes del centroderecha.
El éxito en las elecciones catalanas ha dado alas a Ciudadanos, que parece en disposición de disputar la victoria a PP y PSOE, los dos partidos que han sido hegemónicos en la política española en los últimos 36 años y se han alternado en el poder.
Rajoy, de 62 años, casi cuatro décadas en la política activa, es el más veterano de los dirigentes políticos y el único de su generación que sigue al frente de su partido tras la renovación que han experimentado todas las fuerzas políticas e incluso instituciones como la Corona.
El dilema para el PP es que si no renueva su liderazgo corre el riesgo de acabar desalojado del poder. La encuesta de Metroscopia también pone de manifiesto que un 65% de los españoles considera que ha llegado el momento de relevar al PP del Gobierno. Esta afirmación la comparte una mayoría abrumadora de los votantes del PSOE (86%), Podemos (95%) y Ciudadanos (70%). Pero incluso un 18% de los propios votantes del PP estima que este relevo es necesario.
El 24% de los encuestados considera que el PP debería seguir en el Ejecutivo, pero prefiere que lo haga en coalición con otros partidos. Solo el 10% cree que lo mejor es que los populares tuvieran mayoría para seguir gobernando solos.
Tras una década de crisis económica devastadora, que llevó a millones de personas al paro y precarizó salarios y empleos, los españoles empiezan a ver el futuro con algo más de optimismo, según el sondeo de Metroscopia.
Hasta el 62% de los ciudadanos cree que la situación económica está mejorando, una idea que apoyan, aunque en proporciones decrecientes, los votantes del PP (85%), Ciudadanos (72%) y PSOE (57%). Los electores de Podemos Podemos son los más críticos con la idea de la recuperación económica (un 54% cree que no es cierta).

Optimistas vs pesimistas

Otra cuestión diferente es a quién atribuyen los ciudadanos la mejoría de la coyuntura económica. La mitad de los encuestrados (un 53%) sostiene que la recuperación no tiene nada que ver con las decisiones que ha tomado el Gobierno de Mariano Rajoy, mientras que un 42% afirma que las medidas del Ejecutivo han sido decisivas a la hora de dinamizar la economía.
A pesar de ello, un 68% de los españoles cree que la situación económica sigue siendo mala, frente a solo un 21% la califica de buena. La visión cambia cuando se pregunta a los encuestados por la situación económica de su familia. Más de la mitad (el 56%) señala que es buena, por un 27% que afirma que es mala.
Mucho más pesimistas son los españoles sobre la situación política de su país, que en los últimos años ha vivido un bloqueo político como consecuencia de la ruptura del bipartidismo y del desafío independentista en Cataluña. Un 81% de los encuestados considera que el actual panorama político español es malo y un 9% que es regular. Hay sin embargo un reducido núcleo de ciudadanos optimistas (10% del total) que considera que España atraviesa un buen momento político.

Pedro Sánchez se suma al grito "no nos resignamos" y llama a la "rebelión"

MADRID.- Si en anteriores asambleas abiertas el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hizo múltiples guiños a las reivindicaciones del movimiento 15-M, en su intervención este sábado en Castellón se sumó directamente al grito “No nos resignamos”, que fue bandera de esta movilización ciudadana.

Sánchez señaló que una parte de la ciudadanía está en la resignación y cree que todo se circunscribe a la economía y al mercado, “contra lo que no puede luchar”. El líder socialista indicó que esto no es así. “Vamos a rebelarnos”, dijo, “porque queremos remover, perturbar las conciencias de muchos ciudadanos para que griten ¡Basta ya! Porque otro camino es posible”.
El dirigente socialista dijo que la solución pasa por respuestas socialdemócratas, “que pongan al ser humano en el centro de todas las decisiones políticas y económicas, y que haga una apuesta reformista que acabe con esta época de parálisis”, dijo.

Sánchez, en una primera intervención que sonó a una arenga en toda regla, pidió a los suyos que se movilizaran para este fin, “porque el cambio es posible, ganaremos a la derecha y, aunque no sea en dos telediarios, la ganaremos en dos años. Nosotros, no nos resignamos”, exclamó.

Bankia y los sindicatos cierran ‘in extremis’ un acuerdo sobre el ERE


MADRID.- Después de toda una noche de negociaciones, por la mañana de este sábado llegó el consenso entre los sindicatos y la dirección de Bankia para firmar el expediente de regulación de empleo (ERE). Los delegados de UGT, CC OO, ACCAM, SATE, Sesfi, UOB y ACB, que representan al 92% de los empleados, acordaron la salida de un máximo de 2.000 trabajadores, el 11,5% de la plantilla de Bankia y Banco Mare Nostrum (BMN), fusionadas desde hace semanas, según la crónica de El País.

El acuerdo contempla la salida en tres categorías: la plantilla se reducirá en 1.587 personas mediante la amortización de puestos de trabajo, se podrán marchar otros 198 trabajadores que estaban en excedencia y puede haber 215 salidas voluntarias adicionales que la empresa podrá conceder, según fuentes de UGT.
El jueves pasado se llegó a un acuerdo para desconvocar la huelga del viernes 9 de febrero después de que Bankia redujera un 36% la cifra de despidos (la dejó en 1.600 personas frente a las 2.500 bajas iniciales) y mejorara las condiciones de salida. Ahora se mantienen esos despidos, las 1.587 amortizaciones de puestos, y se abre la posibilidad de que se vayan unos 400 empleados más. Los analistas de bancos estudian estas condiciones para comprobar que si se cumplirán los ahorros de costes prometidos por Bankia en el anuncio de la fusión. Este cálculo no se conocerá hasta que no se sepa cuántos empleados se van con el ERE.

Para mayores y menores de 55 años

Las condiciones variarán según la edad. Para los mayores de 55 años (o 54 en algunas comunidades), se pagará el 63% de la retribución bruta total, más una prima, que irá desde 6.500 euros (a los de 55, 56 y 57 años) hasta los 1.000 euros para los de 60. La indemnización se percibirá en renta hasta los 61 años para los más jóvenes o 63 años para los más mayores. El banco pagará la Seguridad Social hasta los 63 y recibirán una prima de ayuda a la jubilación que va desde 2.500 a 6.000 euros.
Para los menores de 55 años (o 54 en algunos territorios), se les ofrece dejar la entidad con una indemnización de 30 días por año trabajado, con un límite de 22 meses, más una prima variable. Si el banco quiere que un empleado cambie de ciudad por la fusión y se niega, se podrá acoger a las condiciones de los menores de 55 años, sin prima. Se pagará el desplazamiento del domicilio a partir de 50 kilómetros (4.000 euros), hasta 3.000 kilómetros, con 30.000 euros anuales. También se abonará 12.000 euros anuales si se cambia de residencia.
Otra reivindicación sindical era que se igualaran las condiciones salariales de los empleados de BMN, que estaban por debajo de las de Bankia. Se ha acordado que a este colectivo se le concederá una paga más en 2019 y 1,5 pagas en 2020.

