Los máximos
ejecutivos de la banca española han coincidido en constatar que ya
resulta evidente el cambio de ciclo económico en el que el sector prevé
elevar la concesión de créditos y aumentar el dividendo por la mejora
del entorno. Pero representantes de estas mismas entidades alertan de
que el exceso de liquidez no se va a traducir en aumento del crédito a
particulares, a la vez que podría conllevar consecuencias negativas para
los ahorradores, como por ejemplo la rebaja de la remuneración de los
depósitos. A día de hoy los bancos descartan cobrar por ellos.
Con
ocasión del XX Encuentro del Sector Financiero organizado por
Deloitte y ABC, ejecutivos de las principales entidades
financieras españolas han expresado su percepción de que la
abundancia de liquidez supone un reto para la gestión de las
entidades y puede conllevar una limitación de la rentabilidad
para los ahorradores, aunque a día de hoy descartan que en España se
pase a cobrar por los depósitos.
El director general de
Negocio del grupo CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz, ha expresado que el
exceso de liquidez existente en el mercado puede acabar
suponiendo un coste en vez que una fuente de ingresos. No se
recuerda una abundancia de estas características en el mercado
español, según el ejecutivo de la primera entidad financiera
española, hasta el punto de que los bancos ya no buscan los ahorros de
los clientes en cuentas corrientes o en depósitos a plazo, porque
hay que remunerarlos, mientras las entidades se pueden
financiar mucho más barato gracias a las actuaciones del Banco
Central Europeo.
Por eso la estrategia de las entidades pasa
por lograr traspasar esta liquidez de depósitos con coste para las
entidades a los que les generan beneficios a través de las
comisiones como son los fondos más diversos y los nuevos productos
que tratan de vender a sus clientes.
Además alertan de que el
exceso de liquidez no puede traducirse en crédito para no caer en
el error de prestar sin garantías. La previsión de los primeros
ejecutivos del sector es que el crédito aumente un 10 %, pero sobre
todo será para los proyectos de las PYMES. Los particulares tendrán
que seguir ofreciendo muchas garantías.
Junto al optimismo
por el cambio de ciclo perviven las alertas del Fondo Monetario
Internacional que a partir de mañana celebra su reunión de primavera
en Washington. La alerta al presentar las previsiones en su informe
de ‘Perspectivas económicas globales’ es muy importante.
La
institución que dirige Christine Lagarde alerta de los riesgos que
van a suponer la caída de la productividad y el aumento del
envejecimiento de la población. Sus recetas para afrontarlos son
fomentar la innovación, promover la inversión en capital
productivo y contrarrestar el impulso negativo del
envejecimiento.
Según el FMI “la recuperación global
continúa, pero es moderada y desigual. En demasiadas partes del
mundo no es lo suficientemente fuerte. En demasiadas partes del
mundo, la gente no la siente lo suficiente. Además, los riesgos
financieros y geopolíticos han aumentado”.
A estas
previsiones más pesimistas del FMI que las emitidas en el otoño
pasado se une el temor de que China pierda más de medio punto
porcentual en su ritmo de crecimiento y que caigan los beneficios
empresariales en las empresas de EEUU.
Precisamente esta
semana comienzan a presentar los datos las grandes entidades
financieras de la zona. Si se confirmara que sus beneficios
sufren un recorte podríamos estar ante una nueva fase de recesión.
Dos trimestres seguidos de recesión de las grandes empresas
norteamericanas será la primera vez que sucediera desde la Gran
Recesión en los años 30 del siglo pasado.
Podría hacerse
realidad el titulo del libro del principal consejero económico de
François Mitterrand que vaticinaba hace dos lustros que en ‘10 años,
todos arruinados’.
(*) Periodista