Asegura José Luis Mendoza, presidente de la sacrosanta Universidad
Cátólica de Murcia, UCAM, que “Ciudadanos es un peligro para la
sociedad”. Es curioso que el candidato de este partido a la presidencia,
Miguel Sánchez, sea el único de entre los seis principales, que para la
sección de selfies de La Opinión ha decidido aparecer portando un
símbolo religioso. Supongo que Mendoza no lo dirá por eso.
murciaconfidencial@gmail.com / "La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio" (Cicerón) "Toda verdad pasa por tres fases: primero, es ridiculizada. Segundo, se le oponen violentamente. Y tercero, es aceptada como auto-evidente." (Schopenhauer) * Newsletter de opinión e influencia, sin ánimo de lucro ni subvencionado con dinero público o privado, fundado en enero de 1984 por Francisco Poveda, periodista profesional licenciado en la Universidad Complutense desde 1976.
miércoles, 20 de mayo de 2015
La vileza hecha mujer / Ramón Cotarelo *
Hubo un tiempo, un tiempo largo, parecía
inacabable, en el que España se jugaba su porvenir como Estado
democrático de derecho en una denodada lucha contra el terrorismo
etarra. Había atentados y disturbios constantes. Las calles de las
ciudades del País Vasco eran inseguras y, aunque en menor medida, las de
otros lugares del país. Decenas de ciudadanos llevaban escolta y
estaban obligados a vivir vidas angustiosas por el permanente temor a un
asalto armado. Muchos de ellos, de todo tipo, condición o edad, caían
victimas de la vesania de ETA. Teníamos una lucha en dos frentes: había
que vencer al terrorismo e impedir que, en la lucha, la democracia
recurriera a los mismos procedimientos que combatía y se deslizara así
de nuevo hacia la dictadura con lo cual, en último término, los etarras
hubieran ganado. Fueron años muy duros. Años de plomo y goma 2.
Poco
a poco fue asentándose la convicción de que la victoria sobre el
terrorismo solo sería posible mediante la unidad de las fuerzas
democráticas. Mal que bien, acabó consiguiéndose. Incluso se firmaron
dos pactos de lucha antiterrorista entre los dos partidos dinásticos. El
segundo de ellos, si no recuerdo mal, a instancias de Rodíguez
Zapatero, entonces en la oposición y con la oposición, a su vez, del
vicepresidente del gobierno que lo consideraba un "conejo que se sacaba
de la chistera" Zapatero.Adivínese quién era el autor de este
hallazgo: el mismo Rajoy que unos años más tarde defendía el pacto del conejo en la chistera como si fuera suyo, como un producto de sus entretelas y acusaba a Zapatero de querer traicionarlo. Rajoy en estado puro.
Aun
así, había un consenso cerrado, cerradísimo, de todas las fuerzas
políticas, apoyadas por el conjunto de la sociedad, en el sentido de que
la política antiterrorista era exclusiva del gobierno y no estaba
sometida a crítica. Los demás, punto en boca. Ese consenso se
cerraba con un broche de oro: nadie usaría el terrorismo como arma política y mucho menos electoral.
Y así aguantó nuestra sociedad la tormenta de fuego y odio que la azotó
durante largos años. Hubo momentos de flaqueza como cuando el
inevitable Rajoy acusó a Zapatero, entonces presidente del gobierno, de
"traicionar a los muertos" y de poco menos que de connivencia con ETA.
Con ello solo consiguió mostrarse como lo que es, una persona sin
escrúpulos. Pero, en términos generales, la unidad se mantuvo, el
terrorismo quedó fuera del debate político, el frente social y mediático
antietarra era total. Y ETA sucumbió, eliminando así el último
obstáculo a la plena instauración de la democracia en España. Lo que ha
venido después ya es otro asunto sobre el cual hay hoy día muy
encontradas versiones.
Con
estos antecedentes, ¿cómo se le ocurre a esta señora Aguirre usar el
terrorismo como arma electoral? Tenía razón ayer Palinuro. Aguirre no
vive en la realidad, sino en un teatro siniestro que se ha montado en su
cabeza. Ayer la comparaba con algunas heroínas. Le venían grandes
todas. Se acerca más al tipo Medea: movida por pasiones irrefrenables,
un odio sin limites y una obsesión por imponerse capaz de destruir todo
lo que la rodea. Lo que hace. ¿Cómo rompe el acuerdo básico que
posibilitó la derrota del terrorismo y, además, con carácter por así
decirlo, retroactivo, con el fin de insinuar odiosas connivencias entre
Carmena y los terroristas? ¿Es que no está en sus cabales?
Aguirre
no tiene cabales. No tiene limites. El límite es ella misma. Un caso de
mitomanía colosal. Es ella sola, la única. Ya se ha enemistado con
todos los dirigentes de su partido, absolutamente todos, que están
deseando verla estrellarse. Y lleva camino de hacerlo si sigue mostrando
tanta ruindad, tanta mezquindad, tanta ansia por vilipendiar a su
adversaria de las formas más repugnantes. Empezó hace unos días poniendo
en cuestion la profesionalidad de Carmena al afirmar que es jueza por
el cuarto turno con lo que consiguió ofender a todos los del
cuarto turno, que son unos profesionales dignísimos y dejó impoluta a
Carmena que es jueza por oposición. Y por oposición anterior a la
implantación del cuarto turno. Una mentira, un infundio hecho con mala
uva, con un espíritu bastante mezquino.
Ahora llegan las venenosas
insinuaciones sobre las decisiones de Carmena como jueza de vigilancia
penitenciaria. Aquí, lo de menos es que Aguirre hable sin saber lo que
dice y tome las providencias judiciales como decisiones de las que ella
adopta con esos colaboradores que luego acaban todos en la cárcel. Esta
saña revela que la dama es una simple y así se lo dice una reposada y
segura Carmena que lamenta escuchar cómo su interlocutora, a su edad,
dice tales "simplezas".
Es
que vive de ellas. Cuanto más simples, elementales, chocantes y
agresivas sean sus afirmaciones, más conseguirá la condesa que no se
hable de lo que realmente le preocupa, la corrupción, en la que vive
anegada hasta las cejas y últimamente hasta más arriba de las cejas. Con
buena parte de sus amigos, colaboradores, asesores, subordinados y
allegados por diversos motivos entre rejas, procesados, imputados o a
punto de serlo, el repentino descubrimiento de ese pintoresco ménage à trois
gastronómico entre la presidenta de la comunidad, su amigo del colegio y
el marido hace añicos su justificación de que ni ella ni su familia
aparecen pringados. Y, de paso, sitúa el asunto en el nivel adecuado,
más bien entre la cocina y el servicio, propio de una novela de
Galsworthy. Y luego dicen que la aristocracia española es estirada,
cuando se mezcla con los fogones porque, según parece, gracias a las
generosas concesiones y contratas que la Comunidad concedía al amigo del
cole, este colocaba en los más distinguidos comedores de distintas
instituciones los sabrosos quesos del marido de la presidenta.
Para
evitar el bochorno de esta inmersión absoluta en el mundo del
chanchullo, la mamandurria, el enchufe y el favoritismo, de la
corrupción en definitiva, Aguirre arremete con verdaderos insultos,
infundios y golpes bajos contra Carmena a la que acusa sin prueba
alguna, de laxitud con los asesinos y, en el fondo, de simpatizar con
ellos, de ser equidistante, de ser totalitaria. Tanta bajeza, tanta
ruindad, tanta desmesura e injusticia con una jueza que ha cumplido
siempre su deber, no ha sido nunca sancionada sino, al contrario,
galardonada con un premio, seguramente ganarán para Aguirre los votos de
la ultraderecha de la de brazo en alto. Pero solo esos. Los otros, de
gente normal, más templada, huirán de ella. A lo mejor cae en la cuenta y
nos ahorra a todos un espectáculo tan bochornoso como el del debate de
ayer.