Siguen los recortes en banca

Los horarios también se han negociado. Es un tema muy debatido en el sector porque los bancos quieren que las oficinas estén más tiempo abiertas para facilitar la operativa de los clientes y rentabilizar más las sucursales, cada vez menos usadas. El acuerdo es que se apliquen los horarios de Bankia a partir de julio de este año. Tendrán flexibilidad horaria los servicios centrales y las divisiones de zona y las territoriales. Donde haya excedentes de plantilla, si no hay voluntarios para estos horarios, la adscripción será obligatoria. El sistema de vacaciones continúa como hasta ahora.
La banca continúa los cierres de oficinas y los despidos. Este año empezó el Santander, tras la absorción del Popular, que ha cerrado un ERE que ha supuesto la salida de 1.100 personas; ahora Bankia quiere llegar hasta los 2.000 empleados, el 11,5% de su plantilla integrada, que es de 17.350 trabajadores. Tras la crisis, los bancos, y las antiguas cajas, han echado a uno de cada cuatro empleados y han  cerrado una de cada tres oficinas. Y los recortes continúan mientras avanza la digitalización y los bajos tipos de interés reducen los márgenes.

Australia elige a un trabajador ferrolano de 'Navantia' para poner en valor el programa de los AWD


FERROL.- Navantia Australia acaba de recibir un importante espaldarazo a su labor en el país gracias al reconocimiento que el gobierno ha hecho de su labor para solventar la crisis del programa AWD. El astillero español se puso al frente del programa de reforma de los destructores, cuyas plazos y costes estaban en riesgo, según publica hoy http://www.diariodeferrol.comhttp://www.diariodeferrol.com.

Ahora, el Ministerio de Defensa de Australia ha manifestado que el programa de construcción de los AWD ha dejado de estar en la lista de programas conflictivos, y reconoce la gestión de Navantia para encauzar los problemas.

Para celebrar este hito, el gobierno oceánico ha realizado un video poniendo en valor este programa militar y, para ello, ha elegido a un trabajador de Navantia como protagonista. Se trata del ferrolano Javier Porto, uno de los responsables de las tareas asumidas por el astillero español. 

En el vídeo, llamado “A Decade of Australian Shipbuilding & Integration. The Delivery & Acceptance Manager”, Porto explica, entre otras cosas, la tradición de construcción naval de su ciudad natal y de su propia familia.

¿Cuánto tiempo lleva en Australia trabajando para Navantia?
Esta es la tercera vez que me desplazo a Australia, la primera fue en 2014, en las dos primeras me desplace sin mi familia ya que fueron de corta duración (unos meses); esta última vez en la que ya me vine con mi familia comenzó en enero de 2016, por lo que llevo algo más de dos años.

¿Cómo surgió la oportunidad?
Cuando Navantia fue elegido para gestionar la construcción de los AWD, surgieron una serie de necesidades aquí, a partir de ahí me llegó desde RRHH la consulta sobre mi disponibilidad para desplazarme a Australia con mi familia, sin duda mi experiencia en el proyecto ALHD fue crucial para formar parte de esa lista.

¿Qué labores desarrolla en este programa actualmente?
Soy el Delivery & Acceptance Manager, durante la construcción de los buques el cliente (la Commonwealth of Australia, CoA) inspecciona y acepta todos y cada uno de los locales del buque, desde un camarote hasta los locales del Sistema de Combate o las Cámaras de Máquinas. Como funciones auxiliares también se entregan los espacios ocultos o áreas inaccesibles, y los diferentes tanques (agua, lastre, combustible)

¿Qué imagen diría que tiene Navantia en Australia?
Navantia es ahora mismo el astillero de referencia, como demuestran los proyectos ALHD, AAOR, AWD y el estar seleccionado (junto con BAE y Fincantieri) en la última etapa para la adjudicación del proyecto SEA5000 para la construcción y mantenimiento de 9 fragatas a partir de 2020, cuya resolución se sabrá en torno a mayo de este año.

¿Ve a sus compañeros esperanzados con el programa SEA5000?
Navantia está en una muy buena posición. El cliente nos conoce bien y conoce nuestros puntos fuertes; el trabajo realizado por el personal de Navantia desplazado a Australia en los AWD ha conseguido muy buenos resultados, de ahí que el proyecto haya salido de la lista de riesgos del Gobierno, la Armada ha desplazado a dos de sus buques a Australia en los últimos años lo que sin duda ha dejado también muy buena imagen de España .
Esto nos puede hacer parecer favoritos, pero BAE es un rival muy fuerte, también están presentes aquí con el mantenimiento de los ALHD y no olvidemos que pertenecen a la Commonwealth, y Fincantieri también ha apostado fuerte por Australia, además de estar apoyados por su Armada (una de sus fragatas estuvo de visita en Australia hace unos meses). Veo optimismo, pero cautela que sin duda es la mejor posición en mi opinión.

¿Cómo fue recibida vuestra implantación en el país?
El rol de Navantia en este proyecto ha ido evolucionando, siempre hemos estado aquí como PSD (Platform System Designer), y con un equipo de asesores. El cambio en cuanto a que Navantia pasó a gestionar la construcción de los buque no es sencillo. Hay barreras que solventar (sin duda el idioma, pero también culturales), pero creo que en el día a día y poco a poco hemos llegado a un nivel que sin duda está dando sus frutos.

 ¿Cómo encararon la crisis de los destructores AWD?
La crisis de los AWD fue una de las causas de mi segundo desplazamiento a Australia, ya que el cliente solicitó una revisión de los costes del proyecto en 2015, aquí estábamos representantes de astilleros de todo el mundo (BIW de EEUU, BAE de UK y Australia, FMI y Navantia), el proyecto en términos de plazo y coste habría zozobrado y la CoA buscaba soluciones. Al final esto supuso una oportunidad para Navantia, que hasta ese momento estaba presente como diseñador y asesor, sin responsabilidad directa en los resultados.

¿Cómo surgió la oportunidad de protagonizar este vídeo?
Desde la CoA surgió la iniciativa de promocionar la Construcción Naval en South Australia, celebrando el décimo aniversario del astillero ASC South (antes habían construido submarinos en ASC North), estos videos son protagonizados por figuras destacables del proyecto, desde la oficina de Relaciones Públicas de la Alianza se pusieron en contacto conmigo, y tras una breve entrevista me preguntaron si quería hacerlo ya que consideraban mi historia muy interesante.

¿Y cómo valora la experiencia?
Muy agradable, la verdad es que soy muy reticente al tema cámaras y entrevistas, mucho más si las tengo que hacer en un idioma que no es el mío; pero la gente fue muy amable, lo que hizo la experiencia más fácil, aunque agotadoras. El video dura apenas unos minutos pero estuvimos grabando más de 2 horas

¿Qué cree que pretendía el gobierno australiano eligiendo a alguien de Navantia?
Para mí el objetivo está claro, hacer ver que la construcción naval puede suponer un motor importante para la zona, aquí solo llevan diez años, pero en mi entrevista han podido conocer un poco un área en la que la construcción naval es importantísima desde hace siglos.

