MURCIA.- Joaquín Bascuñana, todavía delegado del Gobierno, regresaba de las fiestas de su pueblo, Molina de Segura, cuando cerca de las dos de la madrugada del domingo el coche en el que viajaba con su mujer, acompañados de otra pareja, se topó
con un control de alcoholemia a la salida de la población.
La Guardia Civil lo había montado en la antigua carretera N-301, más conocida como la 'antigua
carretera de Molina'. La primera
reacción de Bascuñana, que ocupaba el asiento del copiloto, fue requerir
al agente que se había aproximado al vehículo a que le diera «las
novedades».
Una exigencia que causó extrañeza al guardia civil y que le
habría llevado a responder que no tenía por qué dar novedades a nadie, y
menos sin que se hubiera identificado previamente, según relata 'La Verdad'.
Fue entonces cuando Bascuñana, «en
tono autoritario», informó al funcionario de que estaba hablando con el
delegado del Gobierno y, tras negarse a mostrarle el DNI, descendió del
vehículo y lo conminó a gritos a ponerse firme en su presencia.
La actitud del delegado, que rechazaba cumplir con su obligación
legal de identificarse y que seguía instando a viva voz al guardia civil
a que se cuadrara, llevó a este agente a pedir al responsable del
control que se acercara. La situación tampoco mejoró, pues el delegado
del Gobierno habría insistido en su negativa a identificarse con un
documento oficial.
Finalmente, después de unos minutos de tensión, y con el fin de
evitar que el incidente fuera a más, los agentes optaron por permitirle
que se marchara del lugar.
Fuentes conocedoras del suceso confirmaron
que lo hizo sin haber enseñado su DNI. Tampoco se requirió al conductor
para que se sometiera a la prueba de alcoholemia, aunque aseguraron que
éste no mostraba signos de haber bebido.
Lo contrario que aparentaba Bascuñana, según las mismas
informaciones, que señalan que ofrecía «signos bastante evidentes» de
estar bajo los efectos del alcohol, entre ellos un «deambular
vacilante».
El conductor, sobre cuya actitud no existe reproche alguno, era
-según esas fuentes- su abogado defensor y actual el secretario general de la Delegación del
Gobierno, Fernando Mateo.
Una vez concluido el servicio, los guardias civiles que se vieron
involuntariamente inmersos en el incidente redactaron una nota interna,
ofreciendo detallada información sobre los hechos. Un escrito que deberá
ser remitido por el coronel jefe de la Comandancia de Murcia a la
Dirección General de la Guardia Civil para su conocimiento y análisis.
La negativa a identificarse de Bascuñana
no le supuso denuncia alguna ni detención, según consta en la citada
nota interna elaborada por los agentes que participaron en el control de
tráfico. En dicho documento, los miembros del instituto armado detallan
que el político les llegó a gritar y a dar órdenes. No
obstante, el capitán de Tráfico en la Región, que se desplazó al lugar
del incidente, ordenó que se le dejara marchar, si bien indicó a los
agentes que elaboraran el citado documento para dejar constancia de lo
sucedido, según 'La Opinión'.
En el documento interno elaborado por
los agentes también se pone de manifiesto que el delegado presentaba
síntomas evidentes de poder encontrarse bajo los efectos del alcohol.
Ante
la actitud de Bascuñana, el guardia le pidió que se identificara con su
DNI. Pero éste se limitaba a decir su cargo, negándose a facilitar el
documento nacional de identidad. Exigió asimismo al agente hablar con su
superior, tal y como consta en el documento elaborado por los
responsables del control.
Ante la insistencia del delegado, acudió el jefe del servicio de control, quien una vez más le pidió que se identificara mientras Bascuñana continuaba sin hacer el más mínimo ademán de entregar su carné.
En esta situación, los miembros de la
Guardia Civil presentes en el altercado deciden ponerse en contacto con el máximo responsable de tráfico en ese momento,
un capitán, quien se desplazó al lugar del incidente y optó finalmente
por dejar marchar al delegado.
Tras el altercado, finalmente, ni siquiera el conductor con el que viajaba Bascuñana se sometió al control de alcoholemia.
Distintas
fuentes consultadas en la Guardia Civil indicaron que «cualquier
ciudadano tiene la obligación de identificarse si se lo requiere un
agente de la autoridad; resistirse conllevaría habitualmente su
detención», indicaron.
Al parecer, Bascuñana habría estado acompañado durante las fiestas de Molina, entre otros incondicionales, por el empresario del transporte y destacado militante del PP regional, José Filardi.
Versión de Bascuñana
El delegado del Gobierno, Joaquín
Bascuñana, desmintió y rechazó en su totalidad el contenido de la nota
interna de la Guardia Civil sobre los hechos en los que se vio inmerso
el sábado por la noche. Sí confirmó, no obstante, que iba como copiloto en un vehículo.
«Una vez que
nos pararon, y después de que el agente observara al conductor y al
resto de los ocupantes del vehículo, nos dijo que siguiéramos adelante.
Yo, como siempre hago cuando hay algún control policial, le pregunté:
¿Alguna novedad? Lo único que quería saber es si ocurría algo importante
o se trataba de un control rutinario y únicamente empleé los términos
que suelo usar en situaciones similares. Era una cuestión de cortesía.
Se trata de la fórmula que utilizamos para saber qué sucede en ese
momento. Y, como delegado del Gobierno, me parece que es lo que debo
preguntar, por si puedo ayudar en algo», aseguró a 'La Opinión'.
Ante la
afirmación del informe de los agentes, en el que se sostiene que no se
quiso identificar, Bascuñana asegura que «ante la dificultad de que no
me pudieran reconocer dentro del coche, salí del vehículo y le dije que
era el delegado del Gobierno. Me di cuenta de que no me había
reconocido, pero no me pidió ningún documento y el tema no fue a más.
Tanto es así que, cuando todo quedó perfectamente aclarado, me despedí
del agente dándole la mano. En ningún momento falté al respeto a ningún
guardia civil ni le grité».
En cuanto a la referencia que hace en la
nota sobre el estado del delegado del Gobierno, este aseguró tajante:
"Iba en perfectas condiciones. Yo no conducía, pero es que además no
suelo beber".
Según la versión de Joaquín Bascuñana, que se mostró
especialmente contrariado por el informe de la Guardia Civil, los hechos
sucedieron en apenas unos minutos y no se produjo ningún atasco en la
rotonda.