Preguntaba
Aguirre si, dadas ciertas circunstancias de carácter judicial privado
aclaradas por la jueza, Carmena no creía que en Inglaterra se vería
obligada a deponer su candidatura. Esa pregunta debiera empezar por
contestarla ella: si no se vería obigada a dimitir por haber presidido
un gobierno que ha sido un muestrario de corrupciones y episodios
propios de la pantera rosa, con maletines volanderos, espionaje
en los ascensores, sobornos, fundaciones fantasmas. Con el agravante de
que su propio marido, su familia están implicados en presuntos tratos de
favor y supuestos cabildeos con la institución que ella presidía. Si se
añade a la comitiva el divertido sainete del triángulo nutricional, a
lo mejor ya ni siquiera se le plantea lo dimisión como candidata porque
quizá no le dejen entrar a presentarla. Estos ingleses conservadores son
muy estirados y, así como no les gustan los toros, aborrecen el olor a
ajo y a queso de oveja.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
Profesiones con futuro / Josep-Antoni Ybarra *
Y tú ¿qué quieres ser de mayor? Preguntaba
la tía, la abuela o el familiar de turno al chavalín de 5-10 años. Y
dudándolo un poco, el chavalín respondía: yo, quiero ser bombero,
maestro, médico, aviador... Esa era la respuesta que hace cosa de 40 o
50 años se oía de boca de cualquiera de los que hoy tienen entre 50 y 60
años. Aquella era la aspiración de uno. Profesiones todas ellas que con
inquietud y esperanza, se percibían con ilusión porque con ellas se
aspiraba a tener un futuro mejor, además de encerrar cualidades como las
de saber hacer cosas, de hacerlas bien, de alcanzar con ellas un
respeto, una seriedad en lo que se hacía, e incluso el de estar
envueltas con cierto grado de servicio a la colectividad.
Es curioso,
pero si hacemos la misma pregunta hoy al chaval de 5-10 años, la
respuesta será casi unánime: «yo quiero ser futbolista o famoso», e
incluso, aquel más avispado contestará las dos cosas a la vez: «yo
quiero ser un famoso futbolista». Esta es la aspiración de nuestra
juventud; ser un claro objeto de diversión porque eso le va a permitir
alcanzar metas que otras profesiones no le permitirían.
¿Qué ha pasado para ese cambio de disposición? No, no son los jóvenes los que han cambiado. Somos nosotros los que los hemos hecho cambiar. Nuestras aspiraciones no van mucho más allá de aquello de conseguir con rapidez y facilidad, riqueza, bienes, fama. Entonces ¿ello no es lo que consigue un famoso futbolista, un cantante o un tertuliano televisivo vociferando entre 5 o 6 personajes? Se ha pasado de la idea de profesionalidad, solidaridad, seriedad en el trabajo, a aquello de que la forma mejor de ganarse la vida es a partir de la desfachatez, de la gresca, de la polémica y de los gritos. Nuestros jóvenes, hijos o nietos, lo que hacen es imitarnos; son coherentes con nosotros mismos.
Y siendo ello importante, el punto crítico lo sitúo cuando las profesiones de futuro olvidan nuestro presente. Esto es lo grave. Está ocurriendo que se está obviando que las estructuras productivas requieren unos profesionales que avancen en sus conocimientos. Viene al caso por el hecho de que uno de los «estudios y conocimientos profesionales» más valorados actualmente es el de cocinero, minusvalorando con ello el prestigio y el conocimiento de las nuevas profesiones y cualificaciones técnicas relacionadas con otros sectores productivos (son escasos hoy en España los estudios profesionales relacionados con las nuevas tecnologías aplicadas por ejemplo al calzado, al plástico o a la construcción, y no por el hecho de que no existan profesionales que conozcan el tema, que los hay, sino porque no hay jóvenes que quieran aprenderlos). Y así, sorprende el número de programas televisivos de cocina que existen hoy en nuestro país. Se encienda la televisión cuando se encienda, siempre hay un canal que está hablando de cocina. Nos salen las recetas de cocina por las orejas. Muchos jóvenes hacen cola para ir a formarse y estudiar con los grandes chefs porque quieren aprender una profesión de prestigio, valorada socialmente.
Hoy el cocinero se nos presenta como
aquel gran sabio o aquel investigador que es capaz de provocar un cambio
en nuestras vidas porque ha descubierto que las salsas se conservan
mejor en la nevera que fuera de ella. Se le escucha al cocinero con la
máxima atención al explicar cómo se fríe un huevo o se hace un plato de
alubias pochas; en cambio, un médico tratando de advertir cómo se puede
hacer frente al cáncer de colon, pues parece un rollo. Seguro que así
llegaremos todos a ser buenos cocineros. Se alegraran por ello los
millones de turistas alemanes o de tantos otros países que nos visiten y
que solo saben comer salchichas con chucrut o hamburguesas. Nosotros,
con nuestra profesionalidad culinaria, les enseñaremos a comer, seremos
capaces de llenarles sobradamente sus buches. Silenciaremos no obstante
que los otros cocineros, los corrientes, los no famosos, por dos días de
trabajo en un fin de semana, y por 26 horas sudando delante de los
fogones, se les paga hoy 80 euros (esto es, a 3 euros la hora). Y
advertiremos a estos turistas que la cocina en general es cultura, si
bien ocultaremos la explotación que ese trabajo encierra, echando por
los suelos lo que es la cultura del trabajo y postergando la
profesionalidad de otras muchas actividades.
Y ocurre mientras tanto que, entre futbolistas y cocineros, los alemanes y muchos de los turistas extranjeros que nos visiten, continuarán produciendo tecnologías, y seremos nosotros quienes se las compremos a muy buen precio. Es evidente entonces que si continuamos por esta senda, nuestros oficios de futuro serán éstos: futbolista y cocinero; el suyo, hacedores y vendedores de tecnología. Esa será la diferencia. Y es que no hacemos ya ni caso a aquel entrañable Antonio Molina que cantando coplas advertía por la radio a nuestros padres y abuelos: «Cocinero, cocinero/ enciende bien la candela/ y prepara con esmero/ un arroz con habichuelas/ que el futuro es muy oscuro/ ¡ay!, trabajando en el carbón» (hoy en lugar de carbón usamos vitrocerámica hecha con tecnología extranjera). (Nota técnica final: en 2013, las importaciones españolas de productos alemanes ?fundamentalmente productos con tecnología y patente alemana? costaron casi 3 veces lo que los alemanes se dejaron en turismo y restaurantes en España).
(*) Catedrático de la Universidad de Alicante
La batalla profunda contra 'Podemos' / David Hernández Castro *
Como si las tropas de Pablo Iglesias hubieran cruzado el Rubicón, tres
artículos, aparecidos en tres días consecutivos, nos han alertado de que
la marcha de Podemos hacia la Moncloa ha dejado de estar en su
elemento. Manuel Monereo lo resume así: El poder ha levantado «un fuerte
muro defensivo» y ha pasado «resueltamente al contraataque»
(05-05-2015, Cuarto Poder). ¿Cómo interpretar este nuevo
escenario? Para muchos, volviendo al arsenal teórico de Gramsci. El
primero en hacerlo ha sido el propio Pablo Iglesias: «En la política
occidental la guerra de maniobra (el asalto) perdería relevancia frente a
una compleja guerra de posición en la que el Estado no sería más que la
trinchera avanzada del conjunto de fortificaciones de la sociedad
civil» (03-05-2015, Público). En los Cuadernos de la cárcel,
Gramsci extrapoló al campo de lo político los grandes cambios que la
Primera Guerra Mundial había desencadenado sobre la estrategia militar.
Iglesias continúa: «La política de la guerra de trincheras es la lucha
por la hegemonía».