¿Se quedará mucho más tiempo en Australia?
Australia es un sitio maravilloso para vivir, el clima es bueno, el modo de vida me gusta y es ideal sobre todo si tienes una niña pequeña como yo; ahora mismo tengo contrato hasta julio, coincidiendo con la entrega del segundo AWD, aunque la posibilidad de continuar hasta diciembre está presente. Por otro lado, en Ferrol está nuestra familia y amigos. 

Además los retos que el astillero de Ferrol está afrontando y afrontará en un futuro próximo son motivadores también desde un punto de vista profesional. El haber estado trabajando en otro astillero tan lejos creo que me ha aportado muchas cosas que podrían ayudar a afrontar esos retos. En definitiva, como decimos por aquí, en algún momento hay que volver, y ese momento parece próximo.

El submarino 'S-80 Plus', del sobrepeso al sobreprecio


MADRID.- Después de meses de tira y afloja, el Ministerio de Defensa y el astillero público Navantia han llegado a un acuerdo sobre el coste del futuro submarino de la Armada española, rebautizado con S-80 Plus tras alargarle la eslora en más de 10 metros para compensar su exceso de peso: serán 1.550 millones de euros (más una reserva de 100 millones para atender imprevistos), a sumar a los 2.135 del presuesto inicial, por cuatro sumergibles a recibir entre septiembre de 2022 y julio de 2027. Es decir, 3.685 millones de euros en total, un sobrecoste del 72,5% sobre lo previsto, según revela El País.

El acuerdo ya ha sido remitido al Consejo de Estado para que emita el correspondiente informe antes de que el Consejo de Ministros de luz verde a la modificación de la orden de ejecución. Este contrato es independiente del nuevo ciclo inversor anunciado por la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, para equipar a las Fuerzas Armadas españolas en los próximos 15 años, pues forma parte de los llamados Programas Especiales de Armamento (PEAS) planeados en los años noventa, aunque distintas peripecias han demorado al menos una década la entrada en servicio de los S-80.
¿Es admisible un desvío de más del 70% en el coste de un submarino? Los expertos coinciden en que, dado el alto componente de Investigación y Desarrollo (I+D) que incoporpora el proyecto, tiene mucha más justificación que los abultados reformados de las grandes obras públicas y se remiten a los frecuentes sobrecostes de los sistemas de armas de países de la OTAN. En todo caso, nadie ha explicado este fuerte aumento de costes en el Parlamento ni mucho menos se han asumido responsabilidades.
Tras sucesivos retrasos, el gran fiasco vino en diciembre de 2012, con el reconocimiento de que se había producido un desvío de 125 toneladas en el peso del submarino, lo que afectaba a su flotabilidad y obligaba a rediseñarlo totalmente. 
Un error de este calibre no se habría producido si, de forma excesivamente voluntarista, Navantia no hubiera roto en 2010 su asociación con el astillero francés DCNS, con el que cofabricaba el submarino Scorpène. La empresa española había construido antes submarinos, pero nunca se había enfrentado al reto de diseñarlos en solitario. 
Además, el plan de prejubilaciones de 1999 descapitalizó la compañía, al prescindir de muchos ingenieros mayores de 50 años, precisamente los que tenían más experiencia.
Para sacar a flote el proyecto tras el divorcio traumático con los franceses (los dos exsocios acabaron en los tribunales), el Ministerio de Defensa tuvo que recurrir al apoyo técnico de EEUU: la firma Electric Boat, el mayor fabricante mundial de submarinos, supervisó la revisión crítica del proyecto, que en julio de 2016 superó su examen (CDR, por sus siglas en inglés). No fue un apoyo desinteresado: los estadounidenses cobraron 14 millones por su asesoramiento.
El Ministerio de Defensa ha renunciado a penalizar a Navantia por los retrasos. Alega que, al tratarse de una empresa pública, el dinero que entra por un bolsillo sale del otro, ambos del mismo pantalón. Sí se han discutido los márgenes de beneficio, para que equivocarse no acabe resultando un buen negocio.
Los 1.550 millones de sobreprecio suponen un techo de gasto que no tiene por qué agotarse, según las fuentes consultadas. Esta cantidad incluye 16 millones para adaptar los muelles de atraque de la base naval de Cartagena (que deben dragarse y alargarse), los dos simuladores (el de plataforma y el táctico) o la dotación de armamento. También, el sistema de propulsión independiente del aire (AIP), que le convertirá en el submarino no nuclear con mayor autonomía y discreción (capaz de navegar casi dos semanas sin salir a la superficie).
Dos firmas españolas, Técnicas Reunidas y Abengoa, compiten en la carrera por diseñar un sistema capaz de producir hidrógeno a partir de bioetanol. No solo se trata de producir el sistema AIP, sino de miniaturizarlo para su instalación a bordo. Tras varios fracasos, alguno muy sonado, la Armada está convencida de que ambos prototipos culminarán con éxito, aunque da por descontado que no llegarán a tiempo para la botadura de los dos primeros submarinos, por lo que se estrenará en el tercero de la serie y se instalará posteriormente en todos.
La demora del S-80 ha provocado, además, costes colaterales. A dos de los tres submarinos que quedan en servicio de la serie anterior (S-70), que ya deberían haberse dado de baja, se les ha prolongado la vida operativa mediante una gran carena (revisión exhaustiva) no prevista por el fabricante. En total, otros 86 millones de euros que, si hubiera nuevos retrasos, aumentarían hasta sumar 130.

Miras quiere reinventar el PP / Ángel Montiel *

El piloto que conducía el coche que lideraba la prueba sufrió a mitad de carrera una grave indisposición, y hubo que sustituirlo por otro, pero éste, al cabo, ha acabado detectando que el problema es más complejo: también el vehículo está averiado. Y ante esa constatación cabían dos opciones para llegar a la meta de 2019: una, confiar en la inercia propia y en la impericia de los competidores, lo que es mucho confiar, y otra, entrar en bóxer y cambiar las piezas para regresar a la pista con renovado reprisse.

Esto es lo que ha decido hacer Fernando López Miras en un gesto que ha sorprendido hasta el gato. Literalmente. Se esperaba un cambio de Gobierno, pero esto por sí solo habría resultado insuficiente. Lo que, antes de eso, que también vendrá en marzo, ha ingeniado el presidente popular es un cambio de modelo de partido, de equipo para gestionarlo y hasta de ideas para definirlo. 

La palabra que más empleó en la reunión de la junta directiva del pasado jueves en que anunció la convocatoria de un congreso extraordinario del PP en que votarían todos los militantes, sin el filtro de los compromisarios, fue ´ruptura´. Muy fuerte esta palabra, dicha en cualquier organización, pero más en la de los populares, y menos desde la cúpula, no desde la oposición interna si existiera.

