MADRID.- ¿Son las televisiones autonómicas un lujo, como opinó hace poco una dirigente del PP? ¿Desangran las cuentas regionales, como dijo un presidente autonómico? La crisis ha abierto el debate sobre la continuidad o privatización de unos canales que gestionan un presupuesto superior a los 1.600 millones de euros.
Es una de las grandes cifras de las televisiones autonómicas, que, además, dan empleo directo a unas 10.000 personas, aunque sus pérdidas superan los 1.700 millones de euros.
En prácticamente todas las comunidades puede sintonizarse un canal propio, financiado en su mayor parte con recursos públicos. Sólo Cantabria, Castilla y León, Navarra y La Rioja han renunciado a contar con una televisión autonómica.
Con mejor o peor fortuna, estas televisiones se han hecho un hueco en las audiencias, pero su alto coste ha puesto en el centro del debate la continuidad del modelo actual de gestión o la posible privatización de estos entes, sobre todo en un momento en el que la crisis económica ha mermado las arcas regionales.
Es una de las grandes cifras de las televisiones autonómicas, que, además, dan empleo directo a unas 10.000 personas, aunque sus pérdidas superan los 1.700 millones de euros.
En prácticamente todas las comunidades puede sintonizarse un canal propio, financiado en su mayor parte con recursos públicos. Sólo Cantabria, Castilla y León, Navarra y La Rioja han renunciado a contar con una televisión autonómica.
Con mejor o peor fortuna, estas televisiones se han hecho un hueco en las audiencias, pero su alto coste ha puesto en el centro del debate la continuidad del modelo actual de gestión o la posible privatización de estos entes, sobre todo en un momento en el que la crisis económica ha mermado las arcas regionales.
Las comunidades con lengua propia son las más reivindicativas con sus televisiones. Sus televisiones, dicen, tienen un objetivo claro: fomentar entre sus ciudadanos la cultura y, sobre todo, la lengua.
Un hecho diferencial que por sí mismo ya justifica la existencia de los canales autonómicos. Al menos así lo entiende el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, quien llegó a preguntarse: "¿Tiene sentido que exista una televisión autonómica en Cataluña? Yo creo que sí. ¿Tiene sentido que exista en otras comunidades donde no hay un hecho diferencial de lengua? Seguramente no".
Pero en el caso de Telemadrid, Duran ha dado en hueso. Tanto el anterior presidente de la Comunidad madrileña y actual alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, como su sucesora, Esperanza Aguirre, han defendido en reiteradas ocasiones la privatización de la gestión de ese canal.
La número dos de los populares, María Dolores de Cospedal, también ha reiterado esta apuesta y, así, en su condición de candidata a la Junta de Castilla-La Mancha, anunció que si ganaba las elecciones privatizaría el canal regional para ahorrar gastos.
Otros gobiernos autonómicos de su partido, como el gallego o el valenciano, la posibilidad de privatizar la gestión no parece que les entusiasme mucho. Así, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, opina que las televisiones autonómicas son "eficientes, útiles y están bien dimensionadas".
Para el presidente valenciano, Francisco Camps, el ente de su comunidad es un "patrimonio de los ciudadanos valencianos" y un instrumento para la "defensa" de su lengua.
Y en esa apuesta por mantener el modelo actual se encuentran también los gobiernos de comunidades históricas como el País Vasco, que consideraría un "retroceso la privatización", o Andalucía, donde se contempla la información como un servicio público.
Gracias a que la televisión de Cataluña es la única de las que emiten en catalán que mantiene buenos niveles de audiencia, la Generalitat tampoco se plantea su privatización.
Como tampoco lo prevén los gobiernos con canales más pequeños, como Asturias, Baleares o Aragón, tal y como han señalado sus responsables.
De los datos aportados por los distintos gobiernos autonómicos se desprende que el presupuesto global de todas las televisiones supera los 1.600 millones de euros, de los cuales 473 corresponderían a la Corporarciò Catalana de Mitjans Audiovisuales, que cuenta con ocho canales repartidos en siete frecuencias, en los que trabajan 2.756 personas.
Al ente catalán le sigue, en cifras absolutas de presupuesto, la Radio Televisión de Andalucía, con 232 millones para este año, dos canales y 1.630 trabajadores.
Cinco canales y una radio tiene la Radiotelevisión Valenciana, que ha reducido un 8,6% su presupuesto para 2011 hasta los 183 millones. Euskal Telebista cuenta con cinco cadenas y sus cuentas para este año ascienden a 140 millones de euros (un 3,9% menos que el pasado año). La Televisión de Galicia emite a través de ocho canales y también ha visto reducido su presupuesto (en un 11%) hasta los 121 millones.
A 131,8 millones asciende el presupuesto de Telemadrid; a 62,7 el de la Corporación Aragonesa de Radio Televisión; a 58 el de la televisión balear IB3; a 42,1 el de la de Castilla-La Mancha; a 38,6 el de la de Canarias (con una reducción del 32%); a 35,2 el de la de Asturias; a 35,1 la asignación del gobierno murciano a su televisión; y a 30 millones el presupuesto el de la Corporación Extremeña de Medios Audiovisuales.
Todas ellas han rebajado sus presupuestos como consecuencia de la crisis, pero las pérdidas que acumulan han sido objeto de crítica desde algunos sectores.
Desde la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas se ha cuantificado en 1.500 millones estas pérdidas, mientras que el que fuera presidente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, la elevó hasta los 1.650 millones para 2010.
¿Son las televisiones autonómicas un "costo innecesario", como dijo el ex presidente de la CEOE?. El debate sigue abierto.