Así, el Rubicón es el paso de la «guerra de
movimientos» a la «guerra de posiciones» (o «de trincheras»), algo sobre
lo que también Miguel Urbán, otro de los promotores iniciales de
Podemos, se hacía eco al día siguiente: «Y es que la revolución
democrática se está mostrando, cada vez más, como una escalada en la
guerra de posiciones» (04-05-2015, Público). Pero esta no fue la
última palabra. Como sabrá el lector informado, no hacen falta más de
dos invocaciones a Gramsci para que comparezca una de las personas que
mejor lo conoce en nuestro país, el politólogo Manuel Monereo: «La
dirección de Podemos se lanzó a una guerra de maniobra que rápidamente
se convirtió en una guerra relámpago». Pero pasada la sorpresa inicial,
el poder reaccionó con «un fuerte muro defensivo» y un contraataque que
ha sometido a esta fuerza política a «una durísima guerra de
posiciones». Y añade: «enfangada en las casamatas, duramente acosada,
combate para el que no estaba preparada (¿Quién lo está?), se ve
obligada a construirse como organización en el cerco, en la lucha, en el
conflicto» (05-05-2015, Cuarto Poder).
Cada uno de estos
tres artículos, a pesar de la urgencia de la situación, contiene
indicaciones valiosas para interpretar la coyuntura. Y aunque a veces
apuntan en direcciones distintas, todos coinciden a la hora de describir
el cambio de escenario. De la guerra de movimientos (o de maniobras) a
la guerra de posiciones (o de trincheras). En cierto sentido, tienen
razón. Si, como recuerda Iglesias, vinculamos la guerra de trincheras a
la lucha por la hegemonía, y entendemos la hegemonía como el conjunto de
mecanismos supraestructurales, en sentido cultural, que contribuyen a
la producción política de consenso, entonces la «guerra de trincheras»
es la mejor forma para describir la situación en la que se encuentra
Podemos. Pero en otro sentido, esta interpretación, al reducir al ámbito
de la hegemonía lo que se está librando en el campo de la estrategia
política, implica el grave riesgo de solapar el análisis de los
acontecimientos políticos bajo el manto de unas categorías que no se
ajustan a lo que está ocurriendo fuera de la esfera cultural.
La culpa
no es de Gramsci. Y como buen conocedor de Gramsci, Monereo parece
haberlo intuido cuando señala que los poderes «reaccionaron al modo de
los generales rusos». Esta es la pista que conviene seguir. Porque
Gramsci, cuando escribió los Cuadernos de la cárcel, no tenía ni
idea de cómo iban a reaccionar los generales rusos ante el avance de las
tropas nazis. Así que no pudo introducir este elemento en su reflexión
sobre la naturaleza de los cambios políticos que podrían derivarse de
los cambios en la estrategia militar. Y se da la circunstancia, como ha
sabido apreciar Monereo, de que es en el corazón de la doctrina militar
que animó a los generales rusos donde hay que rastrear la respuesta
estratégica que el poder ha orquestado contra Podemos. Nos encontramos
en el terreno de la teoría operacional compleja que figuras como
Tujachevski, Isserson o Triandafillov desarrollaron durante los años
veinte y treinta para el Ejército Rojo, y que resultó finalmente
condensada bajo el concepto de «batalla en profundidad» (Operativnoe Iskusstvo).
Por desgracia, el interés de lo que estamos planteando no es
secundario, porque lo que vamos a intentar fundamentar en este artículo
no es solo que el concepto de «batalla profunda» ofrezca en la actual
coyuntura un mayor rendimiento explicativo que el de «guerra de
posiciones», sino que lo que está en juego debajo de estos marcos de
interpretación es la orientación estratégica de la unidad popular.
Hagamos una sencilla extrapolación. Durante mucho tiempo, la
bibliografía imputó la derrota sufrida por los alemanes en el frente
oriental al «rodillo soviético», es decir, a la inmensa cantidad de
recursos humanos y materiales movilizados por Stalin. Pero esto no fue
lo que ocurrió. En realidad, la estrategia militar de los alemanes, la
guerra relámpago o Blitzkrieg, fue superada por la estrategia de
la batalla profunda desplegada por el Ejército Rojo. Una respuesta, al
menos para los derrotados, más difícil de digerir que la anterior,
porque implica un reconocimiento de la inteligencia estratégica del
adversario, la asunción de los propios errores, y la renuncia al
consuelo que pudiera otorgar la atribución del fracaso a una insuperable
desigualdad de fuerzas, al abismo infranqueable de las trincheras del
enemigo.
Pero mantenerse en el error solo puede conducir a nuevas
derrotas, y como al fin y al cabo, el arte de la guerra está más
interesado en la victoria que en el consuelo, la estrategia de la
batalla profunda terminó convirtiéndose en materia de estudio para los
adversarios de la Unión Soviética. No sin que pasaran bastantes años de
por medio. Y este es el riesgo que queremos conjurar con nuestro
artículo, porque se trata de la misma tesitura en la que se encuentran
los que interpretan el estancamiento de Podemos como una consecuencia
casi inevitable de su exposición a los poderes que combate. No hay duda
de la brutalidad y desmesura de la reacción. Pero al igual que no hubo
«rodillo» que pudiera contener en Grecia el avance de la Syriza, tampoco
en España existe ninguno que ofrezca más garantías. No se trata de una
cuestión de peso, sino de cualidad. No de cuántos recursos, sino de cómo
son utilizados.
Empezaremos analizando las dos teorías militares sobre las que Gramsci fija su atención en los Cuadernos de la cárcel:
la guerra de movimientos y la guerra de posiciones. La primera
constituye la base del arte operacional alemán y fue desarrollada
originariamente por la escuela del general Schlieffen, proponiendo una
guerra de maniobras rápidas y vigorosas capaces de cercar y destruir al
ejército enemigo en una batalla de aniquilación. Tomaba como punto de
partida las experiencias exitosas de Aníbal en la antigua Batalla de
Cannas y del ejército prusiano en la más reciente Batalla de Sedán.
Schlieffen no tuvo tiempo de ver cómo su Plan se llevaba a la práctica
en Francia, pero en el verano de 1914, tras una serie de buenos
resultados iniciales, sus sucesores pudieron comprobar que el avance
impetuoso de las tropas alemanas no era suficiente para batir la
resistencia encarnizada que los Aliados opusieron en la Batalla del
Marne, obligando a las partes a fortificarse e iniciar la terrible
guerra de trincheras o de posiciones.
Esta y otras experiencias fueron
las que influyeron en Gramsci y le llevaron a escribir que «el ataque de
choque como táctica termina en un desastre» (1980, 80). La guerra de
posiciones «no está constituida sólo por las trincheras propiamente
dichas, sino por todo el sistema organizativo e industrial del
territorio que está ubicado a espaldas del ejército» (80). Esto,
continúa Gramsci, es lo que garantiza que esta forma de operación se
termine imponiendo sobre la guerra de maniobras, a través de la
combinación del tiro rápido de los cañones, las ametralladoras, los
fusiles y la concentración de armas en un determinado punto, con «la
abundancia del reabastecimiento que permite sustituir en forma rápida el
material perdido luego de un avance o un retroceso» (80).
Sin
embargo, una vez pasada la Primera Guerra Mundial, y ya con la sombra
de la Segunda en el horizonte, la aparición de nuevos medios técnicos
como la aviación y los carros de combate ayudaron a que Guderian y
Manstein pudieran persuadir al Estado Mayor alemán para que renovara su
confianza en los principios estratégicos del Plan Schlieffen. Fue el
origen de la Blitzkrieg, la guerra relámpago que derrotó al
ejército franco-británico en 1940. Más arriba, ya hemos tenido ocasión
de comprobar cómo los artículos de Iglesias y Monereo asociaban la
estrategia inicial de Podemos con la de la guerra relámpago. Estamos de
acuerdo con esta tesis. Pero a partir de aquí, tenemos que presentar
tres discrepancias: en primer lugar, que la situación de estancamiento a
la que ha conducido esta orientación estratégica se deba a los límites
impuestos por una resistencia feroz del sistema, entendiendo esta
ferocidad en los términos de abundancia y cantidad que Gramsci describe
en los Cuadernos de la cárcel.