Y no contento con esto, ya en declaraciones públicas, añadió otro concepto que creíamos era tabú en el PP de Rajoy: refundación. Es decir, cambiar hasta las bielas. Pero no hay rebelión, pues el primero que está de acuerdo es el propio Rajoy. A él se viene dirigiendo desde hace algún tiempo López Miras para obtener el plácet, y parece que no le ha costado mucho a pesar de que en una estructura tan rígida como el PP cualquier cambio para su adaptación, aunque sea en un ámbito local, podría prender la llama que extendiera la experiencia, no sólo a otras Comunidades, sino a la misma pirámide nacional.

De entrada, la intención refundadora anunciada por el presidente murciano adquiere legitimidad por la propia fórmula del congreso: un militante, un voto, lo nunca visto en el PP. López Miras no sólo ha hecho enunciados de propósitos, sino que ha empezado por llevarlos a cabo. Al menos, en lo instrumental.

Actualización y cercanía. El presidente apela a su edad, 34 años, para significar que pertenece a este siglo y comprende sus nuevos retos y está en sus debates; asegura que su círculo de relaciones personales es ajeno al estamento político y que esto le permite poner el oído en la realidad de la calle, y presume de no estar sumergido en ninguna ´burbuja política´. Va más allá: dice que es consciente de las insuficiencias del PP para conectar con la sociedad, y que en su partido es preciso «un rearme ideológico y moral». Si uno lo deja hablar pareciera estar escuchando las letanías de muchos de los decepcionados con el PP.

Señala, además, que el recurso del ´estado de obras´ (AVE, aeropuerto...) no es suficiente para crear vínculos afectivos con los ciudadanos, sino que es preciso detectar las nuevas ideas y desafíos, más amplios y generales que ofrecer circunstanciales frutos de gestión.

En una impresión espontánea podría decirse que lo que López Miras intenta con este efecto, la convocatoria inesperada de un congreso de su partido, es afianzarse como líder y candidato que presenta una ilegitimidad de origen por haber sido puesto a dedo (algo que en el PP no es excepcional y viene siendo tolerado), pero, con ser así, no se queda en esto, y ahí está lo fundamental de la sorpresa.

El presidente está dispuesto a revisar en profundidad las políticas de su partido, los mensajes y planteamientos que ha venido manteniendo, y esto bajo una exposición a modo casi de lema: «Los asuntos de nuestro tiempo no pueden ser contemplados con los mismos esquemas que nos sirvieron en 1996». Es obvio, pero parece que en el PP hay que recordarlo. Y López Miras está decidido a dar el salto. Es valiente, sin duda, pero traslada la sensación de vértigo porque conocemos muy bien al PP, y habrá que verlo para creerlo.

Pero esa misma impresión externa sobre el PP es la que no se resigna a aceptar López Miras. Asegura que la militancia y el grueso de los votantes populares están integrados como el que más en la parte de la sociedad más puesta al día, y se niega a ser percibido como el líder de un partido ´viejuno´ que ha de reaccionar a la defensiva. 

Por tanto, el plan que ordena el congreso que ha convocado tiene que ver, naturalmente, con su ratificación en la presidencia, apurada hasta la aceptación de los militantes en voto directo y secreto, pero también, y es lo importante, con un cambio global de perspectiva. Incluso ha rechazado las recomendaciones para que el congreso se celebre en el Auditorio, como siempre, o en algún hotel, y ha elegido las instalaciones universitarias, «porque es el lugar donde se mueve la gente cada día».

Esto va a ser lo interesante: hasta qué punto puede transformarse el PP.

En el último periodo se ha constatado que basta un simple cambio de tono, como en el caso de la madrileña Cifuentes, para que se tome por novedad, tal es el inmovilismo general de esa organización, pero da la impresión de que López Miras pretende dar un empujón más contundente, de tal manera que quizá la Región de Murcia pueda resultar un laboratorio de prueba para renovar al PP, y tal vez por eso ha sido consentida esta experiencia.

Tándem con Ballesta. En esta particular ´operación renove´, López Miras ha dado de entrada, junto a la instauración de lo que en la práctica son unas elecciones primarias, un paso más al romper las inercias internas. El único privilegiado que conoció el jueves pasado, antes que los demás, su iniciativa de convocar un congreso extraordinario fue el alcalde de Murcia, José Ballesta, aunque solo le llegó la confidencia unos minutos antes del inicio de la reunión de la junta directiva, en un aparte previo. 

Lógico, porque iba a salir de allí convertido en el director del comité organizador. El golpe de efecto del presidente ha obrado un milagro poco habitual en la política. Hace unos días parecía que, a consecuencia del desentendimiento inicial sobre la solución al caso de los ´audios de Roque´, las relaciones entre López Miras y Ballesta se complicaban hasta el punto de que podrían convertirse en un problema añadido a los que ya tiene el PP. Pues bien, de pronto, el presidente y el alcalde de Murcia aparecen constituyendo un tándem perfecto, complementario. 

Ballesta, que aun plenamente integrado en el PP, ha venido apareciendo como una personalidad ajena a las cuestiones orgánicas, pasa ahora a ser algo así como el suministrador principal de las ideas para la ´refundación´. Quedan, pues, pulverizadas algunas camarillas y desactivados los corresponsales que, más que enlazar trazaban zanjas. El factor Ballesta es clave en esta nueva etapa, que empieza, nada más que por su mera elección, por soldar las grietas de lo que pudo haberse prolongado en conflicto.

Ruptura, refundación, nuevo partido. Las palabras obligan. Y López Miras ha hablado de ´ruptura´, matizada en el sentido de que la sociedad ha cambiado y el PP debe incorporarse a ella con otros planteamientos a los que ha venido manteniendo por arrastre de sus sucesivos éxitos a partir de 2016. 

Ha hablado de ´refundación´, lo que no puede ser entendido más que como un cambio radical en la manera de entender la democracia interna, la respuesta a la corrupción y el establecimiento de políticas prioritarias que hasta ahora no lo han sido para el Gobierno. El presidente popular no se ha contentado con exhibir esos términos, sino que ha acuñado sin rubor la expresión «nuevo partido», lo que supone admitir la realidad de la caducidad del que se ha quedado ´viejo´, tal como se desprende de muchos indicios, entre ellos el más inquietante: las encuestas. 

Sigue en ese sentido los pasos de los socialistas, que desde la elección de Pedro Sánchez o, en la Región, de Diego Conesa, hablan del «nuevo PSOE»; los otros dos grupos parlamentarios no usan el calificativo porque son nuevos de por sí.

Aunque la decisión de López Miras haya tenido un efecto sorpresa, porque nadie esperaba que el PP fuera capaz de mirarse al espejo y reaccionar con tanta determinación, la ´revolución´ que promueve no es extraña a la organización. Las apelaciones del presidente a que «ya no estamos en la estela del 96» recuerdan la actitud de Ramón Luis Valcárcel en aquellas fechas del pasado siglo: tras ganar a Calero el congreso, quiso situar al PP en el centro político e incorporó a cargos a todos los militantes de UCD que había disponibles. También vendía Valcárcel por entonces «un nuevo partido», aunque luego ambos, el partido y él, envejecieran juntos muy ostensiblemente tras ocho iniciales años de buena gobernación.

Remodelación del Gobierno. Pero, ojo, que los cambios acarrean a veces desestabilización. No se dirá que el PP está desacostumbrado a los cambios tras los vaivenes de los últimos años, con cuatro presidentes de la Comunidad puestos en cola, pero no son precisamente ese tiempo de cambios los que necesita. Es obvio que se prevé la constitución de un nuevo equipo de dirección y quienes ahora lo integran quizá se muestren menos complacientes que los procuradores en Cortes de cuando la Reforma Política, allá por la Transición, que votaron sí a su propia desaparición. 

O puede que haya quienes desconfíen de que López Miras se lance con tanta voluntad a poner las cosas patas arriba para iniciar el deshollino. Pero el presidente asegura que «todos y cada uno de los miembros de la dirección del partido han mostrado su apoyo al proyecto y se han puesto a mi disposición».

Queda claro, además, que la convocatoria del congreso es el punto primero de una hoja de ruta que tiene dos epígrafes más, señalados también para el mes de marzo. Uno, que antes de la Semana Santa estarán decididos los nombres de los candidatos a la mayoría de las alcaldías de la Región, al menos de las principales (la de Murcia ya no es una incógnita). Y dos, que habrá cambios en el Gobierno. Preguntado por esta cuestión, López Miras responde: «Vamos al congreso, y lo demás ya se verá». Se verá que habrá remodelación, pues será la manera práctica de observar la traslación del ´nuevo partido´ a San Esteban.

El PP está averiado, como hemos venido señalando en muchos comentarios. Pero ahora sabemos que también lo saben en el PP. Y López Miras se ha decidido, cuando ha visto el momento preciso, a repararlo. Repararlo es cambiarlo. Veremos.

‘Habitas doblemente peladas’ para seis

Tiene gracia que el primer acto de las primarias convocadas por López Miras, en las que él será candidato, consista en una cita en Cartagena con el líder nacional del partido: el viernes para cenar, y el sábado para dar un paseo madrugador y deportivo por el Monte de las Cenizas al ‘ritmo rajoyano’. 

Queda claro quién es el favorito, en el improbable caso de que hubiera otro. En la cena, a la que ambos presidentes fueron con sus respectivas parejas, se añadió otra ‘pareja política’: la portavoz del Gobierno, Noelia Arroyo, que no sabía adónde iba (López Miras le dijo: «Resérvate la noche», sin más información), y el presidente del PP de Cartagena, Quico Segado (uno de los dos será candidato a la alcaldía). 

Almudena, la anfitriona de La Marquesita les ofreció un menú de sus especialidades: alcachofas, calamares a la plancha, ‘habitas doblemente peladas’, denton a la plancha, tartar de atún, cazoleta de chanquetes al ajillo, vino de Bullas, y asiático, muy del gusto de Viri, la esposa de Rajoy. 

La Marquesita es el restaurante favorito de Pilar Barreiro, pero en la cena no se habló de la controvertida senadora, y tampoco de PAS o de Valcárcel. Se habló de la Semana Santa de Lorca, de la que el presidente murciano mostró en su móvil un vídeo a Rajoy, quien tal vez se apunte a asistir a los desfiles bíblicos este año tras hacer un paseo previo por la ciudad para constatar su recuperación años después de la visita que hizo cuando los terremotos, antes de ser presidente del Gobierno. 

Fue Rajoy quien sugirió dar un paseo por el centro de Cartagena en vez de dirigirse directamente al restaurante, pues al parecer le gusta hacerse selfies con todo el mundo. Había venido a una boda, como se sabe.



(*) Columnista


En los ojos de Urralburu / Joaquín García Cruz *

Que una y otra vez le recuerden que no nació en Murcia es lo que peor lleva Óscar Urralburu desde que se alzó con la secretaría general de Podemos, en febrero de 2015. De todos los improperios que el presidente de las cooperativas agrarias, Santiago Martínez, le soltó en la Asamblea Regional el pasado día 1, minutos antes de que la oposición aprobara en bloque las exigentes enmiendas a la ley de medidas urgentes para el Mar Menor, a Urralburu se le clavó, más honda que ninguna otra, la exclamación «¡ni siquiera eres murciano!», que Santiago Martínez repitió después en un corrillo con el presidente López Miras, sin que este se inmutara ante lo que Urralburu considera que fue una manifestación de naturaleza xenófoba. 

El dirigente agrario espetó también a Urralburu, cara con cara y el índice levantado, que «estás jugando con la olla de mis hijos», que «cobras un sueldo de la Universidad, a veces dos al mes», y que «tú has dirigido todo esto», para insinuar que, si PSOE y Ciudadanos iban a suscribir las enmiendas -como finalmente sucedió-, lo harían empujados por Podemos, el partido que pretendía «cargarse» el sector agrícola. 

El vídeo de ‘La Verdad’ con este rifirrafe refleja uno de los momentos más tensos que se han vivido en el interior del Parlamento autónomo, con el líder de Podemos y la diputada María Giménez aguantando estoicamente las andanadas de Santiago Martínez, a quien Urralburu se limitó a contestar que dejara de hacer «teatrillo», pero reconcomido por dentro por el reproche de no ser murciano, que tantas veces ha escuchado en los tres últimos años. 

Quienes presenciaron aquello aseguran que el portavoz del PP, Víctor Manuel Martínez, se alejó sabiamente del foco, y se sabe que Lucas Jiménez, el presidente del Sindicato Central de Regantes del Tajo-Segura, a quien las enmiendas de la oposición hacen la misma gracia (ninguna) que al presidente de las cooperativas agrarias, telefoneó al día siguiente a Óscar Urralburu para desmarcarse de Santiago Martínez. 

El secretario general de Podemos, docente de Secundaria en excedencia y profesor asociado en la Universidad de Murcia hasta que se liberó para dedicarse por completo a la política, mantiene fijado aún en su cuenta de Twitter el vídeo, por su contenido didáctico e ilustrativo de las malas artes. Después no ha vuelto a verse con el representante de las cooperativas, ni a pronunciarse públicamente al respecto de lo sucedido en la Asamblea, pero en privado cuenta que Santiago Martínez figura en el Registro Mercantil como administrador en varias empresas distribuidoras de nitratos y como apoderado en otras, una maldad sembrada ya en las redes sociales. 

El líder de Podemos asegura que el propio presidente de la Comunidad Autónoma, de formas siempre blandas, le ha comentado en alguna ocasión que «tú no entiendes bien lo que pasa porque no eres de aquí». Sin acritud, pero dejándosela caer. 

Óscar Urralburu (Pamplona, 1971) vive en Murcia desde hace 25 años, tiene dos hijos nacidos en Murcia, en Murcia se doctoró en Bellas Artes y en Murcia se lanzó a la vida pública dirigiendo el sindicato asambleario Sterm, que en los años noventa agitaba con éxito las aulas contra las políticas educativas del PP. 