En segundo lugar, y como
consecuencia de lo anterior, que el concepto de «guerra de trincheras»
sea el más apropiado para describir el nuevo escenario estratégico ante
el que se encuentra Podemos. Y en último lugar, que Podemos, a pesar de
las palabras de su secretario general, se haya desembarazado en realidad
de los principios estratégicos de la guerra relámpago. Si se trata de
establecer un paralelismo a la gramsciana, su situación se encuentra
mucho más cercana a la que sufrieron las tropas alemanas frente al
Ejército Rojo que a la que habían experimentado en la Batalla del Marne.
No es que Podemos se haya visto obligado a variar sus premisas
operativas ante la situación de estancamiento político, sino que esta
situación de estancamiento se deriva precisamente de sus premisas
operativas, que siguen siendo las de la guerra relámpago. Pero para
argumentar cada una de estas cuestiones, deberemos introducir algunos
principios básicos de la «batalla profunda».
Para empezar, el
sistema. La guerra no es un mecanismo, sino un sistema que combina una
gran multitud de elementos entre sí: industriales, políticos,
logísticos, naturales, etc. Y la clave de esta combinación, al igual que
en los sistemas biológicos, es la comunicación, que es puesta en el
centro del interés estratégico a través del concepto de «choque
operacional» (Udar), cuyo objetivo es crear las condiciones de
desorganización y parálisis que conduzcan a la descomposición interna
del enemigo. Mientras que la guerra relámpago ataca a una parte del
sistema, la batalla profunda intenta paralizar los centros neurálgicos
que permiten su funcionamiento (Veramendi, 30-01-2013).
Triandafillov y Tujachevski, a partir de ciertas ideas de Svechin,
pusieron las bases de esta teoría incorporando por primera vez un nuevo
nivel en el arte militar: las operaciones, cuya función era servir de
puente entre las orientaciones estratégicas y el despliegue táctico, que
habían quedado desconectadas tras la experiencia de la Primera Guerra
Mundial. La capacidad del enemigo de restaurar con rapidez sus defensas y
de alargar la línea del frente para impedir los movimientos de
flanqueo, condujeron a los soviéticos a replantear su forma de ataque.
El objetivo estratégico fundamental ya no es la primera línea del
frente, sino el lugar donde el sistema extrae sus órdenes y recursos: la
retaguardia profunda, o en palabras de Clausewitz, el centro de
gravedad, «el centro de todo el poder y movimiento de lo cual todo
depende… el punto sobre el cual deben ser dirigidas todas nuestras
energías» (cit. por Somiedo García, 2013, 2). En el siglo XIX, el
teórico militar suizo Antoine Henri Jomini ya había llamado la atención
sobre la existencia de ciertos lugares geográficos o sucesos clave
específicos, los «puntos decisivos» (Schwerpunktes), que cuando
se retienen o neutralizan, incrementan la vulnerabilidad del enemigo.
Los puntos decisivos son, por tanto, los elementos esenciales para
atacar o proteger los centros de gravedad (Somiedo García, 2013, 3-4).
Una vez localizados los centros de gravedad, el Udar
intenta paralizarlos horizontal y verticalmente, separando a las
unidades unas de otras y la línea del frente de la retaguardia. El
objetivo es obligar al sistema a replegarse para intentar recomponer sus
fuerzas en un punto donde sus distintas partes puedan recuperar el
contacto entre sí, abandonando el espacio estratégico que había logrado
ocupar, perdiendo profundidad, y exponiéndose a importantes pérdidas de
recursos humanos y materiales. Básicamente, el choque operacional se
desplegaba coordinando dos tipos de fuerzas distintas: Por un lado, una
fuerza móvil y blindada, que trataba de acceder al centro de gravedad a
través de un punto decisivo, intentando romper la línea del frente con
un gran impulso que combinaba velocidad, masa y sorpresa. Por otro, una
fuerza aerotransportada, que intentaba coger desprevenido al enemigo
interviniendo directamente sobre el centro de gravedad al que las
fuerzas de penetración trataban de acceder (Veramendi, 30-01-2013). La
clave de esta coordinación es que ambas fuerzas debían actuar no
secuencialmente, como en la guerra relámpago, sino simultáneamente. Todo
el arte operacional soviético estaba diseñado para hacer irrelevante la
escala de los recursos del enemigo, poniendo en el centro de la diana
su funcionalidad.
Ahora podemos volver sobre nuestros pasos y señalar el problema más importante de la Blitzkrieg:
buscar un resultado estratégico, la rendición del enemigo, a través de
medios operacionales y tácticos, la batalla concreta. Veramendi lo
explica poniendo como ejemplo la batalla de Francia de mayo de 1940,
donde la ruptura del frente francés en Sedán sería el acontecimiento
táctico, la carrera hacia la costa que supuso el «Corte de Hoz», la
parte operacional, y la huida de las tropas británicas y una cantidad
importante de tropas francesas por Dunkerque, el fracaso estratégico
(Veramendi, 06-02-2013). Desfilar por debajo del Arco del Triunfo debió
de infundir a Hitler una gran confianza en los resultados de la guerra
relámpago, pero estaba cometiendo un grave error, que fue reducir el
objetivo estratégico (no lo olvidemos, la derrota del enemigo), a un
solo golpe operacional, la batalla concreta. Mientras los jerarcas nazis
se hacían fotos en la Plaza de Trocadero, De Gaulle, arropado por las
tropas británicas y un resto importante de su propio ejército, ya estaba
organizando la recuperación de Francia al otro lado del canal de la
Mancha.
Hemos reunido ya los suficientes elementos como para
volver al análisis de la coyuntura política. Empecemos con la cuestión
de la guerra relámpago. Como hemos tenido oportunidad de constatar, se
trata de un concepto estratégico mucho más elaborado de lo que da
entender la palabra «relámpago». Decir que Podemos ha iniciado una
guerra relámpago porque ha irrumpido como un relámpago en la vida
política española, es tanto como decir que estamos de acuerdo con la
teoría de la relatividad porque todo nos parece relativo. Puede que, en
efecto, todo sea relativo, salvo el hecho de que no tenemos ni idea de
lo que es la teoría de la relatividad. Por eso es importante profundizar
en el concepto, ya que estamos de acuerdo con Pablo Iglesias y Manuel
Monereo en que se trata de una descripción adecuada para la situación
estratégica que ha iniciado Podemos. Veamos por qué.
En primer lugar,
porque nos encontramos ante la búsqueda de un resultado estratégico, que
es la derrota del enemigo, la casta, a través de un medio
operacional y táctico, que es la batalla concreta, la disputa por el
poder en el escenario de una contienda electoral. Pablo Iglesias es muy
claro: «Podemos nació para ganar las elecciones generales» y «ninguna
batalla previa, por importante que sea, nos va a distraer de la
principal» (Público, 03-05-2015).
Con esto pasamos, en segundo lugar, a otro de los elementos que caracterizan a la Blitzkrieg:
se trata de una estrategia que se despliega secuencialmente, y no
simultáneamente. Podemos ha intentado cercar al enemigo a través de una
serie de maniobras rápidas y audaces, distribuidas linealmente en torno a
cuatro procesos electorales, y buscando marcar un ritmo exponencial de
crecimiento. Primero, en mayo de 2014, las elecciones europeas. Diez
meses después, las andaluzas. A continuación, cumplido el año, las
autonómicas y municipales. Y como colofón, el último asalto, la batalla
de la que ninguna de las anteriores debe distraernos: las elecciones
generales. Hay una reducción clara, que refuerza lo que hemos dicho en
primer lugar, del interés estratégico a la cuestión táctica de la toma
del Congreso. Aparentemente, ganar las elecciones generales implica la
derrota del enemigo.
Esto tiene que ver con lo que diremos en tercer
lugar, que es la diferencia que Manuel Monereo ha señalado entre
corruptos y corruptores: «No me gusta el término casta. ¿Por qué? Porque
no anuda, no engarza y no relaciona a los poderes económicos y
mediáticos con la clase política. Parecería que la corrupción es cosa de
los políticos y solo de ellos. ¿Y los corruptores?, ¿dónde están?,
¿quiénes son?, y ¿para qué compran los poderosos a los políticos?»
(18-10-2014, Cuarto Poder). Es decir, la reducción del elemento
estratégico a la cuestión táctica, esto es, de la derrota del enemigo a
la conquista del Congreso, es solidaria del concepto de casta, que
identifica al enemigo con los políticos corruptos, y por tanto, a la
victoria, con la derrota de estos políticos en unas elecciones
generales.
A pesar de que en el relato de Podemos juega también un papel
importante la crítica al sistema financiero, a los bancos o a la
plutocracia, la combinación de estos dos elementos, la palabra casta y
las elecciones generales como batalla principal, ha tenido como
consecuencia lo que señalaba Manuel Monereo: la invisibilización de los
corruptores. La batalla relámpago ha puesto en el centro de gravedad a
los títeres, pero no a quien mueve los hilos. Y esto nos lleva a la
cuarta consideración, que es la carencia de una concepción sistémica del
enemigo. Solo de esta manera se puede confiar en que la derrota de uno
de sus elementos implique necesariamente la aniquilación del conjunto.
Porque la estructura del poder, o la trama, como dice Monereo, es mucho más amplia y compleja que la de los partidos políticos que están a su servicio.
Retomemos ahora la cuestión de la guerra de posiciones. La Blitzkrieg
de Podemos se ha encontrado con una resistencia radical. Desde los
grandes medios de comunicación, los tribunales y las alcantarillas del
Estado, el poder ha iniciado un contraataque que parece haber terminado
con el sueño de una marcha triunfal. En lugar de avanzar, Podemos se
encuentra estancado en el fango. La guerra ya no es una secuencia de
maniobras audaces, sino una batalla que se libra palmo a palmo, una
durísima guerra de posiciones. Como en la Batalla del Marne, la guerra
relámpago se ha detenido allí donde el enemigo ha levantado una
trinchera infranqueable. O al menos, es lo que parece. Porque el
enemigo, en realidad, no ha cavado ninguna línea de trincheras. No
estamos en la Batalla del Marne, sino en el frente ruso, donde la guerra
relámpago se ha encontrado con la horma de su zapato: la batalla
profunda.
Podemos, en su disputa contra la casta, ha eludido
el verdadero centro de gravedad de su adversario. Porque si algo ha
quedado claro con las últimas operaciones judiciales es que el lugar
donde el sistema extrae sus órdenes y recursos no es la sede de los
partidos políticos, sino las oficinas mucho más discretas de las
empresas que los financian. Pablo Iglesias abrió una vigorosa línea de
frente en los medios de comunicación, pero mientras pulverizaba en esta
primera línea la imagen de los políticos corruptos, los poderes que los
alimentaban permanecían a salvo en la retaguardia profunda. Ellos no
cometieron este error. Porque tras el desconcierto inicial de las
elecciones europeas, idearon una estrategia orientada no a la excavación
de trincheras en los medios de comunicación, sino a paralizar el centro
de gravedad de Podemos. Ni los corruptores, ni los corruptos, se
dejaron tentar por las múltiples solicitudes de comparecencia pública
que les lanzó en vano Pablo Iglesias. Sus intenciones, fueron otras.
No es difícil localizar el centro de gravedad de Podemos. Así como la
trama del poder se caracteriza por ocultar los lugares en los que toma
sus decisiones, Podemos ha sido transparente desde el principio. Es
cierto que se han establecido varios procedimientos de participación
popular. Pero el poder no es tan ingenuo como para confundir los
círculos o las asambleas con el lugar donde se coordinan las decisiones
importantes. El centro de gravedad de Podemos está constituido por un
reducido número de personas, un grupo que no coincide exactamente con
los promotores iniciales del proyecto, pero casi. Más que el Consejo
Ciudadano, su expresión política más definida es el Consejo de
Coordinación, las once personas que tienen en sus manos el timón de
Podemos. Entre ellas, Carolina Bescansa, Iñigo Errejón, Luis Alegre,
Pablo Iglesias y, hasta su dimisión reciente, Juan Carlos Monedero.
Si el poder hubiera querido iniciar una guerra de posiciones contra
Podemos habríamos visto a sus candidatos recoger el guante de Pablo
Iglesias en los medios de comunicación («Estoy esperando que el presidente de mi país deje de ser un maldito avestruz y dé la cara»,
ha terminando diciendo el secretario general de Podemos). Pero solo
comparecieron tertulianos sin ninguna proyección política, como Eduardo
Inda o Francisco Marhuenda, porque el poder estaba mucho más interesado
en hacer irrelevantes los recursos políticos de Podemos que en cebarlos a
costa suya. Por supuesto que los medios de comunicación han desempeñado
un papel importante en la estrategia contra Podemos. Pero no como una
línea de trincheras destinada a contener su avance, sino como los puntos
decisivos que permitían acceder a su centro de gravedad. El objetivo
nunca fue colapsar a Podemos en el territorio que mejor se mueve, sino
paralizar su centro de gravedad, crear un problema de comunicación
interna para que fuera el propio Podemos quien se replegara con el fin
de proteger su cabina de mando.
Dos fuerzas distintas se desplegaron
simultáneamente para conseguir este objetivo: por un lado, grandes
operaciones mediáticas destinadas a desacreditar a sus miembros más
relevantes. Por otro, un bombardeo sistemático de su centro de gravedad a
través de una agresiva campaña de comunicación que lo vinculaba con el
Gobierno de Venezuela. En el caso de Iñigo Errejón, la operación fue
bastante seria. Podemos tuvo que dar muchas explicaciones sobre el
contrato de investigación que el responsable de su Secretaría Política
había firmado con la Universidad de Málaga. Pero donde los dos extremos
del choque operacional lograron anudarse fue en torno a la persona de
Juan Carlos Monedero.
A finales de enero de 2015, las investigaciones
abiertas por la Universidad Complutense y el Ministerio de Hacienda
permitieron que la operación de desprestigio personal se conectara con
la campaña en profundidad que los medios de comunicación desplegaban
contra Podemos. El éxito de la batalla profunda no fue conseguir la
cabeza de Juan Carlos Monedero, sino abrir a través suyo una brecha en
el frente de comunicación que le permitió acceder al centro de gravedad
de Podemos. Este fue el punto decisivo que marcó el declive de la guerra
relámpago, porque Podemos se vio obligado a consumar su repliegue de
los medios de comunicación para atajar su incipiente estado de
desorganización interna. Sin duda, se trataba de una retirada
provisional. Pero sus adversarios no necesitaron mucho tiempo para
rellenar el asiento vacío. Las parrillas de televisión, el espacio
estratégico que con tanta audacia había conquistado Pablo Iglesias,
fueron ocupadas casi al instante por la fuerza política que el poder
había invocado para sacarle las castañas del fuego: Ciudadanos.
Que Podemos no lo viera venir, es producto de su confianza en las
virtudes de la guerra relámpago, pero también de su desconocimiento de
los principios de la batalla profunda. Si se hubiera distanciado de la
primera y dejado conducir por la segunda, habría logrado evitar varios
errores importantes. Uno de ellos, confundir al Régimen con los partidos
del Régimen. La trama que se agazapa detrás del bipartidismo es
perfectamente capaz de sobrevivir al bipartidismo. Porque mientras su
centro de gravedad permanezca intacto, el sistema no tendrá muchos
problemas para reemplazar sus partes dañadas.
Esta es la razón por la
que la estrategia operacional de la guerra relámpago no permite
reconocer la verdadera realidad de la situación, que no es la de una
fuerza impetuosa marchando triunfalmente sobre un enemigo en retirada,
sino la de un enemigo que se pone a salvo mientras conduce a las fuerzas
de su adversario a una ratonera. Hemos dicho que Podemos no ha
abandonado, a pesar de las declaraciones de su secretario general, la
estrategia de la guerra relámpago. Esto es algo que se desprende de su
propia retórica, instalada todavía en una guerra escalonada de
movimientos que debería conducir, elección tras elección, a la toma del
poder.
Pero la guerra de posiciones, fuera del campo de la hegemonía
social, no sirve para dar cuenta de una estrategia que sigue buscando la
victoria en una batalla de aniquilación. La impresión es la de que
Podemos, ante la situación de estancamiento en la que se encuentra, se
siente más incómodo con la palabra «relámpago» que con la estrategia, y
ha decidido cambiar la palabra, pero conservar la estrategia.
Desde el punto de vista de la batalla profunda, Podemos debería asumir
otra clase de cambios. Para empezar, reorganizar sus operaciones
políticas teniendo en cuenta que el centro de gravedad de su adversario
no se encuentra en el frente de comunicación, sino en la retaguardia
profunda, y que solo podrá acceder a esta retaguardia si combina sus
intervenciones mediáticas con un ataque sostenido sobre el núcleo
estructural de la trama, que es, como señala Monereo, «la cúspide del
poder corporativo y mafioso de las finanzas» (18-10-2014, Cuarto Poder).
En este sentido, el actual presidente del Banco Central Europeo, Mario
Draghi, en cuyo currículo figura haber sido dirigente de Goldman Sachs, o
el ministro de Economía, Luis de Guindos, antiguo director de la filial
en España y Portugal de Lehman Brothers, ofrecen un flanco mucho más
vulnerable para acceder al corazón de la trama que Mariano Rajoy o Pedro
Sánchez. Pero si hay algo que debería enseñarnos la fulminante
irrupción de Ciudadanos (además de que Podemos no tiene el monopolio de
los relámpagos), es que los tentáculos de la trama están demasiado
instalados en la industria de la comunicación como para ser ingenuos al
respecto. Por tanto, es necesario ampliar la línea del frente.
Y en este
sentido tiene razón Miguel Urbán cuando dice que Podemos tiene que
tener «mil pies en las calles», de acuerdo a las prácticas y el «estilo»
del 15M, las mareas y, en definitiva, el conjunto de la movilizaciones
sociales (04-05-2015, Público). No se trata de que Iglesias esté
equivocado cuando señala la importancia estratégica de construir un
relato coherente, capaz de disputar la centralidad del tablero político
(20-04-2015, Público). Sino de que las dos posturas que
representan Urbán e Iglesias están condenadas a entenderse, porque hace
falta un relato que inspire a la movilización social, pero hace falta
también una movilización social que sostenga al relato. No se puede
prescindir de los medios de comunicación, pero tampoco se puede esperar
que hagan el trabajo que corresponde a los movimientos sociales. En
resumen, comunicación y movilización deben ir de la mano, pero no
subordinando la movilización a las necesidades de la comunicación, sino
poniendo la comunicación al servicio de la movilización.
Esto
nos lleva a nuestra última consideración, no por ello, menos importante.
La batalla profunda implica también una carácter defensivo, porque
identifica dónde se encuentran los elementos estratégicos propios
cruciales que deben ser protegidos del ataque del enemigo (Somiedo
García, 2013, 5-6). Podemos, al concentrar su estructura de dirección,
ha ganado en operatividad lo que ha perdido en seguridad. Mientras que
la trama del poder se esfuerza por difuminarse y permanecer en un
segundo plano, Podemos se ha empleado a fondo para conseguir justo lo
contrario: constreñir su centro de gravedad y exponerlo públicamente.
Pero se trata de dos cosas distintas. La transparencia es un valor
político al que conviene aferrarse, pero la concentración del poder, en
el sentido de estrechar los límites de su reparto, conlleva más riesgos
que beneficios. Hay muchas razones por la que Podemos debería ganar en
horizontalidad, pero una de ellas es puramente estratégica. Ampliar los
ámbitos de decisión, fomentar la pluralidad interna, establecer alianzas
con otros actores políticos y sociales, no solo contribuirá a mejorar
su funcionamiento democrático, lo cual ya de por sí redundará en
beneficio de sus vínculos con el movimiento social, sino que hará más
fuerte a su dirección, porque tendrá más recursos, y mejor distribuidos,
con los que afrontar las situaciones de riesgo. La batalla profunda
contra Podemos no se detendrá con Juan Carlos Monedero, sino que es
previsible que continúe buscando nuevos puntos de penetración entre sus
figuras más destacadas.
La unidad popular debe tener un centro
de gravedad, pero los que interpretan de manera estrecha el sentido de
la palabra centro andan tan desencaminados como los que reducen la
unidad del pueblo a la simple unidad. El pueblo no habita en un solo
lugar, y su centro de gravedad, tampoco debería hacerlo.
(*) Miembro de IU-Verdes en la Región de Murcia
Nota:
Los datos sobre el arte operacional soviético y la Blitzkrieg
alemana los hemos obtenido fundamentalmente de J. Veramendi y J. P.
Somiedo en los artículos señalados en la bibliografía. Una información
más detallada se puede encontrar en Naveh (1997). Todas las
extrapolaciones e interpretaciones políticas que realizamos aquí a
partir de estas informaciones son evidentemente responsabilidad nuestra.
Bibliografía:
Gramsci, A. (1980), Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, traducción y notas, José Aricó, Madrid, Ediciones Nueva visión.
Naveh, S. (1997), In Pursuit of Military Excellence. The evolution of operational theory, Cummings Center Series.
Somiedo García, J. P. (2013), «Simultaneidad operativa y su aplicación a operaciones no lineales de amplio espectro y a la lucha contraterrorista», en Documentos de Opinión, nº 85, Instituto Español de Estudios Estratégicos.
Fuentes de información electrónicas [obtenidas en consulta del 17-05-2015]:
De Cuarto Poder [http://www.cuartopoder.es/]:
Monereo, M. (05-05-2015), «Podemos y la táctica de los generales rusos».
— (18-10-2014), «La corrupción como instrumento político e ideológico de los poderes económicos: la trama».
De GEHM. Grupo de Estudios de Historia Militar [http://www.gehm.es/]:
Veramendi, J. (30-01-2013), «El Arte Operacional del Ejército Rojo».
— (01-02-2013), «Masa y velocidad. El manejo operacional de los Carros de Combate en el Ejército Rojo».
— (04-02-2013), «Maskirovka y Razvedka, o como engañar al enemigo sin ser engañado».
— (06-02-2015), «Y los alemanes. La guerra móvil operacional conocida como Blitzkrieg».
— De Público [http://www.publico.es/]:
Iglesias, P. (20-04-2015), «La centralidad no es el centro».
— (03-05-2015), «Guerra de trincheras y estrategia electoral».
Urbán, M. (04-05-2015), «Podemos. Debates y elecciones».
martes, 19 de mayo de 2015
El PSOE critica que el PP "utilice el nombre de prestigiosos profesionales para recobrar la credibilidad perdida"
MURCIA.- La coordinadora de campaña del PSRM-PSOE de la Región de Murcia, Presen López, ha manifestado ante las sucesivas "advertencias de caos del Partido Popular", que a lo que tienen que temer los ciudadanos "no es al cambio, sino a la corrupción y a un candidato bajo sospecha, como el que presenta el Partido Popular para dirigir la Región". Así, censura que el PP "haya utilizado el nombre de prestigiosos profesionales de la Región para recobrar la credibilidad perdida".
"El cambio que el PSOE representa es el que quiere la gente y el
que se va a producir el próximo domingo 24 de mayo, echando al PP del
'status quo' en el que está instaurado y que sólo han utilizado para su
interés y para beneficiar a sus afines", denuncia públicamente.
Al
hilo, ha insistido en que "a quien hay que tenerle miedo es a quienes
manipulan a la gente, usando sus nombres para sus intereses partidistas,
y que lo hagan sin el consentimiento y tergiversando la realidad,
faltando a la verdad y apropiándose de las facetas personales y
profesionales de la gente, en un intento de recuperar la imagen y la
credibilidad que este partido ha perdido".
La coordinadora de la campaña socialista ha criticado que el Partido Popular "lleva 20 años
mintiendo a los ciudadanos de la Región de Murcia", por lo que considera
que "es una auténtica vergüenza que hayan usado así a personas en su
campaña electoral, máxime al tratarse de personas con reconocido
prestigio, que representan a colectivos sociales o entidades que, por
supuesto, también colaboran con otras fuerzas políticas, y que lo único
que pretenden es aportar su trabajo y valía desde todos los puntos de
vista por el interés general de su Región".
Presen López ha dicho
que el PSOE "juega limpio y por eso es garante de derechos y libertades,
además de ser un pilar esencial en la creación del estado del
bienestar. Por eso representa al cambio seguro que la Región de Murcia
necesita".
Víctor Martínez (PP): "Lo único oscuro que hay en la Región de Murcia es el Pacto de 'Ciudadanos', PSOE y 'Podemos'"
MURCIA.- El portavoz regional del Partido Popular, Víctor Martínez, ha
respondido este martes al candidato del PSOE a la presidencia de la
Comunidad, Rafael González Tovar, que "lo único oscuro que hay en la
Región de Murcia es el Pacto de Ciudadanos, PSOE y Podemos".
Cabe
recordar que González Tovar ha advertido este martes que "a lo único que
tiene que temer la ciudadanía es a la corrupción y a políticos que sólo
gobiernan para sus intereses y no para el de la mayoría", por lo que ha
animado a la ciudadanía a que dé su confianza al PSOE "para llevar a
cabo la regeneración necesaria de las instituciones y que acabe un
período monolítico y oscuro de 20 años de PP".
En este sentido, el
portavoz 'popular' ha advertido de lo "perjudicial" que sería para los
intereses de la Región un tripartito entre Ciudadanos, Podemos y PSOE,
después de que éstos hayan alcanzado "un acuerdo de espaldas a la
sociedad".
Martínez considera "contradictorio" que hable de
regeneración "quien representa más que nadie la vieja política en la
Región de Murcia", en alusión a las declaraciones de González Tovar,
quien precisamente fue el delegado del Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero en Murcia "en la peor etapa que recordamos, una etapa en la que
siempre antepuso los intereses del PSOE y de Zapatero a los intereses
de todos los murcianos", ha afirmado.
"Tovar representa el fin de
los trasvases para Murcia, el aplauso a la peor financiación autonómica
posible y el bloqueo a la llegada de la Alta Velocidad a Murcia,
Cartagena y Lorca", ha subrayado Martínez, para quien "de lo único
oscuro que ahora puede hablar González Tovar es del pacto Ciudadanos,
Podemos y PSOE".
El portavoz ha asegurado que "la sociedad nos
pide transparencia, participación, oportunidades, estabilidad, una nueva
etapa con nuevos equipos y proyectos como el de Pedro Antonio", ha
concluido.
El PP advierte que votar a C's "es abrir la puerta a que gobierne el PSOE en Murcia y dar oportunidad a Podemos"
MURCIA.- El candidato del PP a la Presidencia de la Región, Pedro Antonio
Sánchez, ha advertido este martes que "votar a Ciudadanos es abrir la
puerta que gobierne el PSOE en la Región, ya que está dirigido por un
grupo de personas que vienen de UPyD y se declaran de izquierdas". En
definitiva, señala que "es dar oportunidad a un gobierno tripartido con
Podemos y PSOE y eso es así de claro".
Por ello, ha llamado a que el domingo, día de las elecciones, se
reflexione para evitar que en Murcia "ocurra lo mismo que en Andalucía",
porque, ha defendido, "aquí hay una opción, que gobierne el PP con un
nuevo equipo, con ideas claras y un proyecto de región".
"Hemos
conseguido salir adelante con dificultades y errores pero somos un
proyecto seguro", ha abogado.
Frente a la posibilidad de que
gobierne un tripartido o no haya gobierno, Pedro Antonio Sánchez ha
defendido el proyecto de los 'populares' murcianos y ha dejado claro que
"hay cientos de razones para votar al PP, porque salimos adelante,
hemos vuelto a hacer las cosas mejor y unos crean crisis y otros las
resolvemos y con nuestros defectos, que con humildad tenemos que
reconocer, somos el proyecto más fiable".
Para concluir, asegura
que el PP "se ha renovado con nuevas ideas y un proyecto claro de región
y lo demás es marketing, inseguridad, un experimento y con mi región no
quiero que se experimente".
'Podemos' exige a Rajoy una respuesta clara sobre la posible imputación del candidato del PP, Pedro Antonio Sánchez
MURCIA.- Con motivo de la "repentina" visita de Mariano Rajoy a Murcia, el
candidato de Podemos a la presidencia de la Región, Óscar Urralburu, ve
necesario "que el presidente del Gobierno explique a todos los murcianos
y murcianas, cuál es exactamente la situación judicial de Pedro Antonio
Sánchez, el candidato del PP".
Debido al 'caso Auditorio', y según las pruebas aportadas por el
Ministerio Fiscal, Podemos considera que si los cauces legales hubieran
seguido su curso ordinario, el candidato del Partido Popular, habría
sido imputado en plena campaña electoral.
Dado que nadie en el Partido
Popular de Murcia ha dado ninguna explicación al respecto, Urralburu
considera que corresponde al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dar
la cara. "La gente tiene que saber si el candidato a las elecciones del
Partido Popular en Murcia, debe estar imputado y Rajoy, como máximo
responsable político de este país, debe dar una respuesta firme y clara a
todos los murcianos".
"La semana pasada en Cieza vimos como la Sra. De Cospedal se negaba a
dar explicaciones a la prensa y comparecía a través de una pantalla de
plasma. Pedro Antonio Sánchez no ha dado ninguna respuesta acerca de su
posible condición de imputado. Y hoy, Mariano Rajoy visita Murcia,
prácticamente en secreto, sin que los murcianos y las murcianas tengan
noticia de la naturaleza y los intereses de esa visita".
Urralburu ha
afirmado que "ya está bien del oscurantismo del Partido Popular", ha
hablado de la necesidad de la gente de que sus políticos dejen de
esconderse y rindan cuentas, y ha concluido reiterando su exigencia a
Mariano Rajoy de que "ya que ha venido hasta aquí, no se vaya de esta
Región sin dar explicaciones".
Las Juventudes Comunistas de la Región de Murcia denuncian la injusticia que supone la ley electoral autonómica
MURCIA.- Las Juventudes Comunistas de la Región de Murcia arrojan una
provocadora pregunta en la campaña que han lanzado recientemente
para concienciar a los votantes acerca de la citada ley: "¿Sabías qué
nuestra Comunidad Autónoma tiene la ley electoral más injusta de todo el
Estado?"
Nuestra legislación electoral data de 1987, cuando fue
aprobada por el PSOE, entonces en el gobierno, aunque sus sucesor en el
poder, el ahora eurodiputado imputado Ramón Luis Valcárcel, la mantuvo
vigente.
Las Juventudes Comunistas califican a la ley de injusta y
para ello se valen de contundentes argumentos: "impone un umbral mínimo
del 5% de los votos válidos regionales para poder alcanzar
representación; fija para la Asamblea Regional un número total de
escaños -45- muy reducido; divide el marco territorial provincial en 5
circunscripciones; y, por último, utiliza el sistema D'Hondt para la
conversión de votos en escaños, que favorece al reparto de los partidos
que obtengan más voto en detrimento de otros sistemas de reparto más
proporcionales".
En definitiva, afirman que "la suma de estos cuatro
elementos supone una perversión tremenda de la voluntad del pueblo a la
hora de votar".
Parece, pues, una evidencia que la ley electoral
"beneficia a los grandes partidos, representantes de la oligarquía
económica murciana, ayudándoles a mantenerse en el gobierno de lo
público quiera o no la mayoría social".
Desde la Unión de
Juventudes Comunistas de la Región de Murcia vuelven a denunciar de esta
forma la injusta ley electoral y el déficit democrático que vive
nuestra Región.
Concluyen su comunicado afirmando que "tenemos claro
que, con tantas trabas legales, la fuerza del cambio está en el pueblo
organizado y unido en la lucha por nuestro derechos y la conquista por
una verdadera democracia.
'Ahora Murcia' firma ante notario su código ético y su programa electoral
MURCIA.- 'Ahora Murcia' considera primordiales la honestidad y la transparencia,
fundamentales en el 'contrato' electoral establecido con sus votantes, y
por ello esta mañana ha realizado un acto que refleja este firme
compromiso: la firma ante notario de su programa electoral y su código
ético.
De esta forma, la candidatura municipal encabezada por Alicia Morales
se compromete ante los ciudadanos y ciudadanas a las acciones que
llevará a cabo y apoyará durante toda la legislatura, además de cuáles
son los valores y comportamientos que regirán en todo momento su
política y su labor en el Ayuntamiento murciano.
Ahora Murcia considera que la ciudadanía está exigiendo una
regeneración en la política y que las formaciones tomen medidas
contundentes de transparencia y buena gestión que permitan recuperar la
confianza hacia los políticos y dirigentes.
El código ético de Ahora Murcia, que puede contemplarse en la web de
la formación, se compromete a promover la participación política de
las mujeres, un hecho que ya ha puesto en práctica con su lista
electoral, que está encabezada por dos mujeres, algo único en la Región.
Ahora Murcia se compromete a exigir que la elección de candidatos y
candidatas a cualquier institución de representación política se lleve a
cabo mediante elecciones primarias o candidaturas de consenso. También
destaca que no se acudirá a financiación bancaria.
La candidatura se compromete a llevar a cabo una serie de medidas
orientadas a que la política deje de ser un espacio al servicio de
intereses privados; así, habrá una limitación salarial para cada nivel
de representación; una limitación sobre el número de funciones públicas
que pueda desempeñar una única persona; la renuncia a cualquier
privilegio jurídico o material, o el compromiso a la rendición de
cuentas a lo largo y al final de su actividad como representante.
Ahora Murcia también impedirá el acceso al sector privado que guarde
relación con los intereses del cargo público desempeñado con
anterioridad, así como a cualquier consejo de administración de empresas
de sectores estratégicos, además de evitar la contratación pública con
empresas con las que el miembro de Ahora Murcia o sus familiares puedan
tener algún tipo de interés económico. Además, entre otras medidas
adicionales, habrá una limitación de ocho años en los mandatos en cargos
públicos o internos del partido.
La Comunidad Autónoma desmiente enajenación de patrimonio público a favor del Obispado
MURCIA.- La Consejería de Economía y Hacienda desmiente rotundamente las
noticias e informaciones que se están difundiendo sobre la intención de
la Comunidad Autónoma de vender al Obispado el edificio que actualmente
comparten la Escuela Superior de Arte Dramático y el Conservatorio
Superior de Danza de Murcia, así como el Instituto de Enseñanza
Secundaria Licenciado Francisco Cascales.
Ni la Consejería de Economía ni el Consejo de Gobierno de la
Comunidad Autónoma han adoptado acuerdo alguno sobre su eventual
enajenación, ya sea directa o en pública subasta. Así mismo, es también
falso que la Administración regional haya recibido alguna oferta para la
adquisición del instituto.
De hecho, para el curso que se inicia en septiembre, la Consejería de
Educación, Cultura y Universidades implantará el horario vespertino en
el IES Cascales, comenzando con 3° de ESO. El objetivo de esta
iniciativa es responder a la demanda de las familias de los alumnos del
Conservatorio de Danza, para que puedan compatibilizar mejor ambas
enseñanzas.
De hecho, la Consejería de Educación trabaja en la planificación para
implantar un sistema similar de 'Horarios Integrados' como el que ya
existe para los estudiantes de los conservatorios superiores de Música
de Murcia y Cartagena, que siguen sus estudios en los IES El Carmen de
Murcia y Ben-Arabí de Cartagena.
Desde la Comunidad Autónoma se lamenta profundamente la difusión
malintencionada de noticias no contrastadas, que no corresponden, en
absoluto, a la verdad y que han producido malestar e inquietud entre las
familias y los estudiantes de la Escuela Superior de Arte Dramático de
Murcia, el Conservatorio de Danza y el IES Licenciado Francisco
Cascales.
'Ganar la Región' denuncia el intento de agresión de un diputado del PP al concejal de IU-Verdes en Cehegín
MURCIA.- Ganar la Región de Murcia, coalición formada por IU-Verdes,
Alternativa Socialista y ciudadanos independientes, ha denunciado hoy en
rueda de prensa un intento de agresión del diputado del PP Gregorio
Morales al concejal de IU-Verdes en el Ayuntamiento de Cehegín y
candidato a la alcaldía por Ganar Cehegín, José Santos Abril.
Según la denuncia presentada por Abril ante la Guardia Civil, los
hechos tuvieron lugar al finalizar un debate en el
centro cultural Adolfo Suárez entre los diferentes candidatos de las
formaciones políticas a la alcaldía del Ayuntamiento de ese municipio,
cuando Morales le "agarró por el brazo" hasta llevarlo "a empujones"
tras el telón.
Allí, el diputado popular "comenzó a proferirle insultos en repetidas
ocasiones, siendo estos 'Eres un ignorante o un hijo de puta'", señala
la denuncia.
Abril ha asegurado que el motivo de la actitud de Morales fue "haber
hecho alusión durante el debate hacia su labor como cargo público", pero
"en ningún caso fue injuriante", como así se puede demostrar en el
visionado del debate, que fue retransmitido por un medio de comunicación
local.
Varios asistentes e intervinientes fueron testigos de los hechos, e
incluso uno de ellos intervino para evitar una "mayor alteración del
orden e incluso alguna agresión física".
El concejal de IU-Verdes ha manifestado que Morales acudió al debate
como asistente y que, tras el mismo, el diputado popular "se abalanzó
hacia el escenario donde estábamos los candidatos saludándonos, me
agarró del brazo, me introdujo detrás de unas cortinas y allí se dedicó a
insultarme".
Según Abril, "no se llegó a consumar la agresión porque había bastante personas entre el público que lo impidieron".
La formación de izquierdas esperó unos días hasta interponer la
denuncia "para, entre otras cosas, ver si existía algún tipo de
arrepentimiento o algunas declaraciones por parte del PP o del propio
Morales", pero no ha recibido ninguna petición de disculpas.
Para José Luis Centella, diputado de IU y secretario general del
Partido Comunista de España (PCE), "es sorprende que a estas alturas del
siglo XXI ocurran estos hechos", y ha exigido al presidente del PP,
Mariano Rajoy, que "se pronuncie" al respecto.
"Rajoy y el PP, que tantas veces ha puesto a la Región de Murcia como
ejemplo de su política, algo tendrá que decir sobre este hecho que no
es puntual ni se refiere a una persona anónimo, sino a un cargo del PP, y
por tanto, es ese partido quien tiene que tomar cartas en el asunto".
El silencio, a juicio de Centella, "sería complicidad".
Por su parte, el candidato de IU-Verdes-AS/Ganar la Región de Murcia a
la Presidencia de la Comunidad Autónoma, José Antonio Pujante, ha
apuntado que los hechos se han producido en un contexto de "fuerte
presión" para "silenciar" a la coalición.
"Desde luego, a nosotros no nos va a callar nadie, ni por agresiones,
ni por presiones ni por silenciamientos intencionados que se están
realizando en los últimos días", ha sostenido Pujante.
El candidato ha insistido en que "en la medida que desde Ganar la
Región de Murcia criticamos y ponemos en cuestión a los poderosos, los
poderes económicos, estos se remueven e intenten callarnos por todos los
medios y no lo van a conseguir".
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