A la vista de su personal ‘curriculum vitae’, Urralburu no entiende cómo se le puede denegar su murcianía y por qué se le intenta desacreditar reprochándosele su origen navarro, salvo que sea, como parece, con la finalidad de desautorizar subrepticiamente su predicado político, por lo demás bien conocido: izquierdista del todo, de verbo mordaz, instalado en la radicalidad, provocador de biempensantes y engarzado en un partido de discurso frecuentemente agrio al que un 20% de los españoles mantienen su intención de votar, según la última encuesta del CIS, pero al que una buena parte del 80% restante ve como una amenaza para la democracia. 

Cabría pensar que incluso en el terreno personal debe de ser incómoda la empresa de capitanear Podemos en una región que desde 1995 vota al PP mayoritariamente (y hasta 2015, con apoyos superiores al 60%) y en la que Podemos no se cansa de denunciar la existencia de ‘lobbies’ que supuestamente maniatan a los gobiernos de turno. 

Sorpresa. La pelotera con Santiago Martínez es el único episodio avinagrado de cierta intensidad que Óscar Urralburu ha sufrido en su relación con la patronal, los sindicatos, las otras fuerzas políticas -incluido el PP- y los numerosos colectivos e instituciones que discrepan abiertamente de Podemos y rechazan sus posiciones, pero sin llegar más lejos ni recurrir al oprobio personal en lo que podría llamarse una cordial disidencia. 

Uno de los cargos públicos más importantes del PP en la Región -y su familia- viven desde hace meses con protección policial porque los Cuerpos de Seguridad entienden que podrían ser presa fácil de algún desalmado, no viene al caso por qué. Urralburu no se ha visto ni por asomo en una coyuntura semejante, y de ahí que no salga de su asombro por el encaramiento que hubo de aguantar el día de las enmiendas a la ley del Mar Menor. 

Otra cosa es lo que sucede en los pueblos, donde Podemos se queja de que algunos alcaldes les niegan locales, de actitudes belicosas individuales en absoluto generalizables, y de poco más..., con una grave salvedad: al secretario general del partido en una localidad pequeña le envenenaron los perros en su casa de campo y le dejaron un aviso: «Tú serás el siguiente». Dimitió, asustado. 

Urralburu tiene, por tanto, razones sobradas para proclamar el carácter tolerante y hospitalario de una región en la que observa conductas caciquiles aisladas y residuos de un feudalismo minador del progreso, pero a la vez una región en la que -asegura- se les escucha con respeto, a él y a su gente, pese al radicalismo de sus postulados y a la visión que de Murcia proyectan, nada complaciente con el poder establecido y en la que Podemos señala una peligrosa dualización social derivada de un reparto desigual de las rentas, inferiores a mil euros para el 53% de la población activa; un Instituto de Crédito y Finanzas poco útil para el reflotamiento de empresas en apuros; un Instituto de Fomento que identifica con un mercado persa en el que las ayudas «van siempre a las mismas manos», en lugar de impulsar una movilización social de la economía; una Administración endeudada hasta las cejas; una agricultura obligada a teñirse de verde «por su propio bien, porque no se trata de un capricho de ‘hippies’ o ecologistas, sino de una exigencia de Europa»; una economía sumergida que alcanza al 25% del PIB (unos 10.000 millones de euros) y explica -en opinión de Urralburu- que vuelvan a comprarse «tantos cochazos»; una legión de buenos investigadores sin los recursos necesarios para sacar adelante sus proyectos; y un Gobierno que se niega a habilitar la Oficina Antifraude que esta misma semana ha vuelto a reclamar Podemos en la Asamblea y ha caído otra vez en saco roto por falta de aliados parlamentarios. 

Esta es, más o menos, la Murcia vista con los ojos de Urralburu. Una visión radical, para muchos apocalíptica, que le reporta miradas torvas y antipatías del lado más conservador, aunque nada tan doloroso personalmente para él como que lo ataquen por no ser murciano.



(*) Columnista



Auctoritas y potestas / Alberto Aguirre de Cárcer *

A principios de semana me llegaron señales de que el presidente López Miras iba a mover ficha. Se especulaba con cambios en el partido o en el Gobierno regional. En ámbitos empresariales próximos al PP ya circulaban incluso algunos nombres de potenciales damnificados, aunque no pasaban de ser meras elucubraciones sobre una posibilidad con razones de fondo para ser ciertas: la perentoria elección de varios ‘caballos de refresco’ en el Gobierno para dotarlo de mayor perfil político de cara a lo que resta hasta las elecciones del próximo año. 

Pero Miras no soltaba prenda ni siquiera a sus colaboradores más cercanos. El mismo miércoles por la tarde se negaba desde San Esteban a este periódico la posibilidad de que hubiera cambios inminentes. Tampoco en el PP regional se sabía el motivo de la convocatoria urgente de su Junta Directiva. Lo que solo había hablado con Rajoy y Cospedal acabó trascendiendo en la tarde del jueves para sorpresa de todos los suyos, excepto para el alcalde de Murcia, José Ballesta, que estaba en el ajo: la convocatoria de un congreso extraordinario para el 18 de marzo, el primero en la historia del partido a nivel nacional sin compromisarios y donde el presidente regional será elegido bajo la fórmula de un afiliado, un voto. 

Miras daba un golpe de efecto con el que empieza a purgar el pecado original que arrastra, la designación a dedo de forma apresurada por su antecesor, Pedro Antonio Sánchez, e intenta movilizar al partido para darle la vuelta a los pronósticos más pesimistas. Si todo transcurre como parece, López Miras dejará de ser simplemente Fer y se habrá ganado el liderazgo de los suyos para renovar el ideario del partido, hacer cambios profundos de modos y personas en el interno del PP y establecer una relación más estrecha con la sociedad murciana en base a nuevos objetivos programáticos. 

Las palabras del exvicepresidente Juan Bernal en ‘La Verdad’, cuestionando a principios de enero no tanto la idoneidad de Miras como su discutible designación a la búlgara, no cayeron en saco roto. No eran pocos los destacados militantes populares que compartían esa opinión, aunque ninguno se atrevía a expresarla, bien por considerarla políticamente inconveniente o por desidia, comodidad, temor a ser señalado o sencillamente por cobardía.

 «El presidente debe ser elegido por todos los militantes del partido -aseveró Bernal-. Es un hecho clave que no admite discusión en los tiempos actuales. El presidente no puede resultar elegido en un proceso de nombramiento a dedo sin saber muy bien por qué y cómo se ha hecho. Esa no es la forma en la que queremos tener a un presidente del PP. Si deseamos que realmente transmita ilusión y confianza, tiene que ser alguien que pase un proceso de elección dentro del partido». 

La entrevista a Juan Bernal agitó el avispero popular, aterrado por el vaticinio que figuraba como corolario de sus declaraciones: «El PP lleva camino de perder las elecciones». Aunque Miras dijo al día siguiente que no había leído las declaraciones, una solemne torpeza porque no resulta creíble, tuvo el buen tino de quedarse con lo mollar, a diferencia de algunos de sus colaboradores, empeñados en desentrañar una conspiración inexistente, ocupación muy habitual en los cenáculos de la política murciana en su ala más pacata. 

Probablemente fue José Ballesta quien le hizo ver a Miras la diferencia entre la ‘auctoritas’ y la ‘potestas’, el poder moral basado en el reconocimiento o prestigio de una persona y el poder político que se impone por la fuerza desde arriba. Elegido de la misma forma que Pedro Antonio Sánchez, Miras goza hoy de ‘potestas’, pero tiene que ganarse la ‘auctoritas’ ante quienes le ven demasiado bisoño y falto de cuajo político como para llevar a buen puerto un partido desgastado por tantos años en el poder, más desmovilizado que nunca desde 1995 y, en muchos aspectos, desfasado en relación a los vertiginosos cambios sociales que vivimos. 

Nadie, en definitiva, terminaba de creerse aquello del ‘nuevo PP’. Apostar por un congreso abierto, inédito en los populares, es una decisión valiente, inteligente y acertada de López Miras, que le hace recuperar iniciativa política y ganar enteros, fuera y dentro del Partido Popular. Su eventual elección por los militantes sintoniza con una corriente mayoritaria en la opinión pública, que apuesta por partidos con democracia interna y dispuestos a primar la meritocracia para poder llevar a los mejores a la política. 

El ‘aggiornamento’ del PP, no obstante, debe ser profundo porque por primera vez sus votantes tendrán en 2019 otras opciones que no les suscitan reparos ideológicos (Ciudadanos y la formación de Alberto Garre). Ahora se le abre al PP una oportunidad única para, de una vez por todas, asumir un discurso creíble sobre regeneración democrática, igualdad y medio ambiente..., y proyectar una visión de futuro para la Región que no incluya solo el agua y las infraestructuras.

Es muy probable que esa renovación de ideas y de caras vaya seguida de un inmediato anuncio de los candidatos para las municipales, al menos en aquellos lugares donde no gobierna, y de una remodelación, parcial o profunda de la composición del Gobierno regional, para impulsar el nuevo relato político que surja del congreso extraordinario. 

Después de cuatro presidentes en cuatro años al frente del Gobierno regional, los populares han tenido que verse al borde del precipicio para reaccionar y tomar una decisión sensata. Nada tienen garantizado de antemano, pero al menos se han caído del guindo a tiempo para intentar enderezar un rumbo que les conducía al desastre. Políticamente, el asunto empieza a ponerse interesante.


(*) Periodista y director de La Verdad


La ANC mete presión / José Antich *

La Assemblea Nacional Catalana acaba de colocar un petardo de proporciones aún desconocidas en plenas negociaciones entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, que inicialmente parecían ser para la investidura de Carles Puigdemont como candidato a president de la Generalitat propuesto por el presidente del Parlament, Roger Torrent, y actualmente parecen haber derivado, además, hacia el programa del nuevo Govern y la confección del Ejecutivo catalán. 

El hecho de que la ANC amenace con movilizaciones en la calle si las dos formaciones no cierran un acuerdo de manera inmediata se asemeja mucho a aquella exigencia de Carme Forcadell en septiembre de 2014 cuando, dirigiéndose al entonces president de la Generalitat Artur Mas, le espetó desde el atril en el que hablaba: "President, posi les urnes". Y este acabó poniéndolas.

La petición del secretariado de la ANC ha provocado escozor en Esquerra Republicana, que asegura que hace todo lo posible por no retrasar la investidura de Puigdemont, que quiere efectiva y que incluya una hoja de ruta del Govern

El malestar en ERC viene de lejos, ya que sus portavoces no dejan de asegurar en privado que la candidatura de Puigdemont, que sigue defendiendo en público Junts per Catalunya, pretende llevarlos a un callejón sin salida, habida cuenta de que la investidura del president cesado por el 155 es inviable y el Tribunal Constitucional así lo ha expresado. 

En esta misma dirección, el TC acabará vetando cualquier modificación que el Parlament pueda llevar a cabo, hasta dejar en vía muerta cualquier iniciativa.

Pero lo cierto es que el movimiento de la ANC no es ni mucho menos gratuito dado que cuenta con cientos de miles de asociados y ha sido el protagonista de las multitudinarias manifestaciones que se han celebrado todos los 11 de septiembre desde el año 2012. 

Que el mundo del independentismo está incrementando la presión sobre Esquerra es una evidencia y, además de la ANC y de Junts per Catalunya, mantiene una posición similar en el tema de la investidura la CUP

En su día, cuando la demanda pública de Forcadell, ya señalé que debían mantenerse separadas las decisiones del poder político y la labor de las entidades soberanistas. Cada uno tiene sus funciones y no es bueno confundir los papeles que han de desempeñar. Entre otras cosas porque la unidad y la cohesión son valores a preservar ahora y en los próximos años. Y la pluralidad de la ANC y de Òmnium han de ser tanto una garantía a la hora de impulsar acuerdos, como un ejemplo de fiscalización de su cumplimiento.



(*) Periodista y ex director de La Vanguardia




Mejor ignorar a los valencianos / Salvador Enguix *

Lluís Bertomeu, columnista de nuestra edición digital, suele referirse tildándola de “desleal” a la actitud del Estado respecto a la Comunidad Valenciana. Y ofrece como contrapunto la evidente e histórica “debilidad valenciana” para ubicarse en el tablero político español, con todo lo que eso significa a la hora de captar recursos financieros e inversiones. Pero tras conocer lo sucedido esta semana en el Congreso habría que añadir un tercer concepto, el de la ignorancia, la que practican los partidos de ámbito estatal frente a las necesidades y urgencias de una geografía siempre, a decir verdad, comprometida con el destino de España. 

Viene esta tercera idea a cuento de la decisión de la Mesa del Congreso de aceptar tramitar la reforma del Estatuto de Murcia (región que gobierna el PP), mientras se sigue aplazando la del valenciano. “Nos ha pasado hasta el apuntador” señalaba el diputado de Compromís, Joan Baldoví, no sin razón. Porque no hace mucho también se aceptó tramitar la reforma del Estatuto Canario, región clave a pesar de su marginal presencia en el Congreso para que Mariano Rajoy apruebe los ansiados Presupuestos Generales del Estado, PGE, del 2018. Con un dato interesante: la petición del estatuto valenciano se registró en noviembre del 2011, la del canario en abril del 2015 y la del murciano en mayo del 2017.

No hace falta ser un lince para percibir esa ignorancia, fruto de una clara voluntad por evitar que la Comunidad Valenciana refuerce sus mecanismos legislativos para percibir los recursos justos en proporción a su población. Baldoví apuntaba al PP y a Ciudadanos como los responsables de este bloqueo. Partidos ambos con amplia representación en la Comunidad Valenciana pero que no son percibidos por los valencianos como verdaderos defensores de sus intereses, según refleja el barómetro de opinión hecho público esta semana por la Generalitat Valenciana.  

No fue así siempre en el caso de los populares; hubo un tiempo en el que sí se les consideraba como grandes representantes de un “poder valenciano” (definición abanderada por Eduardo Zaplana) que, sin embargo, con el tiempo se demostró incapaz de encontrar soluciones para equiparar esta autonomía a otras más hábiles en establecer relaciones bilaterales con el Estado. El actual PP valenciano, que lidera Isabel Bonig, parece más preocupado por denunciar una presunta “deriva nacionalista” de la Comunidad Valenciana que por resolver la parálisis estatutaria, la infrafinanciación o la infrainversión. Ese es el relato que Isabel Bonig reitera una y otra vez en cuantos foros es invitada, incluso en el Senado. 

En Ciudadanos las cosas están tan o más claras que en el PP. Partido centralista, jerarquizado, y poco entusiasmado en dotar a las autonomías de mayor capacidad de autogestión. En la Comunidad Valenciana persiguen el relato del PP, con vocación de competir en el discurso anticatalanista y antinacionalista. Un mercado, a tenor del barómetro conocido, que apenas moviliza inquietudes en la opinión pública valenciana, de momento. Pero entusiasmado por las últimas encuestas divulgadas. Creen, y es posible, que pueden deteriorar parte del mercado popular en esta autonomía.

También en el caso del PSOE es fácil encontrar evidentes contradicciones. Los socialistas españoles no se oponen a una reforma del estatuto valenciano, pero no la impulsan; y ello a pesar de la presión del PSPV, fuerza que lidera Ximo Puig. Hay, al respecto, un conflicto de modelos, y de percepciones; en parte a causa del temor de que abrir el melón de la reforma valenciana acabe contagiando a otras autonomías gobernadas por el mismo partido. Existe además en el PSOE también una línea muy española, temerosa de que el caso catalán tenga efectos negativos en las exigencias de otras regiones, pongamos como ejemplo la Comunidad Valenciana. No lo tiene fácil Ximo Puig.  

Esta es la fotografía política, al fin, de un fracaso; pues pocos creen ya que se afronte algún día la reforma del Estatut valenciano con la voluntad y vocación exigida. Hay demasiados síntomas de que esta ignorancia provocada es en sí mismo un elemento sistémico instalado en el Estado, pues basta ver cómo se retrasa el nuevo sistema de financiación y cómo se dan las inversiones a cuentagotas para perder, incluso, la esperanza. O cómo ciertas inversiones rozan lo tragicómico, como ese AVE Madrid-Castellón que circula entre València y Castellón por una vía de cercanías, con cinco retrasos en quince días y sin capacidad para reducir los tiempos entre las capitales de la Comunidad Valenciana. 

La ignorancia, como atributo, integra también cierto desprecio, lo que debería alertar, y mucho, a los partidos que pretenden impulsar cierta valencianidad en sus relatos. Pero de seguir así, el PP y Cs no deberían extrañarse que el PSPV y Compromís vayan creciendo ante la opinión pública como los partidos que mejor defienden los intereses de los valencianos. Mientras el PP logró que su marca fuera percibida así, fue hegemónico en esta sociedad valenciana, y arrasó en las urnas. Deberían tomar nota. Porque ese va ser el elemento que mejor puede dar continuidad al Botànic en el 2019 en la Generalitat Valenciana.


(*) Periodista


Rajoy en amok / Ramón Cotarelo *

Rajoy parece haberse convencido ya de que en España no lo quiere nadie. Ni los suyos. Escasamente su familia y la fiel vicepresidenta. Pero esta ya no le sirve de nada, pues le han aconsejado que no recurra ante el Tribunal Constitucional los sondeos del CIS ni las encuestas de intención de voto, ni las valoraciones de los líderes. 
 
Mire hacia donde mire, todo el mundo le da la espalda. ¡Ingratitud humana! Con lo que él ha hecho por los ricos, los financieros, empresarios, delincuentes, curas y organizaciones fascistas, al tiempo que ha castigado, anulado o reprimido a "los del otro bando". ¡Y ahora quieren prescindir de él, como si fuera una zapatilla vieja!

Pues parece haber decidido dar también aquí la batalla. Si hay que luchar por la supervivencia se pasa al ataque sin contemplaciones y, después de robar el fondo de las pensiones, se le dice a la gente que ahorre si quiere tener alguna y también, de paso, para la educación de sus hijos, para la que tampoco hay dinero porque se lo han fundido en robarlo directamente, regalárselo a los bancos, invertirlo en obras faraónicas inútiles o comprar armas a los yankies y voluntades políticas en las cancillerías europeas en contra de Cataluña. 
 
Antes o después del presidente M punto Rajoy, los de su partido preparan el terreno. Villalobos quiere sisar dos eurillos al mes a los suculentos salarios de los trabajadores y no sé qué dama de las aseguradoras ya sugiere a los jubilados que les regalen sus casas a cambio de la pensión de la que el gobierno los ha despojado y sigue despojandolos.

No hay duda: esta unanimidad social en torno a la marcha de Rajoy apunta a una situación de emergencia. Unanimidad que se refleja en la ínfima valoración a lo largo de todo su mandato, siempre como el político peor valorado, aunque a veces décimas por encima de Iglesias. Un presidente del que todos quieren librarse, no solo por incompentente, sino por desvergonzado y aburrido. Y una situación de emergencia porque a la vista está que este hombre ha perdido todo control y corre en amok de un lugar a otro destrozando lo que encuentra. Vamos a ver cuánto tardamos en tener un conflicto diplomático con Bélgica a cuenta de Cataluña.

Catalunya es el nombre del episodio más catástrofico de la catastrófica gestión de Rajoy. Un desastre sin paliativos originado en el autoritarismo y la incapacidad política de un partido y un gobierno más dedicados a esquilmar el país por todas las vías, legales o ilegales, en provecho propio que a gobernar con algo de lo que Rajoy siempre presume porque no sabe lo que es, el "sentido común". Cuando por "sentido común" entiendes solo lo que te beneficia a ti, tu partido y tus amigos, sucede esto, que te quedas sin país.

Junqueras dice que el mejor regalo que puede hacérsele (por los 100 días encarcelados) es que haya un gobierno. Y en ello está el bloque independentista. Habrá govern y sus circunstancias dependerán de lo que decida el bloque indepe y de lo que las circunstancias más tarde vayan aconsejando. Lo primero será pedir la retirada del 155 y lo segundo, la cesación de todas las hostilidades represivas, con la consiguiente liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados. Son las condiciones ideales para iniciar una negociación entre el Estado español y la Generalitat de Catalunya.

Sí, ya sé que decir esto suena a música celestial y que es seguro que no se conseguirá o no se conseguirá todo. Pero eso no es una razón para no plantear la exigencia, pues es justa y debe quedar constancia de ella. Porque, en definitiva, mientras las cosas no cambien, la cuestión es hasta dónde desarrolla su mandato republicano la Generalitat sin entrar en nuevo conflicto constitucional con la Monarquía española, lo que queda de la Monarchia Hispanica.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED